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Presidentes venezolanos en la pantalla grande y chica
por Roberto Palmitesta  
sábado, 2 agosto 2008


    Quizás porque durante la mitad del siglo XX hemos estado bajo gobiernos autoritarios, nuestros medios audiovisuales han preferido realizar películas críticas de los dictadores de esa etapa, siendo Rómulo Betancourt el único que ha sido llevado al cine con un enfoque positivo. Las demás obras  se refieren a dictadores como Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez, Carlos Delgado Chalbaud y Marcos Pérez Jiménez, que se muestran bajo una mirada bastante negativa por los libretistas. 

El Cabito y sus amoríos

   Usando un guión de Julio César Mármol, el cineasta Daniel Oropeza acomete en 1978 la cinta “El Cabito”, que narra algunos de los excesos de Cipriano Castro durante su mandato autocrático. La película, interpretada por el recién fallecido Oscar Ibarra como el libertino y temperamental mandatario, se centra en su obsesión para la conquista de mujeres jóvenes, generalmente reclutadas entre los familiares de algún funcionario del régimen. La víctima de turno es encarnada por Chony Fuentes. La cinta se exhibió sin mucho éxito, quizás por no contar con actores famosos, y el interés del espectador estuvo enfocado en la intemperancia etílica y sexual del dictador, luego depuesto por Gómez.

Un Gómez muy realista

  El sucesor de Castro tuvo más suerte, primero en una curiosa película mexicana en blanco y negro de 1951, “En tiempos de Gómez” , del prolífico director Ramón Rodríguez Granada, quien lo  muestra como un dictador benévolo y pintoresco, mientras desarrolla una trama romántica ambientada en la Venezuela de los años 20. Mucho después, en 1980, Gómez fue el protagonista de una miniserie homónima, que motivó luego una secuela gracias a la receptividad que tuvo la primera, ambos con libretos de José Ignacio Cabrujas. El éxito de Gómez I y II se debió en  parte a la impactante interpretación de Rafael Briceño, quien –además de su notable parecido físico-- imitó maravillosamente la pausada dicción andina y el frío carácter del dictador.      

Un extraño asesinato

   También con un guión de Cabrujas se realizó a mediados de los 80 una miniserie de dos episodios, “El asesinato de Delgado Chalbaud”, que narra los hechos que condujeron al secuestro y muerte en 1950 del entonces presidente de la Junta de Gobierno, de manos del aventurero Rafael Simón Urbina. Fue una meticulosa producción de RCTV, cuyos exteriores se filmaron en los mismos escenarios caraqueños en que ocurrieron los hechos. La obra fue prestigiada por la actuación de Raúl Amundaray en el papel central y Miguelángel Landa en el de Urbina. La transmisión disfrutó una amplia audiencia, en vista de la fama de los actores y aunque el enfoque del guión fue bastante objetivo, pues Delgado Chalbaud sale bien parado por ser la víctima del extraño secuestro.

Ficcion y realidad en otra dictadura

    “Estefanía” fue una de las telenovelas de mayor audiencia de 1979, alargada hasta 1980 justamente por la gran acogida que tuvo el primer año, ya que reflejaba con mucho dramatismo la represión del régimen perezjimenista. Aunque narraba hechos ficticios que pudieron haber sucedido en la dictadura, la trama novelesca exigió que los nombres fueran cambiados, con Pérez Jiménez y Pedro Estrada representados por los personajes  Marcos Suárez Figuérez y Pedro Escobar, respectivamente. El primero fue interpretado por Luis Rivas, maquillado estupendamente para el rol, pero el segundo impactó más por ser el necesario villano de la obra, luciéndose Gustavo Rodríguez con una buena combinación de cinismo y malicia. José Luis Rodríguez y Pierina España encarnaron la pareja romántica en la resistencia durante la primera etapa de la novela.

El intento de magnicidio

   En 1984 se estrenó el filme “El atentado”, que narra con bastante fidelidad el intento de magnicidio de Rómulo Betancourt durante un desfile militar en Los Próceres en 1960, de manos de sicarios contratados por el dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo. El mandatario venezolano fue interpretado inteligentemente por Gustavo Rodríguez, quien fuera luego estereotipado en ese papel en otras películas y series televisivas. Orlando Urdaneta y Alicia Plaza completaban el reparto estelar en esta cinta dirigida por Thaelman Urgelles, que figuró entre las más taquilleras del año.  En 2003 la misma trama, expandida con más incidentes novelescos, sirvió para una miniserie de 10 capítulos del mismo nombre, con un libreto de Cabrujas y con Gustavo Rodríguez nuevamente en el rol de Betancourt. 

Parodias presidenciales en tv

    En el campo de la comedia televisiva, diversos artistas cómicos se lucieron en papeles de presidentes criollos, aún los que estaban en funciones. En las décadas de los 70 al 90 se recuerda con agrado el segmento “La escuelita” de Radio Rochela, donde los mandatarios eran parodiados más o menos inteligentemente, pero sin que los aludidos gustasen mucho de las ocurrencias.  En efecto, la Radio Rochela de RCTV fue cerrado en 1984 por un día por “retratar en forma humillante” al presidente Luis Herrera y su esposa Betty, y en 1991 Carlos Andrés Pérez ordenó la suspensión de “La escuelita” por considerarlo denigrante para el cargo de la presidencia, medida que fue apelada por RCTV pero ratificada por la Corte Suprema.

   En dicho programa, Cayito Aponte imitaba a Carlos Andrés Pérez,  César ‘Bólido’ Granados era el que parodiaba a Luis Herrera (años antes hizo lo mismo con Betancourt), Juan Ernesto ‘Pepeto’ López a Rafael Caldera y Ricardo Gruber a Jaime Lusinchi. Más recientemente, el versátil Emilio Lovera parodió a varios presidentes, mientras Laureano Márquez se concentró en Caldera y  Rolando Salazar en Chávez.  Pero últimamente han habido pocos programas cómicos de parodia política en la televisión criolla, quizás intimidados por la estricta Ley Resorte y la severa mirada de CONATEL.

rpalmi@yahoo.com

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  Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA

 
 

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