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¡Ahí viene el comunismo!
por Agustín Blanco Muñoz
sábado, 18 noviembre 2006

 

Hay un consistente llamado que se convirtió en una poderosa cantaleta: Debes ir a votar muy temprano y  quedarte en el lugar para cuidar tu voto e impedir el fraude. Esta vez no se trata sólo de elegir al próximo presidente sino escoger entre democracia-libertad y comunismo. Y si  no votas contra el comunismo, serás culpable de ayudar a que el ‘proceso’ alcance la destrucción del sistema vigente para implantar otro, tal y como lo anuncia el GP desde 1998 en Habla el Comandante. 

Y eso significa, entre otras cosas, eliminar| la propiedad privada,  la producción capitalista y la forma de cambio que la determina. El Estado  concentrará  los poderes y lo decidirá todo. En lo político, se impondrá el pensamiento único, basado en la ‘raíz de todos los saberes’ que tiene su fuente en  la expresión Maisanta-Mao-Zamora-Marx-Bolívar-Fidel, de donde emanará el partido único a cuyo frente estará ‘el jefe único’ (JU). 

Se implantará la Dictadura del Proletariado y un Estado tomado y dirigido por los obreros que, en definitiva, tiene la misión de liquidar progresivamente las estructuras burguesas. Es la transición hacia el comunismo, a cuyo frente estará la ‘vanguardia que nada tiene que perder más allá de sus cadenas’.  

El Estado se irá extinguiendo para dar paso a la sociedad comunista, que dejará atrás el postulado socialista de ‘a cada quien según su capacidad-trabajo’ y pondrá en vigencia el nuevo lema y ley: ‘a cada quien según su necesidad’. Atrás quedará  la lucha de clases como motor de la historia  que, con la violencia que le es propia, construyó la sociedad comunista.  

¿Esto es lo que se aspira enfrentar a punta de votos dentro de dos semanas? Este llamado  proyecto revolucionario es, por su propia naturaleza, violento. Hasta el presente no hay ningún caso de ‘revolución’ que se haya apartado de la violencia. Pero tampoco hay ninguna experiencia triunfante. Se propone entonces tomar un camino que en todo el mundo produjo un inmenso fracaso.  

Ahí quedó la concreción del muro, síntesis de la quiebra de un proyecto que jamás le dio el poder a ‘los de abajo’. Lo real y “socialista”  fue la aparición de una gran y perversa burocracia que comenzó a disfrutar de la nueva ‘experiencia revolucionaria’. 

Aquella sociedad ‘socialista’ no crea un nuevo modo de producir y ser-vivir. De allí su derrumbe y su abierta continuación en las estructuras capitalistas. Hoy los puntales de la potencia socialista, que sirvió de contra-balance en el llamado mundo bipolar, dieron paso al imperio unipolar yanqui  en cuyo mercado-portaviones están montados hoy. 

Por ello, a estas alturas ¿quién puede pensar en implantar un régimen socialista, fase de transición hacia el comunismo? El actual ‘proceso’ y su jefe único han  propugnado un  cambio de sistema que luego concretan en un tal socialismo del siglo 21. ¿Un socialismo capitalista? 

Porque todo el aparato constituyente está basado en las leyes del capital y en las más limpias líneas del neoliberalismo. De allí que vivamos el período de mayor entrega al mundo trasnacional-imperio unipolar yanqui. El último gesto ‘revolucionario’ de este proyecto ‘liberador’ esta representado por los contratos mixtos y la eliminación de los planes de la explotación de orimulsión, para acatar una decisión norteamericana de no producir lo que le pueda quitar algunos mercados. 

Aquí, en definitiva, el socialismo del siglo 21 opera como una gran cobertura. Una manera de exhibir un proyecto político e ideológico, supuestamente opuesto a la democracia de los 40 años de dominio de las cúpulas podridas, que ha servido de excusa para vender la mercancía tramposa de un ‘socialismo’ que convive con el imperio unipolar norteamericano y que sólo ha ‘socializado’ la miseria. 

Un régimen que, para garantizar su continuidad, ejerce una violencia que mezcla la versión stalinista con los aportes del totalitarismo-fascismo para crear una sociedad-Estado de un hombre y una burocracia. Es la sociedad de los rojos. Y cada día se venderá más un comunismo sin comunismo que pretende instaurarse como “democracia del militarismo-neofascismo-perversión”.  

En este marco se producirá el fraude electoral del 03D-06. ¿Se podrá evitar este camino con el ‘voto democrático’ por el “otro proyecto”? ¿O vamos hacia la legalización  de este ‘totalitarismo-autoritarismo’ revestido de democracia electoral?   

La llamada democracia de las cúpulas fue capaz de defenestrar a Carlos Andrés Pérez y permitir el triunfo del GP. Hoy, este régimen, revestido de un comunismo que no lo es, y de una fachada democrática que aplaude la inscripción del ‘rosalismo’, como su opuesto necesario ¿permitirá su sustitución pacífica en las urnas?  Y si no lo hace, como claramente lo ha reiterado el GP ¿hacia dónde nos conducirá ‘elegir’ entre dos trampas-engaños?

          abm333@gmail.com

 
 
 
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