Una
amable y muy gentil lectora nos escribe para
decirnos que ha seguido nuestras publicaciones y que le parece
incorrecto que se ataque a tirios y troyanos, sin adoptar una
determinada posición. En su opinión, es inevitable estar con la
llamada revolución o con la ‘avalancha azul’ de la unidad
opositora que ya está blindada y segura de sacar al ‘tipo’ el
03D-06.
Señala que quien no
tome partido es porque no le interesa la suerte de su país y, en
consecuencia, debería guardar silencio para no influir en nadie.
Dice, finalmente, que los traidores a la patria ya son bastantes
pero que quien no esté con la oposición forma parte de los
traidores del oficialismo. Y que quien dice no estar con uno u
otro, en el fondo apoya al oficialismo-chavismo. La expresión de
fanatismo no puede ser más contundente.
El otro polo
razona de la misma manera. Quien esté con la oposición es un
simple traidor con quien se debe ajustar cuentas. Porque esa es
una oposición golpista que pretende sabotear el proceso
electoral con miras a lograr una creciente desestabilización. Y
para enfrentar se tiene la ‘marea roja’ integrada por
batallones, pelotones, destacamentos, escuadras, frentes,
brigadas, milicias, guardias territoriales, reservas, centros
comunales, círculos, misiones, cooperativas, agentes
internacionales, y los grupos solidarios del G2, iraníes,
sirios, coreanos., chinos, colombianos, latinoamericanos en
general.
La oposición, a su
vez, responderá llamando a su gente a atreverse y a cobrar, y
como respaldo algunos miembros se lanzarán a la aventura de
hacer del 03D-06 un nuevo 11A-02 sin los errores de entonces.
Como puede verse el fanatismo no puede aspirar a mejor espacio y
proyección.
Esto nos permite ver
con nitidez dónde estamos ubicados y qué nos espera para el
03/04D-06. Los escenarios no pueden ser más desalentadores. El
bonito se da con el triunfo de uno cualquiera de los candidatos
reconocido por el bando opuesto, con algunas protestas, algunas
hasta violentas, que se aplacarían con acciones antimotín de
pocas proyecciones.
El escenario
feo nos presenta a dos candidatos que desde las
primeras horas de la noche proclaman su triunfo. Pero después de
la media noche un vocero autorizado del CNE le informa al país
sobre el triunfo del candidato-golpista-presidente. Un bando
llama a luchar contra el fraude y el otro a defender su triunfo
de la vorágine opositora. La situación es difícil de controlar.
Puede ser importante el número de muertos y heridos.
El escenario trágico
se conforma desde el momento en que los dos bandos en pugna
reciben apoyo militar interno y eventualmente externo. La
confrontación es cada vez más intensa y profunda. La
idea-objetivo de liquidación puede prevalecer si cada uno de los
bandos llega a la conclusión de que no es posible restablecer la
conciliación y la paz. Son impredecibles los daños humanos y
materiales que puedan producirse.
La pregunta
es obligada: ¿No es posible pensar que ante el
cuadro de una inminente violencia y ausencia de condiciones
electorales se pueda producir el retiro del candidato opositor?
Y, por otra parte, una circunstancia como un atentado contra el
candidato-presidente, un intento de golpe o auto-golpe ¿no
podrían determinar la suspensión de acto electoral?
A lo primero hay que
responder negativamente: no habrá retiro de la candidatura de la
oposición porque, como dijo el candidato, “no se puede retirar
quien está ganando”. Y a esta hora prevalece en una parte
importante de ‘la avalancha del atrevimiento’ la convicción de
que tienen el triunfo asegurado.
Ante lo segundo hay
que señalar que estos elementos pueden ser considerados en caso
de emergencia, por uno u otro bando para provocar una situación
de mayor violencia de la cual se aspiraría sacar el mejor
provecho.
Pero ¿es posible
impedir a estas alturas el estallido de la violencia? Esto sólo
puede lograrse si se producen algunas circunstancias que amplíen
las posibilidades-realización que permitan privilegiar el primer
escenario. O que en el desarrollo inicial del segundo surja algo
inesperado que imponga un mínimo de negociación que conduzca a
un clima de paz aunque sea transitorio.
Y esto hay
que verlo con mucha claridad: de modo alguno el
03D puede significar el fin de la confrontación ya desatada.
Puede llegarse a acuerdos que pospongan transitoriamente el
conflicto, pero con este evento y con el resultado más
previsible del triunfo del oficialismo por la vía del
fraude-trampa, se inicia aquí un tiempo en el cual la violencia
será actor principal y permanente.
El oficialismo
disminuido en apoyo, y ante la necesidad de imponer su ‘modelo
de socialismo a la cubana’, se verá obligado a actuar cada vez
más apegado a la maquinaria de sometimiento-vejamen. Y en
consecuencia todos los espacios y relaciones en este ex-país
quedarán definidos-determinados por una confrontación en la que
el fanatismo fratricida estará a la orden de todas las causas
empeñadas en la destrucción.
Y
ante este terrible cuadro ¿qué hacer? Este será el tema de
nuestro próximo artículo.