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¡El líder-buche soy yo! 
por Agustín Blanco Muñoz
martes, 14 febrero 2006

 

El GP viajó al Zulia ( ) a entregar  créditos. Un incidente  lo saca fuera de sí. Da muestras de agotamiento y de ser portador  de un gran estado de descomposición. Una especie de figura del siglo XIX y  comienzos del XX que intenta convencer   sobre la naturaleza y propiedad de su reino. 

En esta ocasión, miembros del soberano querían ser escuchados por  la única instancia gubernamental a la que aún le queda alguna credibilidad. Pero el ‘cerco de seguridad’ no les permitió hacer sus peticiones. Entonces  procedieron a gritar: “Chávez, amigo, queremos hablar contigo”.  

El estallido del jefe fue inmediato: ¡a mi no me van a chantajear. Si siguen gritando, me paro y me voy!   El GP percibe en ese momento la quiebra de su liderazgo y a  un colectivo que ya no ve en él una figura con ascendencia-autoridad, sino a quien la condición  de agente de la riqueza petrolera le permite comprar respaldo a su status. De allí su grito: ¡El líder soy yo! 

 ¿Pero quién puede concebir a un caudillo del siglo XIX explicando a la gente cómo y porque es un ‘salvador’ y reclamar a la vez respeto y consideración? A esta hora él acepta que su reino es un artículo de lujo que se basa en  un precio y no en una ascendencia. De allí su expresión: Cuando yo hablo todo el mundo debe guardar  silencio. Tienen que respetarme. La desesperación es evidente. La inseguridad cunde.  

¿Quién puede concebir a un Carlo Magno, Nerón, Napoleón,  Stalin, Hitler,  Fidel Castro o en el plano nacional a un Bolívar, Guzmán Blanco, Gómez, Pérez Jiménez o Pérez con dudas sobre  el líder? En este caso  el efecto prepotencia se invierte y  conduce  al GP a admitir que el colectivo perdió la confianza en él. 

Atrás quedó la  apoteosis  de 1998  cuando la gente delira por el ídolo-héroe.  Su discurso habla por sí solo: Esa gente quiere que yo los atienda, pero  no puedo partirme  para ir a hablar con ellos.  ¿Y la unidad caudillo-pueblo-ejército?  Una parte importante  del colectivo afecto al chavismo, pero descontento por sus ejecutorias, no votó el 04D-05 y en las actuales circunstancias no lo hará  el 03D-06. Es gente que ya no cree  en su magia y sus banderas y que sabe que aquí lo único válido es la  tarifa que no llega a todas partes debido a la multiplicidad de gastos en la inversión de compra de voluntades a nivel nacional e internacional.  

Hoy estamos antes un colectivo que se desgañita  y  un GP afirmando una condición de líder sobre la que él mismo ya duda. Y su respuesta es  un desconocimiento  al derecho de esa gente a ejercer el reclamo de ser escuchado y atendido por quien creó su instancia como la única que todo lo puede y resuelve: ¡Señores! ¡Yo soy el líder! Nunca lo olviden. 

¿Y es éste el líder que aspira lograr 10 millones de votos para zamparlos por los buches a todos los opositores? Su quiebra está a la vista. Y por ello ahora  es más que necesario mantener  la maquinaria fraude-trampa electoral para su triunfo el 03/12/06. ¿Pero habrá pensado el GP lo que se le viene encima cuando la crisis de liderazgo se junte a las luchas internas Caín/Abel, al cuadro internacional que nos ubica ahora al lado de la causa iraní, al mayor destrozo de la economía, la destrucción de una FA sustituidas por las reservas presidenciales y del orden histórico en general?  ¿Consumirá buches-fraude para la subsistencia?

          abm333@gmail.com

 
 
 
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