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El fanatismo criminal
por Agustín Blanco Muñoz
sábado, 21 octubre 2006

 

Uno de los rasgos fundamentales del actual cuadro político es el fanatismo. Éste constituye, en principio, una especie de patrimonio del revolucionarismo-oficialismo Recurso que  permite hacer gala de la fuerza  y hasta de la inteligencia-capacidad que no se tiene. Es la simulación y la actuación con base al más elemental subjetivismo. 

Y es que aquí la política perdió  todo acoplamiento con las ideas y la doctrina. A partir del 27F-89 dejó de tener incidencia en la sociedad venezolana. Con anterioridad, determinaba una manera de comprender la sociedad y conducir las aspiraciones-manipulaciones para alcanzar el mando-poder para una u otra clase.  

Frente al esquema socialdemócrata o socialcristiano, insertos en el liberalismo-neoliberalismo que define nuestra política desde su más temprana existencia, se levantó la propuesta marxista que impulsaba la revolución del proletariado y el enfrentamiento al poder imperialista.  

Estos dos "polos políticos" experimentan cambios sustanciales cuando se agota ‘el modelo comunista’. El ‘imperio chino-soviético-europeo’ avanza hacia el capitalismo y lo que se entendió como socialismo queda como experiencia fallida y fracasada.  Atrás queda la confrontación capitalismo-socialismo. 

El movimiento conspirativo, desarrollado aquí a partir de los 80, asume como plataforma ideológica lo que genéricamente se llama ‘bolivarianismo’: un menjurje-pasticho que, a través de todo tipo de manipulación,  junta ese pensamiento a una orientación de ‘izquierda’, antifeudal y antiimperialista que, finalmente, deviene en socialismo del siglo 21 (S-21).  

Esto no le resta importancia a las supuestas influencias que algunos ‘próceres del marxismo’ habrían ejercido sobre el hoy golpista-presidente-candidato (GPC). Porque al asumir el S-21, no rompe con el capitalismo-neoliberal-salvaje. Al contrario, se apoya en él, para alcanzar el espacio internacional que requiere para su ficción de enfrentamiento a un ‘imperio’ a quien otorga beneficios  sin precedentes.  

Por ello, al carecer de base doctrinario-ideológica, la confrontación ‘pobreza-riqueza’ debe alimentarse del fanatismo-odio, para manipular la voluntad de las mayorías.  Es la conocida política del aprovechamiento del colectivo y la compra-venta de su acción. Se genera así una pretendida inversión, altamente  rentable y reproductiva, en cuanto apoyo político-electoral al S-21. 

Al colectivo se le mueve no por ideales político-ideológico sino por ‘regalos’ y ofrecimientos. Y el arma fundamental para luchar contra todo obstáculo, es el odio, materia prima del fanatismo.  

Si a esto se une una estructura de poderes, incluyendo el militar, tendremos una resultante: está montada en este ex-país una  poderosa estructura de y para la violencia con la cual no se puede ni se debe responder de manera emocional-competitiva. Y lo que estamos viendo hoy como reacción por parte de ‘las oposiciones’ está montado sobre esas bases.  

El oficialismo no oculta su maquinaria de violencia-imposición. Incluso la describe para que se sepa como van a operar desde las misiones y los consejos comunales hasta los batallones y pelotones, destacamentos, brigadas, reservistas, guardias territoriales, fuerzas extranjeras aliadas, guerrillas amigas y frentes propios. Pero a la vez se trata de simular apelando al recurso-desfachatez de afirmar que la violencia se ejercerá con todo el amor que se requiera para la defensa del S-21. 

Y frente a estos escenarios tramposos y violentos, se levantan las ‘oposiciones’ con un señalamiento muy concreto: ganar y cobrar. Pero no se dice cómo. Apenas se le pide a la gente que se quede en las mesas a defender su voto. ¿Contra los batallones rojos dispuestos a regar la sangre que sea necesaria en defensa de ‘su revolución’?  ¿Se responderá a esta fuerza con el mismo  fanatismo, sin organización ni previsión?  

En una lucha regida por estos instrumentos es evidente que triunfará la corriente que más recursos aporte para hacer crecer el odio y la sinrazón violenta. Por ello,  “la revolución” tiene asegurado su triunfo el 03D-06. La maquinaria electoral está plenamente controlada y a la hora de cualquier descalabro actuará el aparato del odio-violencia.  

Pero dejemos claro: no llamamos a cruzarnos de brazos sino a crear nuevas políticas, a que el colectivo abra sus propios cauces de organización y conciencia que le permitan diseñar una acción capaz de enfrentar este régimen, o cualquier otro, que no provenga de un proyecto de país democrático y productivo, nacido para satisfacer las necesidades reales de ciudadanos, iguales en su diversidad, libres en su pensamiento, autónomos en sus decisiones, porveniristas en su proyección.  

Por eso insistimos, el fin de esta tragedia Venezuela no está hoy ni en los votos ni en las balas del fanatismo,  sino en el gigantesco potencial de un colectivo no dispuesto a venderse, negociar ni hacerse cómplice de ningún autoritarismo-mesianismo o manipulación-represión.

          abm333@gmail.com

 
 
 
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