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La polarización del fanatismo
por Agustín Blanco Muñoz
viernes, 3 noviembre 2006

 

Una amable y muy gentil lectora nos escribe para decirnos que ha seguido  nuestras publicaciones y que le parece incorrecto que se ataque a tirios y troyanos, sin adoptar una determinada posición. En su opinión, es inevitable estar con  la llamada revolución o con la ‘avalancha azul’ de la unidad opositora que ya está blindada y segura de sacar al ‘tipo’ el 03D-06. 

Señala que quien no tome partido es porque no le interesa la suerte de su país y, en consecuencia, debería guardar silencio para no influir en nadie. Dice, finalmente, que los traidores a la patria ya son bastantes pero que quien no esté con la oposición forma parte de los traidores del oficialismo. Y que quien dice no estar con uno u otro, en el fondo apoya al oficialismo-chavismo. La expresión de fanatismo no puede ser más contundente. 

El otro polo razona de la misma manera. Quien esté con la oposición es un simple traidor con quien se debe ajustar cuentas. Porque esa es una oposición golpista que pretende sabotear el proceso electoral con miras a lograr una creciente desestabilización. Y para enfrentar se tiene la ‘marea roja’ integrada  por batallones, pelotones, destacamentos, escuadras,  frentes, brigadas, milicias, guardias territoriales, reservas, centros comunales, círculos, misiones, cooperativas, agentes internacionales, y los grupos solidarios del G2, iraníes, sirios, coreanos., chinos, colombianos, latinoamericanos en general. 

La oposición, a su vez, responderá llamando a su gente a atreverse y a cobrar, y como respaldo algunos miembros se lanzarán a la aventura de hacer del 03D-06 un nuevo 11A-02 sin los errores de entonces. Como puede verse el fanatismo no puede aspirar a mejor espacio y proyección. 

Esto nos permite ver con nitidez dónde estamos ubicados y qué nos espera para el 03/04D-06. Los escenarios no pueden ser más desalentadores. El bonito se da con el triunfo de uno cualquiera de los candidatos  reconocido por el bando opuesto, con algunas protestas, algunas hasta violentas, que se aplacarían con acciones antimotín de pocas proyecciones. 

El escenario feo nos presenta a dos candidatos que desde las primeras horas de la noche proclaman su triunfo. Pero después de la media noche un vocero autorizado del CNE le informa al país sobre el triunfo del candidato-golpista-presidente. Un bando llama a luchar contra el fraude y el otro a defender su triunfo de la vorágine opositora. La situación es difícil de controlar. Puede ser importante el número de muertos y heridos. 

El escenario trágico se conforma desde el momento en que los dos bandos en pugna reciben apoyo militar interno y eventualmente externo. La confrontación es cada vez más intensa y profunda. La idea-objetivo de liquidación puede prevalecer si cada uno de los bandos llega a la conclusión de que no es posible restablecer la conciliación y la paz. Son impredecibles los daños humanos y materiales que puedan producirse. 

La pregunta es obligada: ¿No es posible pensar que ante el cuadro de una inminente violencia y ausencia de condiciones electorales se pueda producir el retiro del candidato opositor? Y, por otra parte, una circunstancia como un atentado contra el candidato-presidente, un intento de golpe o auto-golpe ¿no podrían determinar la suspensión de acto electoral? 

A lo primero hay que responder negativamente: no habrá retiro de la candidatura de la oposición porque, como dijo el candidato, “no se puede retirar quien está ganando”. Y a esta hora prevalece en una parte importante de ‘la avalancha del atrevimiento’ la  convicción de que tienen el triunfo asegurado.  

Ante lo segundo hay que señalar que estos elementos pueden ser considerados en caso de emergencia, por uno u otro bando para provocar una situación de mayor violencia de la cual se aspiraría sacar el mejor provecho. 

Pero ¿es posible impedir a estas alturas el estallido de la violencia?  Esto sólo puede lograrse si se producen algunas circunstancias que amplíen las posibilidades-realización que permitan privilegiar el primer escenario. O que en el desarrollo inicial del segundo surja algo inesperado que imponga un mínimo de negociación que conduzca a un clima de paz aunque sea transitorio.  

Y esto hay que verlo con mucha claridad: de modo alguno el 03D puede significar el fin de la confrontación ya desatada. Puede llegarse a acuerdos que  pospongan transitoriamente el conflicto, pero con este evento y con el resultado más previsible del triunfo del oficialismo por la vía del fraude-trampa, se inicia aquí  un tiempo en el cual la violencia será actor principal y permanente.  

El oficialismo disminuido en apoyo, y ante la necesidad de imponer su ‘modelo de socialismo a la cubana’, se verá obligado a actuar cada vez más apegado a la maquinaria de sometimiento-vejamen. Y en consecuencia todos los espacios y relaciones en este ex-país quedarán definidos-determinados por una confrontación en la que el fanatismo fratricida estará a la orden de todas las causas empeñadas en la destrucción.  

Y ante este terrible cuadro ¿qué hacer? Este será el tema de nuestro próximo artículo.
 

          abm333@gmail.com

 
 
 
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