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¡El desafío golpista del presidente!
por Agustín Blanco Muñoz
viernes, 8 septiembre 2006

 

En el discurso de ‘vuelta temporal a la patria’ (01/09), el presidente, con su alto criterio político-ideológico y militar anunció un nuevo golpe. Esta vez le pondrá la bota completa encima a su Constitución Bolivariana  y acabará con el cuentico de elecciones. Convocará un referendo para preguntarle al soberano si  quiere su mando  de por vida. El GP aspira superar a Fidel Castro y convertirse en el golpista que, por ‘mandato constitucional’, acumula más tiempo en el poder. Y con esta amenaza  desafía e intimida: además de fuerza  autoritario-militarista con firme inspiración dictatorial-totalitario tendrá  reelección presidencial indefinida.  

Sin embargo, para ‘las oposiciones’ con esta  manipulación se trata de ocultar el impacto y crecimiento del ‘candidato de la unidad’ y el propio miedo-nerviosismo gubernamental. Pero se  olvida que la proposición de presidente vitalicio (¿y hereditario?) está ligada al socialismo del siglo XXI, que inspirado  en Stalin y Mao, superaría al fracasado del siglo pasado.  

Porque ahora se piensa en llegar a la propiedad comunitaria, la economía endógena, las empresas de producción social (EPS) y el restablecimiento del trueque. Un cuadro rechazado por la gran mayoría. Todas las encuestas refieren el apego de los nacionales a la propiedad, al libre mercado y el rechazo a los controles políticos e ideológicos. ¿Para qué  amenazar entonces a los poseedores con la pérdida de sus privilegios en el socialismo? Es obvio que esta política está destinada a la militancia ya  convencida y fanatizada que ve en este proceder la decisión de enfrentar al supuesto enemigo de clases. 

No olvidemos que son millones los tarifados  dispuestos a todo sacrificio en defensa de sus misiones, cooperativas, reservas, brigadas, círculos, guardias territoriales, ‘legiones extranjeras’, centros comunales, frentes, empleados públicos controlados. Y el candidato sigue  chequera en mano para comprar más votos.  

Y ante este cuadro-desafío se levantan las voces opositoras llamando  a votar por ‘el candidato unitario’. Y ya para ellas el enemigo principal no es el oficialismo y su maquinaria de trampa-fraude sino los abstencionistas que no entienden que esta es  ‘la última batalla que tenemos para salvar la democracia’ (¿Cuál Democracia?). Se olvida que esta tragedia tiene mucho tiempo andando y que hoy, una vez más, se le quiere enfrentar con las mismas políticas del pasado. 

No hay una nueva política dispuesta para impedir el fraude. Sólo se llama a votar. ¿O es que acaso hay algún plan ‘B’ con ayuda interna / externa para producir un resultado que nada tiene que ver con urnas electorales y que utiliza otra vez al colectivo para causas que no le pertenecen? ¿Se trata  de sacar la “revolución” para implantar qué proyecto? ¿Uno que supere el reparto populista  del actual régimen? ¿Habrá que aceptar  que ya los ‘políticos de las oposiciones decidieron nuestro futuro? 

El problema no se reduce a votar o no votar. El aparato oficialista smartmatic   ganará en el marco de la ‘fiesta cívico-democrática del voto-trampa’. Lo que sigue es una tragedia que sólo podrá definir y detener el colectivo con otro desafío de  la política y con una organización horizontal capaz de sacarnos de esta condición de  ex-país.

          abm333@gmail.com

 
 
 
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