A los misioneros
evangélicos norteamericanos, establecidos en Amazonas-Bolívar y
Apure desde 1946, se les ha acusado permanentemente de invasores
y aprovechadores de las etnias que habitan la zona. Su labor en
principio consiste en suprimirles su identidad, echando mano del
instrumento religioso-fanático. Se controla y somete así a un
colectivo para ponerlo al servicio de la empresa
invasora-religiosa.
Y como en
toda práctica de este tipo, hay detrás intereses económicos, en
este caso, ligados al codiciado e histórico terreno de la
minería. A lo largo de varias décadas se repitieron denuncias,
acuerdos condenatorios y críticas. Pero las Nuevas Tribus (NT)
siguieron en sus posiciones. Este 12 de octubre el
golpista-presidente (GP) anuncia su expulsión. Se les acusa de
invasores, secuestradores de ‘indígenas’, de utilizarlos en
“experimentos de genética”, depredadores, agentes de la minería
ilegal y de formar parte de los equipos de espionaje de la CIA.
No se les señala nada positivo.
ESTE REGIMEN NO
HA ROTO LA SECUENCIA INVASORA
Al margen de
alguna exageración se puede estar de acuerdo con la medida, pero
no con su justificación. Porque ahora se nos quiere plantear un
Estado bueno, sensible y preocupado por los “indios”, muy
alejado de las misiones que sirvieron de base-estructura para la
acción expropiadora de los conquistadores quienes, espejitos en
mano, se lanzaban a engañar o someter, cualquiera fuese el caso,
a las etnias correspondientes. Sin embargo, no es posible
afirmar hoy que estamos ante un régimen que rompió con la
secuencia invasora aún vigente sobre estas tierras, su gente y
sus frutos desde 1492.
El Estado
democrático-revolucionario-bolivariano, ahora en transición
hacia el socialismo que nadie conoce ni supone, es por
definición Misionero. Entendió desde un comienzo que para
organizar su dominación tenía que partir de una entidad que le
garantizase una plataforma social y política controlada por la
violencia de la inversión. Te compro tu necesidad, tu hambre, tu
angustia, tu conciencia y tu voto por y para la democracia y, a
cambio, te entrego la promesa de un pago. Y como basamento
teórico de esta acción se saca a relucir el loable propósito de
construir una sociedad de justicia y de iguales.
UNOS MISIONEROS
EXPULSAN A OTROS
Una lección que
contiene las mismas promesas-ofrecimientos de los conquistadores
del siglo XVI y siguientes. La diferencia está en que en las
actuales misiones el espacio de Dios lo ocupa la esperanza
redentora del nuevo socialismo capitalista. Porque hoy misiones,
círculos, planes, brigadas, reservas, guardias territoriales
forman parte de un todo empeñado en la construcción de la
‘Venezuela que cambiará para siempre’ que, sin embargo, sigue
apegada a las prácticas misionales.
En este contexto
hay que situarse para comprender la llamada expulsión de las
Misiones ‘Nuevas Tribus’. Unos misioneros expulsan a otros. Y no
es fácil decir cuál es peor. Se supone que cuando el GP habló de
la expulsión de las NT el 12/10 es porque todo estaba decidido,
argumentado y probado y listo el decreto correspondiente vía
Gaceta Oficial. Sin embargo, ante la protesta de la comunidad
evangélica y de las propias etnias, los misioneros y
conquistadores oficiales no terminan su ‘operativo purificador’.
Estamos frente a un pleito de conquistadores y ganará el que
tenga más fuerza.
DOS
PROPIETARIOS TRAS LA PROPIEDAD DE LAS ETNIAS
Y esta situación
nos conduce al más remoto pasado. Todavía la historia de
conquistadores y conquistados, descubridores y descubiertos,
dueños y supeditados. Dos propietarios se disputan la propiedad
de unas etnias sobre las cuales aún recae el peso de la acción
llamada descubridora-invasora. Y hoy como ayer se atenta contra
su integridad. Hace 513 años se dijo que este habitat fue
descubierto. Se olvidó que las sociedades ni se descubren ni se
crean o inventan, como quería O’Gorman y que somos el producto
de una sociedad milenaria con una data que oscila entre los 20 y
50 mil años de historia. Inaceptable, por consiguiente,
considerar que es el simple producto de una acción
violento-invasora que cumple los designios de un Estado
expansionista y de la mira y deseos de un culto y civilizado
criminal que se esconde bajo la denominación de ‘conquistador’.
Desde entonces
prevalece todo tipo de depredación, exterminio-liquidación de
quien tenga alguna aspiración de autonomía y suficiencia. Porque
para el invasor es fundamental demostrar que aquí no hay gente
sino una animalidad antropófaga y politeísta que debe ser
sacrificada para darle cabida-espacio a los nuevos
amos-dueños-propietarios. Desde entonces hay la división entre
los señores que se unen al buen vivir y los despojados y
desheredados que son tenidos y nombrados como pueblo, el
colectivo, la pobreza.
LA INVASION DEL
TENDIDO ELECTRICO
Y EL GASODUCTO
Hoy
registramos una historia de 513 años en la cual, lejos de
borrarse, se ha reafirmado la esencia invasora. Por eso, al lado
de la invasión NT está la que adelanta y mantiene esta
‘revolución’. Ahora se persigue a esta institución por
depredadora y por la utilización del indígena. Pero ¿cómo
calificar la operación Tendido Eléctrico con gasoducto
incorporado hacia Brasil? ¿Cómo evaluar la profunda destrucción
de la Gran Sabana? ¿Cómo ocultar a este Estado protector o
beneficiario de la explotación minera y permanente exterminador
de vidas humanas?
En este caso, un
invasor, sin una razón-moral que lo justifique, expulsa a otro
invasor. Pero ¿hasta cuándo la historia de invasores e
invadidos? ¿Dónde llegarán las tribus voto-oficialistas? Hoy,
paradójicamente para muchos, se levanta la voz de unas etnias
que manifiestan su desacuerdo con la expulsión anunciada. Un
miembro de la comunidad maco señala: ...“Ellos siempre están
aquí, asistiéndonos; en cambio, nadie del gobierno viene para
acá. Nos tienen olvidados.” Y un miembro de la comunidad de
Marueta refiere la ayuda que le prestan las NT. Y concluye:
...“Nosotros no le importamos a ningún gobierno. Sólo vienen
aquí cuando necesitan votos.” (EN, 24/10/05, B/17). Estamos ante
gente preterida, olvidada, subestimada, ante quien se ha hecho
la más grande política del engaño.
COMPRA
ELECTORAL PARA UN SOCIALISMO
CAPITALISTA-INVASOR
Las calles
de muchas capitales de Estado y de la ‘capital’ son testigos de
que hoy prosigue la persecución de una gente que tiene sobre sus
hombros la responsabilidad de un pasado que muchos se niegan a
revertir. Porque no se trata de mantener pasado por pasado sino
de proyectarlo al presente y al futuro. Pero eso no se va a
lograr mediante la Misión Voto-Oficialista que debe estar ya
dispuesta para sustituir las NT y que tiene como objetivo
principal obtener apoyo electoral para la construcción del
socialismo capitalista que hoy propugnan y en el cual no tendrá
cabida, más allá del esquema demagógico-populista las etnias, su
pasado milenario y su condición de creadores de futuro. Este
régimen, y cada vez está más claro, sigue por el sendero de los
descubridores, por encima de que ande pregonando una resistencia
indígena que tiene en el oficialismo la primera acción de
negación-enfrentamiento.
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