Este
género ha estado de moda últimamente, pues acabamos de ver
a “Yo soy leyenda” con Will Smith, y hace poco a “Hijos de
los hombres”, con Clive Owen, sin contar al espectacular
filme de Emmerich, “El día después de mañana” hace unos
años. En todas se produce una grave amenaza a
la Tierra, que implica el posible fin de la
raza humana, a tono con la profecía de último capítulo de
la Biblia cristiana, que anunciaba “el fin de los
tiempos”.
Precisamente esta frase bíblica es el
título de una fascinante cinta recién estrenada en las
pantallas mundiales, y que ha llamado la atención
mayormente por provenir de un especialista del cine de
suspenso, un director-escritor de origen indio de apellido
Shyamalan, quien nos diera hace una década ese clásico de
terror titulado “El sexto sentido”.
Aparece una extraña epidemia
Al igual que en ese filme, dondeun
muchacho perturbado tenía extrañas visiones que
presagiaban tragedias de otra gente, en “El fin de los
tiempos” ( “The happening”) empiezan a suceder extraños
eventos en Nueva York, que obligan a un profesor a huir
con su esposa y unos amigos a la provincia, en busca de
seguridad, ya que algo ha contagiado a los habitantes de
la gran manzana con una manía suicida. El profesor
(encarnado por Mark Wahlberg) está totalmente confundido
en cuanto al origen de la extraña epidemia, que va
atacando gradualmente a otras ciudades, y que
aparentemente se contagia en grandes grupos humanos, de
ahí que trate de aislarse lo más posible.
El espectador está totalmente a oscuras
de la que sucede, ya que el guión no da ningún indicio
sobre la causa, contrariamente a una película convencional
de misterio donde todo se explica gradualmente. En estos
tiempos de potenciales ataques terroristas, sólo puede
pensarse en una bomba biológica que trae un extraño virus,
si se descarta una improbable incursión de alienígenas
que quiere adueñarse del planeta.
Obligado a emigrar para eludir el
extraño fenómeno, el pequeño grupo se ve envuelto en
brutales incidentes de violencia y odio social, que dejan
perplejo a los espectadores y lo mantienen interesado
hasta el final. Pero justo cuando los protagonistas se
preparan para lo peor, nada más sucede y -a los pocos
meses-- todos los sobrevivientes reasumen un tren de vida
normal, aunque en otra parte del mundo aparece un indicio
de que podría volver a ocurrir. En este punto muchos
espectadores se ven defraudados por desconocer la causa
objetiva de la extraña locura colectiva.
Una carrera corta pero exitosa
Aparentemente Shyamalan tiene cierta
afición al sadismo y se divierte haciendo sufrir al
público. Así hizo en “El sexto sentido” e “Irrompible”
(ambas con Bruce Willis) y luego en “Señales” (con Mel
Gibson), pero últimamente parece especializarse en un
“suspenso absurdo”, como en “La aldea” y luego en “La dama
en el agua”, con amenazas también misteriosas. Es evidente
que Shyamalan trata de crear su propio estilo, para no
parecerse a otros especialistas del este género, aunque no
se cansa en confesar que admira al maestro indiscutible
del género, Alfred Hitchcock, algo que se nota cuando el
mismo director aparece brevemente como un extra.
Como las ocho modestas producciones
que tiene en su haber –todas de buena factura y con
guiones propios-- han acumulado más de $ 1,3 miIlardos en
ingresos brutos, los estudios parecen darle a Shyamalan
carta blanca, pues no hay duda que tiene fieles seguidores
en todo el mundo. Esto, aunque a algunos críticos -y a
muchos espectadores-- no parecen digerir su actitud
irrespetuosa al dejar una amenaza sin explicar al final.
Shyamalan: Individualista y esotérico
Este hijo de médicos indios (nombre
completo: Manoj Nelliyattu Shyamalan) nació hace 38 años
en Pondicherry (India) pero se ha criado en los suburbios
de Filadelfia, donde emigraron sus padres. Como nombre
artístico adoptó el de “M. Night Shyamalan”, quizás
pensando que ‘night’ le añadiría un toque de misterio.
Sigue viviendo con su esposa india en Pennsylvania, donde
ha filmado todos sus filmes, pues se resiste a
residenciarse en Hollywood. Le gusta contar que casi se
ahoga en una piscina y que se comunicó con los espíritus
antes de se revivido. No hay duda que este ecléctico y
joven director dará mucho más de qué hablar en el futuro
previsible.
Una plétora de cintas apocalípticas
Este género siempre ha tenido sus
seguidores desde la primera adaptación de “La guerra de
los mundos” y luego “El día en que se paralizó la Tierra”
a inicios de los 50. En “La amenaza de Andrómeda” y luego
en “2001, odisea del espacio” hay una misteriosa amenaza
cósmica, que felizmente no llega a destruir el planeta. En
las más espectaculares, como “Meteoro”, “Impacto
profundo”, “Armageddon” y “Ataques marcianos”, hay una
amenaza visible que es desactivada gracias al ingenio
humano, mientras una guerra nuclear ya sucedió en “La
hora final” y “Mad Max 2”, y la raza humana está
condenada. Pero en “Cuando el destino nos alcance” la
sociedad trata de sobrevivir a un desastre ecológico, que
obliga a reciclar a la carne humana, algo que ofrece una
oportuna reflexión en estos tiempos en que hay una
inesperada carestía de alimentos.
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