Una
carta para
Pepe
Barroeta por Agustín Blanco Muñoz
lunes, 19
junio 2006
Hoy supe pepe que en medio de una constelación de almas
sin cielos ni arrabales se decidió por unanimidad hacerte
saber
que no te quedarás en los tiempos de los siglos sin expresar
el tormento de los montes que te vieron nacer en aquellos días
cuando cada uno de los transeúntes jugaba a las perinolas de
los arcángeles menores
Se decidió también nombrarte testigo de la
más plena entrega de un hombre de marcha y poesía
al reino de la eternidad de los semerucos del viento
el vino y las astromelias
Y todo para que tu vida siga plegada a las andanzas que
hicieron de tus pasos un amén sin adioses ni aluviones capaces
de ocultar los mandamientos que dictaminan los acorazados que
desgranan amoríos en cada uno de los cruceros que engalanan
los crepúsculos sedientos de un camino que ponga a andar sus
colores y destinos
Porque en cada estación estás y estarás tú
poniendo infinitos en las manos de los niños y
saludando las improntas de los luceros que dejan
caer en cada encrucijada su pedacito de gota alagrimada
que nace en el cordón de amor de las desesperanzas
Y allí estaremos viviendo contigo el refugio de las horas
y la espera de las siempre vivas manzanas de los anocheceres
en los que júpiter lanza sus emisiones de infantiles
presagios de amor
Y será así como cada uno de tus pasos pisarán
huella tras huella sin caer en la desilusión que marcan
las envidias de las emociones establecidas por los
cortocircuitos
de los cultivadores de tierras de monte y arcillas de canto y
desolación que terminan por producir una luz de voz sobre tu
permanente desacato rendido al amor y al empeño de carbón y
agua que te hace trovador mayor de los tiempos de alcabalas y
jazmines
Entonces tu silencio será el cómplice mayor de los amaneceres
y el sigilo superior de las cáscaras que los pajaritos le
regalan
a las veredas para que en cada navegación del horizonte
se sepa que andarás con tu necesidad de vida haciendo estación
en cada una de las gotas de los mediodías que van más allá
de tu silencio de marchitas intenciones
Pepe recibe un saludo y la petición formal de que me firmes
en señal de recibido este mensaje tan necesario para mí
como las palabras de las palomitas de geranios y los azúcares
de las soledades que cruzan los mares en los navíos
de tu permanente decisión de andar por estos caminos sembrados
con el porvenir de tus versos ya convertidos en trashumantes
emporios del amor que un días veremos nacer y posar
en muchas manos de tu río de música y voces
entonces tú favorecido custodio de la eternidad de la poesía
estarás obligado a seguir pontificando sobre la vida
y los espacios de amores que algún día seremos.