Lo fundamental
hoy no es celebrar Carabobo sino el nacimiento de la
magnicidiología o ideología de un régimen autoritario,
con vocación fascista y totalitaria. El árbol inicial de las
raíces –Rodríguez, Bolívar, Zamora- aún ampliado a Mao, Maisanta
y Fidel Castro nada significa. Tampoco la decisión de implantar
aquí el socialismo del siglo XXI. ¿De qué se habla? ¿Del ruso,
chino o europeo que no rompen con el capitalismo? A falta de
otras bases, se apela a la doctrina de y para la exaltación de
la figura-Dios redentora, para sobre-valorizar, legitimar y
justificar esa autoridad única y portadora de todos los
poderes.
Con ese
propósito se postula la exaltación del magnicidio hasta el
paroxismo. Es tal el peligro de la figura que conduce esta
destrucción, que todos los centros de poder imperial están
movilizados para lograr su liquidación. Es un enemigo mayor,
cuyo altar de ‘jefe único’ tiene un origen mágico-religioso,
con maisantería y babalaísmo incorporados. Ya en tiempos de la
conspiración sostenía la prédica de un enemigo que procuraba
matarlo. Sin embargo, nunca alude a la verdadera condena a
muerte que le hacen en el 91 los capitanes Rojas Suárez, Blanco
La Cruz y el Sgto. Freytes.
Por ello, la
magnicidiología es el centro de un culto que se extiende y crece
para denunciar los programas impulsados a nivel mundial para el
asesinato de quien se presenta como la nueva esperanza del
cambio social en el planeta. Así, cada vez más gente creerá
en él y lo adorará en la medida en que se le vea como víctima de
poderes salvajes que lo quieren matar porque sienten en su
figura y liderazgo al creador del nuevo imperio socialista del
siglo XXI, llamado a derribar al capitalismo.
Esto muestra el
oscurantismo y atraso que hoy padecemos. Por un lado las fuerzas
apegadas al culto-Dios como base autorita-totalitaria. Por
otro, fuerzas llenas de la misma tendencia en busca de un simple
sustituto. De allí que tenga tanto espacio el tema del supuesto
magnicidio. Aquí no hay un cuerpo de ideas propias y las
prestadas tampoco sabemos utilizarlas. De la falta de acción
pensamental proviene muchos de nuestros males. Por eso somos
presas fáciles para el engaño y la perversión.
Hoy lo vemos
como nunca. Y en nombre de la ideología del magnicidio se
justifica tanto a un GP con todos los dislates, atropellos y
felonías que acomete o deja realizar. Allí está la nueva reforma
del Código de la Persecución, el regalo orimulsión a los chinos,
la reforma al BCV para beneficio del ejecutivo, una PPTSA de
cuentas cada vez más oscuras, fuerzas militares armadas de
división, con una implosión acumulada que compite con la que se
desarrolla a nivel de los partidos de gobierno. Una sociedad
llena de temor y miedo en la cual el crimen anda y crece. No son
200 los presuntos exterminados en Guárico sino los mil o más en
Aragua y otros estados. Y todo puede taparse con la ideología
del magnicidio.
Esta es la doctrina de salvación de un régimen
que no puede ocultar sus intenciones de eternizarse
socialistamente en el poder para el disfrute de sus misiones de
engaño, atraso y populismo. Una hora de tragedia que hay que
enfrentar con un aparato ideológico, político y humano de nuevo
sentido, perspectivas y destino.
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