Inicio | Editor | Contáctenos 
 
 

Un Newton apocalíptico predice el fin del mundo
por Roberto Palmitesta  
martes, 19 diciembre 2007


Según el científico más importante de la historia, Isaac Newton, el fin del mundo llegará en el año 2060…o más tarde. La sorprendente profecía aparece en un manuscrito del genio que se exhibe desde hace unas semanas –y por primera vez al público- en la Universidad Hebrea de Jerusalén, junto con nuevos documentos sobre su trabajo donde se deduce que, además de la física y la alquimia, dedicó muchos años al estudió de temas bíblicos y profecías apocalípticas.

La exposición se titula “Los secretos de Newton” y revelan una faceta poco conocida del ilustre físico, que vivió entre 1642 y 1727. Los documentos habían sido adquiridos en 1935 por el estudioso y filántropo judío Abraham Yahuda en una subasta londinense y luego donados a la Biblioteca Nacional Judía.

Entre los manuscritos del científico hay uno en que trata de calcular el fin del mundo según el libro del profeta Daniel en el Antiguo Testamento y llega a la conclusión de que se producirá no antes del año 2060. Para el cálculo de esa fecha, Newton se basa en el número 1260, que sale tanto del libro de Daniel como en el Apocalipsis de San Juan, último libro del Nuevo Testamento. Pero Newton convierte en años los días que se mencionan en dichos textos, y los suma arbitrariamente a la conocida fecha de la coronación de Carlomagno en el año 800 de la era cristiana, dando así el número mágico de 2060, una extrapolación caprichosa que le quita toda seriedad a la profecía.

Sin embargo la fecha está bastante cercana, y –aunque arbitraria- causa un poco de preocupación ahora que se habla de que el calentamiento global producirá a mediados del siglo XXI catástrofes ambientales que presagian el eventual fin del planeta…y luego quizás la extinción de la raza humana. Obviamente se trataría de un “Apocalipsis ambiental” y no un juicio final por designio divino, pero los científicos modernos no se preocupan mucho, pues seguramente el hombre sabrá esquivarlo o posponerlo con los avanzados recursos de la tecnología.

La nota de prensa publicada a raíz de la exposición asegura que los manuscritos sugieren que Newton perteneció al ahora notorio Priorato de Sión, la organización ficticia mencionada en la novela “El Código Da Vinci”, pero lo hace mayormente para llamar la atención de los medios sobre la exhibición, en vista de que el gran físico es mencionado en el popular libro de Dan Brown como miembro de una sociedad secreta junto con otras famosas personalidades de la era moderna, como Leonardo Da Vinci, Sandro Botticelli y Víctor Hugo.

La exposición revela la dicotomía entre filosofía natural y teología en Newton: mientras que toda su vida pública giró en torno a sus trabajos en física y sus esfuerzos para publicarlos, sus escritos teológicos y alquímicos fueron privados, escritos más para su propia edificación personal. En realidad la relación entre ciencia y religión en la vida y obra de Isaac Newton es un tema mucho más interesante y complejo que las fechas especulativas del Juicio Final.

En otro documento, Newton interpretó las profecias bíblicas para significar que los judíos regresarían a la Tierra Santa antes del fin del mundo, al afirmar que “el Apocalipsis causaría la ruina de las naciones maléficas, el fin de la congoja y de todos los problemas, el regreso de los judíos del cautiverio y en el establecimiento de un floreciente reino eterno”, supuestamente refiriéndose a la derrota del nazismo y la fundación de la moderna nación judía. Incluso en la exposición se muestra un documento donde Newton describe las probables dimensiones del Templo de Salomón en Jerusalén, y hasta dibuja un plano tosco del mismo.

Toda la documentación muestra a un Newton preocupado por asuntos religiosos, y era un creyente aunque no se consideraba ligado a ninguna religión en particular, y menos a la Anglicana, de la cual obtuvo una “dispensa especial” para no participar en ceremonias religiosas, que consideraba aburridas. Newton nunca se casó y no se le conocen romances, aunque nadie se atreve a asegurar que tuviera tendencias homosexuales, ya que era un solitario de pocos amigos. El consenso es que, simplemente, tenía cosas más importantes para pensar en su mente brillante. Además de dedicarse mucho al estudio de asuntos espirituales, en sus tres últimas décadas se preocupó más por la alquimia, tratando de convertir otros metales en oro.

A su muerte, a los 85 años, Newton era todavía el encargado de la Tesorería, un cargo materialista y poco congruente con sus primeras aficiones científicas, que lo hicieron descubrir los fundamentos de la física moderna, el cálculo infinitesimal y la estructura del universo, logros sin paralelo en la historia de las ciencias. Tan es así que el poeta Alexander Pope escribió una frase muy halagadora en el epitafio grabado en la tumba de Newton, en la Abadía de Westiminster: “ Las leyes de la naturaleza estaban ocultas en la noche y Dios dijo: ‘que venga Newton’ y todo se iluminó”. Por algo Newton ocupó el sitial de honor en la encuesta mundial que produjo la lista de los 100 personajes más importantes del segundo milenio, elaborada por el canal A&E al término del mismo.

rpalmi@yahoo.com

 
 

© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.