La
muerte de Superman -
por Ted Córdova-Claure
miércoles,
13 octubre 2004
Superman
ha muerto, y no fue por la kriptonita o cualquier sustancia
mineral galáctica producto de las faltas de los creadores del
personaje de ficción de historietas, series de TV y épicas
películas sobre esta saga típicamente norteamericana.
Superman ha muerto por razones terrenales en la persona del actor
Christopher Reeve, un típico buen mozo de Hollywood que, en los
últimos años, libraba una batalla para mejorar las condiciones de
todos los paralíticos del mundo.
Reeve
trataba de recuperarse desde mayo de 1995, cuando un accidente
ecuestre le lastimó la columna vertebral.
Al
comienzo de este largo y penoso proceso, Reeve invirtió los
millones que había acumulado en su exitosa carrera
cinematográfica, en una fundación para fomentar la investigación
de medicinas y sistemas de fisioterapia para la recuperación de
paralíticos.
La
vida del actor que hacía del hombre de hierro y volaba entre los
rascacielos de “metrópolis”, ciudad mítica que se suponía era New
York, aunque los creadores de la saga de Superman Joe Shuster y
Jerome Siegel (autor del libreto y dibujante), lo situaban en
Cleveland, la pujante ciudad del estado de Ohio.
Y así
Superman-Reeve, postrado en una complicada silla de ruedas de alta
tecnología, empezó una lucha contra la parálisis del cuello para
abajo que le provocó la fractura cervical en la caída del caballo.
Su
Fundación fue generosamente reforzada por otros aportes y comenzó
a dar réditos, especialmente en la investigación de las
células-madre, como regeneradoras de células humanas de la columna
vertebral. La Fundación también proveyó ayuda a muchos
cuadrapléjicos y a instituciones de rehabilitación de países
pobres del Tercer Mundo.
Reeve
llevó su campaña sobre las células madre (stem cells) al propio
Congreso norteamericano, ya que por falsos argumentos religiosos,
el gobierno de Bush se oponía a dar fondos para la investigación.
Al mismo tiempo, Reeve se mantenía activo, dirigiendo y actuando
en películas y manteniendo la moral alta. Varias veces afirmó que
estaba seguro de que volvería a caminar y montar a caballo
Como
director de cine, desde su silla de ruedas hizo una película sobre
una mujer cuadrapléjica que luchaba por su rehabilitación.
Como
actor estaba haciendo una nueva versión de “la ventana indiscreta”
de Hitchcock, que muestra a Reeve en el papel de fotógrafo
postrado en una silla de ruedas, que desde su ventana fotografía
un asesinato en el edificio del frente. Ese papel del film de
auténtico suspenso, lo hizo James Stewart. A la muerte de Reeve
por una falla cardíaca, no se sabía si la filmación había
terminado.
En
todo caso, Reeve fue un ejemplo de coraje y persistencia, y de
como un hombre, sometido a una terrible adversidad, con
inteligencia y voluntad puede convertirse en un verdadero
superhombre. Es un ejemplo que todos los minusvalidos del mundo le
agradecen, incluyendo el autor de este artículo, escrito desde mi
silla de ruedas y con una sola mano. Sin pensar en los
persistentes dolores, pero con mucha, mucha tristeza.
|