Nadie
duda que el caso es terrible, duro. Aunque no único. Vivimos en
un ex-país tomado por el asesinato, la acción destructiva que
tiene en el 11A-02 una de sus más grandes manifestaciones.
Cuatro años después la estadística de la muerte se acrecienta. Y
ante la reacción nacional e internacional que produce el
secuestro-crimen Faddoul-Rivas, se responde, una vez más, con
una conocida expresión: se tomará medidas destinadas a enfrentar
esta violencia con mayor represión-abatimiento.
Es la misma respuesta que en la actualidad aplica esta república
de la destrucción y que tiene en el número de exterminios,
abatidos, “ajustes de cuentas”, muerte carcelaria, asesinados
sus grandes logros. La respuesta que llena los contenidos de
‘justicia’ de un Estado que hace de la delincuencia su ejercicio
ordinario y que carece de capacidad o voluntad para enfrentar
los productos criminales que se generan en su propio seno. Un
Estado delincuente que promueve y mantiene una sociedad
igualmente delincuente.
I
Entre los delitos más comunes que
registra en este medio está el secuestro. Según cifras
oficiales, el año 05 se producen 189 a nivel nacional. Los
estados Aragua con 37 y Zulia con 21 están a la cabeza de las
estadísticas. Hoy, los casos: Sindoni y Faddoul crean una gran
conmoción, tal vez por la acumulación de miedo-terror que hay en
una sociedad sometida a la angustia-incertidumbre-cansancio. En
ambos casos se aprecia un acentuado impacto.
Estos secuestros, y en particular el de los muchachos, no se
pudieron resolver. Pero el homicidio ‘se soluciona’ en cuestión
de horas. Y todo apunta a señalar que los cuerpos de seguridad
del Estado están implicados en estos crímenes.
Estamos indudablemente ante un hecho muy difícil y
controversial, en el cual abundan las interrogantes. De algunas
de estas dudas parece oportuno hacer algunos comentarios que
puedan contribuir a un debate esclarecedor.
En la carta de la madre a los secuestradores del 22/03/06 se lee
lo siguiente: ...“Ya ustedes señores secuestradores conocen a
mis hijos. Saben que no son malos y saben que nacieron para no
ser negociados (…) Si Dios los escogió para finalizar con la
misión de esas criaturas, no puedo hacer nada para evitarlo (…)
Sólo les suplico que lo hagan rápido y mientras ellos duermen,
les suplico que le den una foto de cualquier santo para que no
se sientan solos. Lo único que puedo yo hacer de mi parte es
rezarle a sus ángeles para que la subida al cielo sea rápida y
hermosa.” (EU, 05/04/06, 1-2)
Sus hijos no nacieron para ser negociados. ¿Se ajusta esta
afirmación a la realidad? ¿Por qué se vende la idea de que no se
aceptaría ningún tipo de negociación si en la práctica se
actuaba en ese sentido y dirección?
¿Es bajo la convicción de la ausencia de negociación como se
llega a la conclusión de que los hijos morirían? ¿Es por esta
razón que se procede a despedirlos y a organizar la forma como
deben morir?
¿Cómo puede una madre aceptar como inevitable la muerte de sus
hijos? ¿Es verdad que no había posibilidad de salvarlos?
Para la colectividad en general el asesinato fue un impacto
¿Pero lo fue en la misma medida para la madre que desde un
comienzo sabía que sus hijos morirían?
El caso es de una enorme y desgarradora complejidad, más allá de
las creencias religiosas que se profesen. La negociación se
produce. Y está evidenciada en la fe de vida, realizada el 09 de
marzo, y enviada por los secuestradores a los padres el 12-03 (www.eluniversal.com,
07-04-06). Uno de los hijos dice: “Mamá, papá, ellos (los
secuestradores) no van a aceptar lo que ustedes ofrecen sino lo
que exigen. Negocien rápido para que se acabe rápido esta
situación.”
Y agrega Jhon: “Nosotros sabemos del sacrificio y esfuerzo que
han hecho ustedes para tener lo que tienen, pero la vida no se
recupera. Los secuestradores invirtieron dinero para
investigarnos y llevarnos y quieren recuperarlo.” ¿Llegan a
sentir los hijos que sus padres podían negarse a seguir
negociando? ¿Está relacionada la conducta ante la negociación
con alguna estrategia policial? Y si fuese así ¿cómo explicar el
dramático desenlace?
