La
campaña electoral transcurre sin mayores
novedades. Participan dos frentes supuestamente opuestos que no
marcan diferencias esenciales. Para uno lo fundamental es
ahondar en el socialismo del siglo XXI, con toda su maquinaria
de sometimiento, control y proyección que se inicia con las
misiones y concluye en los concejos comunales pasando por
cooperativas, círculos, guardias territoriales, reservas,
‘legiones extranjeras’, batallones, escuadras, pelotones y demás
tarifados.
Al otro componente
no le hace falta definición ideológica o política alguna sino
juntar fuerzas para sacar al que está. Un cambio de equipo, no
de concepciones. Por ello se le enfrenta al ‘populismo misional’
el populismo de ‘Mi Negra’.
Se actúa bajo la
creencia de que estamos ante un gobierno democrático. Y aunque
se le califica de autoritario, autócrata e inspirado firmemente
en el totalitarismo, se decide hacerle el juego democrático a
quien no tiene nada que ver con eso. Se olvida que estamos
frente a un régimen castrista que sigue los lineamientos de la
llamada revolución cubana.
Y lo
elemental es que, si esta ‘revolución
bolivariana’, es la continuación de la castrista por otros
medios, nadie sabe en que cabeza puede tener cabida la idea de
unas elecciones transparentes y limpias. Esto sería un
contrasentido que nada tendría que ver con una ‘revolución’
declaradamente castrista como la que aquí se adelanta.
¿Quién puede
concebir hoy a la ‘revolución cubana’ convocando a unas
elecciones para presidente de la República? ¿Y cómo prefigurar
un triunfo democrático de ‘las oposiciones’ en el contexto del
régimen castro-chavista imperante en este expaís? ¿Desde cuándo
el castrismo milita en escenarios electorales? ¿Cómo empeñarse
en jugar al voto en medio de una realidad controlada por quienes
se sienten dueños de Venezuela?
¿Quién entiende
este espectáculo? ¿El último de una gran programación? Detrás de
tanta distracción está escondida la tragedia que ojalá y no
tome el camino de la guerra fraticida, civil y miserable. ¿Es a
esto a lo que quieren nombrar como revolución socialista del
siglo XXI?
Ahora, si el
régimen castrista, represivo-masacrador, como lo demuestra el
11A-02, Catia, Petare, La Victoria, Kennedy y La Paragua,
convoca, organiza, administra unas elecciones democráticas, nos
coloca en un plano de total contradicción. ¿Autoritarismo
convocando elecciones transparentes?
Y si además
se da la circunstancia del triunfo del
candidato de ‘las oposiciones’ y el actual régimen procede a
pagar pacíficamente, estaremos en presencia de un cuadro
sorpresivo y sin precedentes: el castrismo haciendo gala de un
comportamiento estrictamente democrático.
Lo lamentable, en
todo caso, es que la vía del absurdo no será la que se imponga
en este cuadro histórico-electoral. Triunfará la ‘lógica
castrista’ en su tristísima versión bolivariana.
Es más que evidente,
en consecuencia, que nos esperan días muy duros marcados y
controlados por el ‘gran proyecto cubano’ que ha encontrado en
este ‘proceso’ su manera de alcanzar la sobre-vivencia. Triste y
desolador el destino de este ex-país.
¿Qué cuentas sacará
el colectivo el 03D-06 cuando actúe la maquinaria castrista del
fraude-trampa-destrucción? Desde ya está claro que las
elecciones del 03D-06, regidas por el castrismo, ya tienen
establecidos los resultados.