El
GP viajó al Zulia ( ) a entregar créditos. Un incidente lo
saca fuera de sí. Da muestras de agotamiento y de ser portador
de un gran estado de descomposición. Una especie de figura del
siglo XIX y comienzos del XX que intenta convencer sobre la
naturaleza y propiedad de su reino.
En esta ocasión,
miembros del soberano querían ser escuchados por la única
instancia gubernamental a la que aún le queda alguna
credibilidad. Pero el ‘cerco de seguridad’ no les permitió hacer
sus peticiones. Entonces procedieron a gritar: “Chávez, amigo,
queremos hablar contigo”.
El estallido del
jefe fue inmediato: ¡a mi no me van a chantajear. Si siguen
gritando, me paro y me voy! El GP percibe en ese momento la
quiebra de su liderazgo y a un colectivo que ya no ve en él una
figura con ascendencia-autoridad, sino a quien la condición de
agente de la riqueza petrolera le permite comprar respaldo a su
status. De allí su grito: ¡El líder soy yo!
¿Pero quién puede
concebir a un caudillo del siglo XIX explicando a la gente cómo
y porque es un ‘salvador’ y reclamar a la vez respeto y
consideración? A esta hora él acepta que su reino es un artículo
de lujo que se basa en un precio y no en una ascendencia. De
allí su expresión: Cuando yo hablo todo el mundo debe guardar
silencio. Tienen que respetarme. La desesperación es evidente.
La inseguridad cunde.
¿Quién puede
concebir a un Carlo Magno, Nerón, Napoleón, Stalin, Hitler,
Fidel Castro o en el plano nacional a un Bolívar, Guzmán Blanco,
Gómez, Pérez Jiménez o Pérez con dudas sobre el líder? En este
caso el efecto prepotencia se invierte y conduce al GP a
admitir que el colectivo perdió la confianza en él.
Atrás quedó la
apoteosis de 1998 cuando la gente delira por el ídolo-héroe.
Su discurso habla por sí solo: Esa gente quiere que yo los
atienda, pero no puedo partirme para ir a hablar con ellos.
¿Y la unidad caudillo-pueblo-ejército? Una parte importante
del colectivo afecto al chavismo, pero descontento por sus
ejecutorias, no votó el 04D-05 y en las actuales circunstancias
no lo hará el 03D-06. Es gente que ya no cree en su magia y
sus banderas y que sabe que aquí lo único válido es la tarifa
que no llega a todas partes debido a la multiplicidad de gastos
en la inversión de compra de voluntades a nivel nacional e
internacional.
Hoy estamos antes un
colectivo que se desgañita y un GP afirmando una condición de
líder sobre la que él mismo ya duda. Y su respuesta es un
desconocimiento al derecho de esa gente a ejercer el reclamo de
ser escuchado y atendido por quien creó su instancia como la
única que todo lo puede y resuelve: ¡Señores! ¡Yo soy el líder!
Nunca lo olviden.
¿Y es éste el líder
que aspira lograr 10 millones de votos para zamparlos por los
buches a todos los opositores? Su quiebra está a la vista. Y por
ello ahora es más que necesario mantener la maquinaria
fraude-trampa electoral para su triunfo el 03/12/06. ¿Pero habrá
pensado el GP lo que se le viene encima cuando la crisis de
liderazgo se junte a las luchas internas Caín/Abel, al cuadro
internacional que nos ubica ahora al lado de la causa iraní, al
mayor destrozo de la economía, la destrucción de una FA
sustituidas por las reservas presidenciales y del orden
histórico en general? ¿Consumirá buches-fraude para la
subsistencia?