¡Y la
abstención se hizo! El 80% o más. ¿Dónde queda la legitimidad
del sistema? ¿De quién es la responsabilidad de este fracaso?
¿Convenía al gobierno la desaparición de una oposición que en 7
años actuó como su principal sostén? Y si se sabía de esa
abstención ¿por qué no se suspendió el proceso y dio posibilidad
a la recomposición del cuadro opositor?
En el fondo de
estos planteamientos hay dos concepciones. La de quienes
sostienen que el retiro de ‘las oposiciones’ fue lo mejor para
que mueran y se haga más expedito el camino de la revolución, y
quienes consideran que para el ‘proyecto’ era importante
mantener la cobertura democrática y el pluralismo. Colocarse en
la vía del partidismo único y de la confrontación creciente con
‘las oposiciones’, es algo que nos puede lanzar hacia la más
profunda violencia.
¿Se quiere seguir
el ejemplo cubano? ¿Inevitable consolidar a Venecuba como una
realidad geopolítica, social, económica, militar? Indispensable
considerar la situación internacional para entender lo que aquí
ocurre hoy. El oficialismo despliega todas sus fuerzas en la
búsqueda del voto. Iris Varela anuncia que empleado público que
no vote será botado. El partido único y la represión comienzan a
actuar. La abstención es un enemigo, a pesar de que sirve para
la radicalización.
Y ante ésta
situación ¿qué harán las ‘oposiciones’ y qué política
practicarán? No es fácil concebir que los renunciantes jugaron
al vacío-precipicio-autodestrucción. ¿Podría pensarse, en
consecuencia, que hay una agenda para su recuperación y
consecuente enfrentamiento al oficialismo? ¿Hay un beneficiado
interno y otro externo? ¿Juegan ambos a la desestabilización y a
la ingobernabilidad del actual régimen?
En esta hora
de crisis energética, este ex-país se ha vuelto un problema cada
vez más difícil de control a futuro. Su tendencia es a la
búsqueda de otros mercados y su afiliación a un bloque
neosocialista y anti-norteamericano. De allí que se mantenga, a
nivel de hipótesis, que hay una decisión-USA para detener el
avance de una nueva política contraria a sus intereses. De ser
así, estaríamos ante un conflicto de alcance internacional
provocado, entre otras cosas, por la pretensión expansionista de
una “revolución” que ha puesto a correr la espada bolivariana,
unida al barril petrolero, por la América Latina y con
aspiración de tomar muchos otros espacios.
Después de esta
consistente abstención el cuadro histórico de este ex-país se
vuelve más complejo. Cercenado el camino electoral vendría más
violencia. Gobierno y ‘oposicionistas’ pueden ser víctimas de la
confrontación-liquidación. Mientras, el colectivo que no
adscribe estas políticas, tendrá que avanzar hacia la
conformación de una situación-realidad en la cual pueda
construir un destino propio.
Con la
abstención podría comenzar un verdadero y profundo deslinde. Es
una política que tendrá validez si se une a la calle, a nuevas y
colectivas elaboraciones. Algo que no saben hacer los derrotados
del oficialismo y ‘las oposiciones’. Hacia ese punto hay que
avanzar, sin espadas, pero con una conciencia creciente y
creadora, más allá de toda politiquería.
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