El
debate político en este ex-país está
materialmente clausurado. Se sustituye por el intercambio de
insultos, adjetivos altisonantes y destemplados. No hay interés
por el debate doctrinario, político o ideológico. La política es
simple negocio.
A lo largo del llamado ‘período democrático’, la
socialdemocracia y el social-cristianismo eran percibidos como
adversarios parciales. Y frente a ellos se situó el
marxismo-comunismo que terminó dividido entre radicales / duros
y blandos / pacifistas. Una separación que se aprecia muy
claramente en 1965 y hace estragos un año después, cuando se
produce la división del PCV que ve aparecer ‘el douglismo’,
como el inicio del Partido de la Revolución Venezolana (PRV). En
el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) también hay
hijos-división. Pero a corto y mediano plazo todos los partidos
y grupos ‘radicales’ acuerdan la pacificación.
Hoy una parte de esos pacificados milita como
‘oposiciones’. Un grupo importante está en el gobierno en plena
‘realización revolucionaria’. Y una fracción considerable no
está ni con unos ni con otros. Y aunque también se apoya en
el clima de ‘libertades democráticas’ existentes, tiene
conciencia del reto-desafío que le espera.
El gobierno y ‘las
oposiciones’ están conducidas por las respectivas ‘partes
revolucionarias’, de la socialdemocracia y el
social-cristianismo. En la amplia franja de la decepción la
gente está alejada del apego a doctrinas político-ideológicas.
Tiene claro, sin embargo, que la liquidación de esas dos fuerzas
es indispensable para dar paso a una emergente, capaz de
producir e impulsar una nueva política.
Hoy está establecido el fracaso del trajinado
camino ‘radical’. Vemos, no obstante, como, de manera ingenua o
perversa, se pretende jugar a la implantación de un socialismo
que logre lo inédito: eliminar la explotación. Por ello,
después del triunfo, vía trampa-fraude del 03D-06, se convocará
otra constituyente para decretar la República Bolivariana
Socialista de Venezuela. Los electoralistas socialdemócratas,
socialcristianos y marxistas derrotados siembran un nuevo y
agigantado fracaso con la convalidación-legitimación del
presente régimen al hacerle coro a su ‘acción democrática’.
Sin embargo, uno de los
dirigentes de ese imperio de la derrota señala que con la
candidatura de unidad se reivindica la política y se pone a un
lado a los poderes fácticos empeñados en naricearla. Ahora se
moverán ante tres escenarios: 1) triunfo de la oposición e
intento de desconocimiento oficialista, 2)Derrota de la
oposición que debe ser reconocida y 3) Derrota de la oposición
por el fraude del oficialismo. En los tres casos figura la
derrota de ‘las oposiciones’. Pero Petkoff advierte que se
prepararán para responder a cualquier resultado (EN, 21/08/06,
p.A/4). Para la derrota o para cobrar.
Pero el único instrumento de organización y combate que exhibe
es el voto de la emoción-manipulación. ¿Quién cobró con el
fraude del 15Ag.04 y con la abstención del 85% 04D-05? A esta
hora la decepción tiene la responsabilidad de enfrentar, vencer
y trascender los dos monstruos-obstáculos para poder avanzar
hacia la construcción de una realidad donde el triunfo no sea
derrota.