Indispensable
preguntar: ¿cómo y por qué se produce este “proceso de cambios
revolucionarios” que muchos califican como la más profunda
tragedia de este ex-país? Venimos de un modelo de democracia sin
democracia que nace agotada y que a tres lustros de su violenta
caída ha sido incapaz de establecer las causas del estrepitoso
derrumbe de la gran ficción implantada desde el 23E-58.
¿Cómo se mantuvo ese modelo de
engaño-populismo-perversión por cuatro décadas? ¿Podía surgir de
allí algo cualitativamente diferente a lo que hoy se presenta
como el ‘proceso revolucionario de salvación’? El 27F-89 es el
más contundente producto de aquella democracia que no avanzó
hacia reivindicaciones económicas y sociales. Y aquella
explosión social, aún no evaluada en su dimensión histórica,
llevó al subsuelo un régimen ya desgastado, endeble y sin
credibilidad.
CAP II refería la imagen de un pasado triunfal.
Pero luego de coronarse como ‘Emperador’ anuncia medidas
económicas alejadas del plan contra la pobreza. Ahora son los
ajustes macroeconómicos ligados al FMI y BM. Atrás quedan
subsidios y proteccionismos. La reacción del colectivo fue
inmediata: dejó de creer en instituciones, Estado, partidos,
dirigentes, proyectos políticos. Un profundo vacío marca el
cuadro histórico desde entonces.
Esa grave herida anima al golpismo en formación,
que ahora entiende dadas las condiciones para lanzarse a fondo.
El 04F-92 es otra gran campanada de la descomposición-vacío
reinante. Se produce una suerte de coincidencia de intereses
entre golpistas y civiles. Y el propio Caldera aprovecha la
coyuntura para presentarse de nuevo como salvador. Sus palabras
el 04F en el Congreso retratan la descomposición vigente: “Un
pueblo con hambre no puede inmolarse por la libertad”.
Reconoce el fracaso de la democracia en el plano
socioeconómico y, en consecuencia, avala un golpismo, con el
cual podría pensarse tenía algún compromiso, si se atiende a su
comportamiento posterior y a la proposición (hasta la fecha no
desmentida) que le habría hecho al jefe golpista del 4F en los
últimos días de Yare, a través de dirigentes de Convergencia,
para que se convirtiera en su sucesor con la condición de que
saliese de la cárcel hablando bien del gobierno. (ABM, Habla
el Comandante. Caracas, 1998, p.82). El honorable
presidente se comporta entonces como un simple y vulgar
golpista.
Las llamadas “cúpulas podridas” con AD a la
cabeza no detienen su andar. Esa acción, con AD a la cabeza
había defenestrado a CAP. No podía resultar extraño, en
consecuencia, que en ese marco se hiciera del mando-poder un
movimiento que se anuncia como diferente, y que exhibe, además,
un profundo resentimiento con la ‘república puntofijista’.
Para muchos eran importantes sus ansias de
venganza. No se entendía que se estaba ante la continuación del
mismo vacío de las ‘cúpulas podridas’, que el candidato
golpista señalaba como responsable de los males de la república.
El apoyo fue abrumador. Y se le convierte en
golpista-presidente (GP).
Desde entonces desarrolla un “plan
revolucionario” de cinco fases. Hoy estamos en la 5ª: de
ejecución de lo decidido por la constituyente, plasmado en la
constitución bolivariana y en el fondo-entre-líneas. Porque para
cumplir con los derechos consagrados en ese texto se impone un
cambio de sistema, producto de un proceso revolucionario
violento. Algo muy claramente expresado antes de la campaña
electoral (Ibidem, p. 168).
Y una vez echadas las bases
legal-institucionales y sobrevivido la reacción del ‘enemigo a
lo largo de los años 02-04, se pasa al ‘salto adelante que
cambia la historia para siempre’. Se junta la revolución
bolivariana a la cubana para producir la resultante Venecuba que
cumplirá el cometido de profundizar ‘el proceso revolucionario
de cambios’ bien alejado de aquellos días en los cuales el
‘proyecto venezolano recibió la visa-visto bueno de USA.
Se llega así a un momento de transición que
nadie sabe qué significa, que supuestamente conduce al
socialismo del siglo XXI que tampoco se sabe qué es ni a
quiénes sirve, aunque es fácil deducirlo por lo que se ha
vivido bajo sus ‘excelsas banderas’. La burocracia
revolucionaria sustituye la capitalista para que prosiga la
desigualdad por otras vías.
Y mientras los oficialismos profundizan Venecuba,
‘las oposiciones’ ni siquiera parecen tener idea de lo que aquí
ocurre. El GP anunció desde un inicio que no cree en elecciones
(Idem), pero luego advierte que podía montar toda una
maquinaria de control-fraude-voto al servicio de la
“revolución”. Desde entonces no se ha detenido ni se detendrá.
Su próxima función de gala será el 04D-05. ‘Las oposiciones’
unidas igual serán barridas. La trampa está montada para obtener
la mayoría absoluta que le permita aprobar la reforma a la
constitución, establecer un nuevo concepto de propiedad y la
reelección sin limitaciones a fin de que el GP pueda gobernar
hasta el día de su muerte.
Queda claro entonces que aquí va a continuar la
tragedia sobre una base gubernamental-opositora. El oficialismo
avanza ‘a paso de vencedores’ porque no hay opositores con
fuerza, decisión y convicción para enfrentarlo. Y cuenta además
con una maquinaria civil y militar venecubana dispuesta a regar
la sangre que haga falta para defender y salvar la “revolución”.
Frente a éste cuadro sólo queda avanzar en la
creación de nuevas e innovadoras políticas, capaces de enfrentar
las dos expresiones del pasado y la derrota que desde 1989, como
mínimo, abruman y hostilizan este ex-país. Hemos recorrido
tiempos de miserias, privaciones y agotamiento. Y por ese camino
seguiremos por un tiempo impredecible, que nos puede conducir a
mucha más violencia. En esto jugaría papel central el conflicto
internacional y el cauce que tomen las fuerzas de una u otra
visión. Sólo el colectivo, actuando en términos de constructor,
podrá señalar tiempos y acciones apartadas de la catástrofe
mayor.
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Artículo publicado en la revista Zeta, 23
septiembre 2005 |
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