Después
de los problemas vitales de inseguridad, hambre y
enfermedades, la humanidad sufre de dos problemas que
afectan seriamente la calidad de vida de numerosas
familias. La realidad es elocuente: cerca de la quinta
parte de la población mundial no tiene acceso adecuado al
agua potable y la cuarta parte no tiene electricidad en
sus hogares. En el primer caso, se trata de una sustancia
pura de primera necesidad, cuya falta promueve las
enfermedades infecciosas y una hidratación inadecuada del
organismo. En el segundo caso, aunque la electricidad
pueda considerarse a veces un lujo, su ausencia en la vida
moderna hace que las personas no puedan estudiar de noche,
ni usar aparatos eléctricos como lavadoras y neveras, o
disfrutar en casa de entretenimientos baratos como la
televisión, la radio y el Internet.
En ambos casos las soluciones
siempre han sido costosas para los países pobres, pues
purificar agua salobre o contaminada en gran escala
requiere de grandes inversiones, y lo mismo sucede con la
generación de electricidad, que exige represas
hidroeléctricas o plantas térmicas que queman combustibles
cada vez más caros. La solución sería llevar a las
familias necesitadas -generalmente rurales- aparatos
compactos, prácticos y económicos de uso casero para que
puedan resolver estos problemas directamente, sin la
intervención estatal, que siempre es lenta y a menudo
ineficiente. Al menos así lo pensó el inventor
norteamericano Dean Kamen, ya famoso por haber inventado
el Segway, un vehículo eléctrico individual para
pavimentos urbanos.
Inventos de una mente
brillante
Kamen aplicó la misma
inventiva sencilla que lo llevó a desarrollar el Segway a
esos dos problemas, invirtiendo tres años de su carrera en
inventar aparatos compactos para purificar el agua o
general electricidad en casa, sin contaminar y usando
recursos accesibles. En el caso del agua, se trata de un
aparato tan grande como una lavadora que puede producir
hasta un millar de litros al día, suficientes para todas
las necesidades de cocina, higiene y lavado de unas dos o
tres familias. Lo ingenioso es que no importa mucho la
calidad del agua que alimenta el sistema, e incluso puede
ser bastante sucia e infectada, pues el aparato evapora el
agua y produce un lodo que podría servir de fertilizante.
Para funcionar necesita calor,
y aquí viene el otro aparato, también compacto como una
lavadora, que genera electricidad a partir de un recurso
bastante común en el campo, excremento de ganado, o
cualquier biomasa vegetal que se tenga a mano y que se
pueda quemar. El dispositivo genera un kilovatio de
electricidad en forma continua, mientras se lo alimente de
combustible, suficiente para encender unos 15 bombillos de
60 W, o varias decenas de los nuevos bombillos
fluorescentes de alto rendimiento, o iluminar una casa
entera con televisor, radio, tocadiscos y una computadora
y ocasionalmente un calentador de agua u horno. Los dos
aparatos pueden ubicarse uno al lado del otro y aprovechar
el calor residual de la planta eléctrica en la
purificación del agua.
Probando los inventos en el
campo
Aunque los dos aparatos
funcionan bien en el laboratorio y costaron unos 100 mil
dólares cada uno para desarrollar, Kamen quiso asegurarse
de que funcionarían bien en el campo. Así, le cedió varios
prototipos a Iqbal Quadir, un empresario de uno de los
países más pobres del mundo, Bangladesh, quien hizo una
prueba de campo durante seis meses con varias familias.
Los resultados fueron positivos, y ahora Quadir está
buscando empresas que puedan fabricar los dos aparatos en
ese país, en cantidades suficientes para que lleguen a
costar unos mil dólares cada uno. ))
Kamen, un moderno Edison
Dean Kamen, nacido cerca de
Nueva York en 1951, estudió varios años de ingeniería
electromecánica en un instituto politécnico, pero lo dejó
antes de graduarse para adquirir experiencia práctica en
la industria. Inicialmente se dedicó a desarrollar
aparatos para el campo de la medicina. Así, inventó la
primera bomba personal para inyectar insulina a los
diabéticos, un aparato móvil para diálisis y una silla de
ruedas todo-terreno, la cual lo llevó a inventar su famoso
Segway, un vehículo personal de dos ruedas que se mantiene
vertical con giroscopios controlados por computadora.
El Segway no caló en seguida
pero ya es usado por ejecutivos, ancianos, enfermos o
simples empleados para no caminar excesivamente en
pavimentos y aceras. Después de que algunos ejecutivos
famosos –como Steve Jobs, el director de Apple-- lo usan y
le hicieron una publicidad gratuita, el Segway se vende a
través de una empresa a la cual vendió la patente y
disfruta de pedidos continuos ya que su costo es bastante
asequible (unos $ 5000).
Kamen fundó en 1982 una
empresa que utiliza el talento de un millar de ingenieros
y técnicos, empeñados en solucionar problemas específicos
a la industria y el comercio, y de la cual ha salido
distintas innovaciones. Por ellas ha recibido la medalla
de honor en tecnología de manos del presidente Bill
Clinton y otros honores, incluso un premio humanitario de
la ONU, ya que algunas de sus máquinas invenciones están
ayudando a los países subdesarrollados. Últimamente se ha
dedicado a dos de los mayores problemas de los países
pobres: purificar agua y generar electricidad.
Por algo a Kamen se lo
califica como un Edison moderno, pues como éste es un
autodidacta que no quiso terminar sus estudios y fundó un
laboratorio donde centraliza sus inventos. También dirige
una fundación conocida como FIRST, donde estimula a
inventores noveles a llevar a cabo sus proyectos y
comercializarlos, tal como hace en Venezuela la ONG
Eureka, que realiza regularmente exposiciones con inventos
y desarrollos autóctonos, generalmente de talento joven.
(De paso, la próxima exposición artesanal de Eureka será a
principios de mayo en Plaza Las Américas, Cafetal).
Kamen vive en una mansión
super automatizada en New Hampshire, noreste de EE.UU, y
nunca se ha casado porque asegura que ya lo está con sus
inventos. Un trabajador incansable, se desplaza en
helicóptero a su empresa DEKA Research and Development,
donde trata de solucionar los grandes problemas de la
humanidad. Ya millonario, y a tono con su comprobada
sensibilidad social, Kamen licencia sin costo o a bajo
precio sus inventos a terceros, si le demuestran que son
para ayudar a los pobres a mejorar su calidad de vida.
rpalmi@yahoo.com