II
Y esta situación se vuelve más
compleja cuando la familia solicita y recibe autorización de la
FGR para proceder a la cremación de los restos de los hermanos
Faddoul. El sentido común dice que el cuerpo de un delito de
tantas aristas y repercusión social no debe desaparecer, porque
se niega la posibilidad de cualquier nueva diligencia requerida
a nivel del expediente que se elabora.
Consultamos un grupo importante de penalistas y ninguno vio
coherencia-pertinencia en la actuación del funcionario estatal.
Gustavo Rodríguez (EU, 07/04/06, 1-4) señala: “A los detectives
les preocupa que se autorizara la cremación de las víctimas.
Temen que durante el proceso requieran realizar experticias
posteriores a los cadáveres. Por regla general se prohíbe este
práctica hasta que el caso quede cerrado, definitivamente firme
y se condene a los imputados.”
Por todo esto no se puede menos que calificar de extraña la
actuación de la FGR. ¿Por qué se desecha una previsión? ¿Tendrá
el Fiscal la convicción de que los imputados serán
indefectiblemente condenados y que no hará falta ninguna
diligencia adicional?
¿Es este un pensamiento basado en el Derecho, en lo emocional o
en algún otro motivo? ¿Habrá que admitir que en esta
investigación hay indicios de un previo establecimiento de
responsabilidades? ¿Cómo dejar de pensar que todo se ajusta a un
orden de conveniencias?
III
En esta tragedia hay y habrá muchas
cuestiones por responder. Entre ellas, por ejemplo, las
relativas al desenlace del secuestro que toca aspectos como el
referido a la posición de los cuerpos después de más de 90 horas
del fallecimiento.
¿Por qué las policías no trabajaron la grabación-fe de vida que
envían los secuestradores el 12/03/06 y que permitía ubicar la
zona en la cual se encontraban los secuestrados? (EU, 07/04/06,
1-4).
¿Y cómo explicar que la diligencia, prontitud y ‘eficiencia’ con
la cual esos organismos detectan y apresan a los ‘responsables’,
apenas horas después del hallazgo de las víctimas, no se haya
producido para dar con el paradero de los secuestrados?
¿A quién puede extrañar que los imputados corran en Yare II el
designio de la muerte carcelaria?
¿Por qué los propios hermanos piden que el abogado de la familia
no haga más declaraciones que indispongan a los ‘agentes del
crimen organizado? ¿Por qué piden que se aclare que “en el
‘secuestro que padecen no está comprometido el Gobierno
Nacional”? (www.eluniversal.com.ve, 07-04-06) En el material se
comenta sobre los diversos contactos para determinar el precio
del rescate que finalmente se reduce a una cantidad que no
alcanzaron a entregar. ¿Qué impidió este acto y el desenlace?
¿Decisión familiar o intervención de los ‘organismos de
seguridad’?
En una primera instancia, la madre le dice, a quien califica de
‘orientador de la república’, que “Al pasar por alto y no darle
importancia a esta tortura y asesinato de cuatro personas, entre
ellos un niño con parálisis, yo, Gladys Diab, públicamente
anuncio: lo aborrezco”...
Pero al día siguiente, rectifica al señalar que se refería al
‘orientador de los secuestros en Venezuela’ y no al presidente.
Y concluye expresando el carácter humanitario del GP que no es
capaz de matar una serpiente ni una cucaracha. (RCTV, La
Entrevista, 06 y 07/04/06).
En su primera declaración dice: “Les pido a ustedes y a cada uno
de los que me están escuchando: cumplan su misión, no dejen que
la muerte de mis hijos pase al olvido. No debe pasar al olvido.
Éste es el inicio del fin de la violencia; este es el inicio del
fin del odio.” (Idem)
¿Qué la lleva luego a hacer esta petición: “yo no quiero que mi
dolor sea utilizado con fines políticos. Necesito guardar
luto.”? Da la impresión que en este terrible caso quedan muchas
preguntas que esperarán largo tiempo por respuestas.
Como contrapartida al horror-violencia que padecemos se crea hoy
una Comisión contra el crimen y se anuncia nuevas leyes e
investigaciones, inclusive de las policías, ‘para llevar el caso
hasta las últimas consecuencias’. Mientras, esta sociedad sigue
en el ciclo de la descomposición-padecimiento-destrucción.
¿Cómo levantará vuelo aquí el porvenir?