Una
estudiante de Comunicación Social de la UCV le
exponía a sus compañeros la opinión que le merecían los actos
de violencia que en ese momento se producían en la institución:
esto es una muestra de lo que nos espera en el país. Fíjense que
es apenas un grupo de supuestos estudiantes encargados de
atemorizar con su amenaza de liquidar a lo que llaman enemigos
de la institución porque, según ellos, son afectos al
imperialismo y miembros de la CIA, infiltrados aquí en puestos
claves y, por tanto deben ser expulsados de inmediato.
Un compañero le
pregunta: ¿Pero quién te dijo a ti que de verdad son
estudiantes? Se comenta que son de una escuela de la Facultad
de Economía y militantes del ‘proceso’ que andan acompañados de
policías encapuchados y armados. El objetivo es crear líos para
que cierren de una vez la universidad porque para ellos este
lugar es una de las pocas posiciones que controla la oposición y
creen que desde aquí se pueden activar acciones de protesta a
partir del momento en el cual se den los resultados electorales.
Otra muchacha
le dice a sus amigos que lo expuesto tiene lógica porque son
muy pocas las instituciones que no están directamente en manos
del régimen. Y una cuarta voz pregunta: ¿Y no creen ustedes que
lo mejor es que nos vayamos cada quien para sus respectivas
casas?
En ese momento, la
estudiante que había iniciado la conversación, se dirige a
quienes, muy próximos, conversábamos sobre el mismo tema:
profesores, ¿cómo ven ustedes la situación? ¿No creen que aquí
puede haber más violencia y hasta producirse una tragedia? La
UTC Néstor Zerpa Cartolini y el Frente Alexis Vive dicen estar
dispuestos a practicar la justicia en forma directa, apunta otro
estudiante. ¿Qué cree usted que va a pasar? me pregunta
directamente.
Uno de
ustedes lo decía: esto que ocurre hoy 28/11 aquí
en la UCV es una especie de adelanto de lo que nos espera en el
campo de la violencia a partir del momento en el cual se
conozcan los resultados electorales. Y todo parece indicar que a
estas alturas no hay forma de evitarlo porque los dos polos de
la radicalización ya se atribuyen el triunfo y no le dan ninguna
posibilidad a la derrota. Esto quiere decir que cada posición
mantendrá que los sondeos a boca de urna le dan la victoria y no
estarán dispuestos a aceptar el dictamen del CNE. Profesor, pero
eso sería muy grave!
No tengo duda de lo
complejo y difícil de la situación. En principio todos los
escenarios terminan en violencia. Hemos hablado de un escenario
bonito-alentador que supone el reconocimiento del triunfo del
adversario y un pacífico discurrir del evento en general. Este
cuadro hasta ahora tiene pocas posibilidades.
El escenario feo y
peligroso contempla dos reacciones iguales ante un mismo
producto. En caso de que el CNE anuncie el triunfo por la vía de
la proyección del golpista-candidato-presidente (GP), en las
oposiciones se darían dos respuestas: una parte estaría
inclinada a reconocer el triunfo del adversario y llamar a la
paz-tranquilidad. La otra, la mayoritaria, cantaría el tantas
veces anunciado fraude y llamaría a la gente a la calle a
defender su voto. Y de inmediato la confrontación a niveles de
violencia creciente. Esta acción de protesta tendría apoyo de
muchos medios. La reacción del ‘aparato de seguridad’ del Estado
sería inmediata para hacer respetar la legalidad contenida en el
veredicto del CNE.
En caso de
que el CNE anuncie el triunfo del candidato de
‘las oposiciones’ habría que pensar que previamente hay un
acuerdo para aceptar el triunfo y controlar las reacciones.
¿Pero quién puede controlar a una militancia de la tarifa y la
prepotencia? ¿Qué lógica aplicar para explicarle a los
‘revolucionarios’ que el proyecto-proceso prosigue aunque esté
en la presidencia un agente de mister Danger? La violencia
adquiriría cada vez un mayor espacio.
El tercer escenario
alcanzaría los niveles más trágicos. La Fuerza Armada, cuadrada
con la tarifa-control, se situaría en el lado del apoyo a la
legalidad-CNE y contribuiría al aplastamiento de la otra
posición que también podría contar con apoyo de una fracción
reducida de la FA. Si el factor represión, apoyado en firmes
limitaciones a la libertad de expresión (Estado de Emergencia,
Toque de Queda, Censura de Prensa) controla la situación en
corto plazo, el gobierno podría detener la violencia con una
violencia mayor. Pero esto lejos de resolver la crisis la
agravaría.
¿Pero puede
complicarse este cuadro aún más? Indudablemente. En caso de que
haya alguna ayuda externa aumentaría la capacidad-posibilidades
de resistencia de calle y de prolongación de los
enfrentamientos. En este caso, la tragedia tomaría niveles
francamente impredecibles. Aunque a la luz de la legalidad y de
los observadores internacionales prevalecería el criterio de
respetar el dictamen del CNE, a menos que se pueda demostrar
fehacientemente que se produjo un fraude.
A ésta hora,
en consecuencia, estamos ante una tragedia que
da continuación a la ley que rige la historia de una permanente
y constante desgracia-dolor de y para el colectivo, siempre
atrapado en las garras destructoras del poder de los dueños,
señores, salvadores y héroes de la patria que a ellos mismos les
pertenece. ¿Se podrá cambiar este rumbo?
En
todo caso, el 3D-06 pone de nuevo en evidencia que este régimen
sólo puede subsistir por la vía de la trampa-tarifa-represión.
Pero significa a la vez que prosigue un proceso de
deterioro-inestabilidad-descomposición, que conducirá
indefectiblemente a su derrota. El 03D-06 se abre, por
consiguiente, un nuevo período en la historia actual de este
expaís. Pero son muchos y muy variados los factores que
determinarán la dirección que habrá de tomar. ¿Seremos capaces
de guiarlo hacia un porvenir sin fraude-represión,
negociación-complicidad, violencia-padecimiento?