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Vuelve el cine apocalíptico
por Roberto Palmitesta  
martes, 1 julio 2008


     Este género ha estado de moda últimamente, pues acabamos de ver a “Yo soy leyenda” con Will Smith, y hace poco a “Hijos de los hombres”, con Clive Owen, sin contar al espectacular filme de Emmerich, “El día después de mañana” hace unos años. En todas se produce una grave amenaza a la Tierra, que implica el posible fin de la raza humana, a tono con la profecía de último capítulo de la Biblia cristiana, que anunciaba “el fin de los tiempos”.   

     Precisamente esta frase bíblica es el título de una fascinante cinta recién estrenada en las pantallas mundiales, y que ha llamado la atención mayormente por provenir de un especialista del cine de suspenso, un director-escritor de origen indio de apellido Shyamalan, quien nos diera hace una década ese clásico de terror titulado “El sexto sentido”.

Aparece una extraña epidemia

     Al igual que en ese filme, dondeun muchacho perturbado tenía extrañas visiones que presagiaban tragedias de otra gente, en “El fin de los tiempos” ( “The happening”) empiezan a suceder extraños eventos en Nueva York, que obligan a un profesor a huir con su esposa y unos amigos a la provincia, en busca de seguridad, ya que algo ha contagiado a los habitantes de la gran manzana con una manía suicida. El profesor (encarnado por Mark Wahlberg) está totalmente confundido en cuanto al origen de la extraña epidemia, que va atacando gradualmente a otras ciudades, y que aparentemente se contagia en grandes grupos humanos, de ahí que trate de aislarse lo más posible.

    El espectador está totalmente a oscuras de la que sucede, ya que el guión no da ningún indicio sobre la causa, contrariamente a una película convencional de misterio donde todo se explica gradualmente. En estos tiempos de potenciales ataques terroristas, sólo puede pensarse en una bomba biológica que trae un extraño virus, si se descarta una improbable  incursión de alienígenas que quiere adueñarse del planeta.

    Obligado a emigrar para eludir el extraño fenómeno, el pequeño grupo  se ve envuelto en brutales incidentes de violencia y odio social, que dejan perplejo a los espectadores y lo mantienen interesado hasta el final. Pero justo cuando los protagonistas se preparan para lo peor, nada más sucede y -a los pocos meses-- todos los sobrevivientes reasumen un tren de vida normal, aunque en otra parte del mundo aparece un indicio de que podría volver a ocurrir. En este punto muchos  espectadores se ven defraudados por desconocer la causa objetiva de la extraña locura colectiva.

Una carrera corta pero exitosa

    Aparentemente Shyamalan tiene cierta afición al sadismo y se divierte haciendo sufrir al público. Así hizo en “El sexto sentido” e “Irrompible”  (ambas con Bruce Willis) y luego en “Señales” (con Mel Gibson), pero últimamente parece especializarse en un “suspenso absurdo”, como en “La aldea” y luego en “La dama en el agua”, con amenazas también misteriosas. Es evidente que Shyamalan trata de crear su propio estilo, para no parecerse a otros especialistas del este género, aunque no se cansa en confesar que admira al maestro indiscutible del género, Alfred Hitchcock, algo que se nota cuando el mismo director aparece brevemente como un extra.

     Como las ocho modestas producciones que tiene en su haber –todas de buena factura y con guiones propios-- han acumulado más de $ 1,3 miIlardos en ingresos brutos, los estudios parecen darle a Shyamalan carta blanca, pues no hay duda que tiene fieles seguidores en todo el mundo. Esto, aunque a algunos críticos -y a muchos espectadores-- no parecen digerir su actitud irrespetuosa al dejar una amenaza sin explicar al final.

Shyamalan: Individualista y esotérico

    Este hijo de médicos indios (nombre completo: Manoj Nelliyattu Shyamalan) nació hace 38 años en Pondicherry (India) pero se ha criado en los suburbios de Filadelfia, donde emigraron sus padres. Como nombre artístico adoptó el de “M. Night Shyamalan”, quizás pensando que ‘night’ le añadiría un toque de misterio.  Sigue viviendo con su esposa india en Pennsylvania, donde ha filmado todos sus filmes, pues se resiste a residenciarse en Hollywood.  Le gusta contar que casi se ahoga en una piscina y que se comunicó con los espíritus antes de se revivido. No hay duda que este ecléctico y joven director dará mucho más de qué hablar en el futuro previsible.  

  Una plétora de cintas apocalípticas

    Este género siempre ha tenido sus seguidores desde la primera adaptación de “La guerra de los mundos” y luego “El día en que se paralizó la Tierra” a inicios de los 50. En “La amenaza de Andrómeda” y luego en “2001, odisea del espacio” hay una misteriosa amenaza cósmica, que felizmente no llega a destruir el planeta. En las más espectaculares, como “Meteoro”, “Impacto profundo”, “Armageddon” y “Ataques marcianos”, hay una amenaza visible que es desactivada gracias al ingenio humano, mientras una guerra nuclear ya sucedió en  “La hora final” y “Mad Max 2”, y la raza humana está condenada. Pero en “Cuando el destino nos alcance” la sociedad trata de sobrevivir a un desastre ecológico, que obliga a reciclar a la carne humana, algo que ofrece una oportuna reflexión en estos tiempos en que hay una inesperada carestía de alimentos.     

rpalmi@yahoo.com

 
 

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