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Aislar al Hamás y apoyar al Fatah
por Roberto Palmitesta  
martes, 26 junio 2007


Con la Franja de Gaza sumida en la anarquía, la violencia y el desabastecimiento, es difícil alegrarse por los planes de Washington, Bruselas y Tel Aviv de ignorar esa zona y concentrar su ayuda económica en Cisjordania –ahora que Hamás no está en el gobierno- para que Gaza se hunda en la miseria y Hamás recapacite y se someta a un gobierno dirigido por Fatah. El orgullo grupal, el fanatismo y el saboteo de los extremistas impedirá cualquier arreglo con el gobierno moderado del dúo Abbás-Fayad, mientras Irán se alegra de tener una base a un paso del enemigo que prometió obliterar. Así las cosas, Gaza se encamina a parecerse a Somalia, Irak o Afganistán, con un gobierno virtual e infestado de guerrillas con agendas personalistas, grupales o extranacionales.

Para echarle más leña al fuego, Ahmadineyad anunció con orgullo que “Irán había producido un kilo de uranio enriquecido”, que puede servir para un reactor atómico…o para fabricar bombas atómicas. Dada la terrible amenaza que hizo meses atrás, queda poca duda en qué fines preferirá utilizarlas, empeorando así eventualmente las crisis regionales y animando a las grandes potencias occidentales a prepararse para una campaña similar a la que libraron contra Saddam Hussein en 1991, cuando éste invadió Kuwait.

Se puede debatir sobre quien empezó la carrera armamentista, pero mientras tanto mucha gente inocente ingresa en la filas de los refugiados, como está sucediendo en la golpeada Irak, que ya tiene 2 millones en países vecinos y otros tantos desplazados en el interior. Lo mismo sucede en Afganistán, con Irán tratando de infiltrarse para crearle problemas a la coalición aliada, igual que lo hace en Irak, donde la apuesta es mayor por lo del petróleo. Cada vez más se aclara el astuto plan de Ahmadineyad, quien obviamente pretende convertir a Irán en la mayor potencia regional y controlar el flujo de crudo desde el Golfo, lo que le daría un inmenso poder.

Es obvio que Arabia Saudita y los emiratos del Golfo Pérsico estén preocupados por la evolución de los acontecimientos, mientras EEUU y Europa se inquietan por avizorar el peligro para los vitales suministros petroleros del Oriente Medio. El petróleo y las ambiciones geopolíticas nunca han hecho una combinación armoniosa, como bien nos estamos dando cuenta aquí en casa, donde no se habla sino de milicias, armas, submarinos y aviones de guerra, derrochando los petrodólares en planes guerreristas –disfrazados de ‘defensa nacional’- en lugar de invertirlos en planes de desarrollo para mejorar las condiciones socioeconómicas de los pobres. ¿Aflorará algún día un poco de sensatez?

rpalmi@yahoo.com

 
 

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