Además
de su empeño en lograr el máximo suspenso en sus
películas, el legendario director Alfred Hitchcock tenía
una obsesión por las actrices rubias, y de hecho en los 35
años en que trabajó en Hollywood las utilizó
invariablemente en roles protagónicos. Su selección se
podría explicar porque abundan las rubias en la cultura
anglosajona y nórdica a la cual pertenecía, pero Hitchcock
confesó que lo veía como una manera de hacer más
vulnerables a sus heroínas, pues parecía disfrutar cómo la
trama las sometía a amenazas físicas y tribulaciones
dolorosas. Sin el conocido “mago del suspenso” tenía un
gusto exquisito y prefería rubias inteligentes y
elegantes, a diferencia de las voluptuosas rubias que
abundan en el cine de Hollywood. Hitchcock reconocía
abiertamente que tenía una debilidad por las rubias, y
quizás por el hecho de que su esposa Alma tenía pelo
castaño, buscaba realizar sus fantasías eróticas con las
intérpretes de sus filmes. De hecho, no es ningún secreto
que estaba enamorado secretamente de varias de ellas, y
esto fue muy notorio en los casos de Ingrid Bergman, Grace
Kelly y Tippi Hedren.
Bergman y Kelly, sus rubias
favoritas
Hitchcock utilizó a la
talentosa Joan Fontaine en su primera película hecha en
Hollywood, “Rebeca” (1940), contratándola nuevamente un
año después para “Sospecha”. En ambos casos, las heroínas
eran mujeres mortificadas con el errático comportamiento
de sus maridos fílmicos, todo para crearle el suspenso que
lo hizo tan famoso. Fontaine tuvo una carrera distinguida,
siendo su última actuación en 1994, aunque todavía aparece
ocasionalmente en actos benéficos.
Al terminar la guerra mundial en 1945, Hitchcock pudo
someter a contrato exclusivo a la famosa Ingrid Bergman
–ya había ganado un Oscar por “La luz que agoniza”-- ,
quien protagonizó con él cintas memorables como “Cuéntame
tu vida” y “Notorious”. Pero después del fracaso de “Bajo
el signo de Capricornio” y el tempestuoso romance de ella
con Roberto Rossellini –que casi acaba con su carrera--
Hitchcock se buscó a otra rubia menos complicada,
seleccionando a la entonces actriz emergente Grace Kelly,
a quien hizo famosa con “La llamada fatal”, “La ventana
indiscreta” y “Para atrapar al ladrón”, pero se decepcionó
cuando ella se independizó y luego se casó con el Príncipe
de Mónaco.
Probando con otras rubias
En su siguiente película, “En
manos del destino”, Hitchcock escogió a la rubia Doris Day,
pero al darse cuenta que ella tenía un matrimonio estable
y una carrera paralela como cantante, ya no le interesó
más. Poco después, Hitchcock hizo una de sus cintas más
logradas, “Vertigo”, con la rubia platinada Kim Novak
alcanzando el cenit de su carrera en ese filme. Pero ella
no gustaba del carácter dominante de Hitchcock y lo
abandonó, obteniendo sólo roles secundarios en lo
sucesivo. En su siguiente proyecto, “intriga
internacional”, contrató a la Eva Marie Saint, pero ella
tampoco fue muy complaciente, y –al igual que Day y Novak-
fue su única cooperación con el director, aunque todavía
sigue muy activa en la televisión.
Continuando con su obsesión
con las rubias, Hitchcock colocó a dos de ellas en su
cinta más famosa, el clásico del horror “Psicosis”, donde
Janet Leigh hizo su trabajo más notable, aunque tuvo una
dilatada carrera en Hollywood. La otra estrella rubia de
ese filme fue Vera Miles, quien ya había trabajado en una
obra menor de Hitchcock, “El hombre equivocado”. Pero su
trabajo más conocido fue en “Psicosis”, después del cual
actuó mayormente en series televisivas hasta retirarse a
mediados de los 90.
Tippi Hedren, de los pájaros a
las fieras
Después de ese sonoro éxito de
público, Hitchcock hizo sólo una cinta digna de su
talento, “Los pájaros”, para la cual contrató a una
novata, Tippi Hedren, a quien quiso llevar al estrellato
como su protegida, como había hecho antes con otras
actrices. Pero Hitchcock, con más de 60 años entonces, se
enamoró de Hedren y fue la única actriz a quien le hizo
una “proposición indecente” siendo rechazado por la rubia.
Mientras estuvo bajo contrato, Hitchcock fue sumamente
celoso de la vida privada de Hedren, hasta tal punto que
ella se vio obligada a abandonarlo al terminar la
filmación de “Marnie”, una obra fallida a pesar que tenía
en el reparto a Sean Connery.
La separación fue dolorosa,
pues el rencoroso Hitchcock –dolido por el rechazo-- le
pronosticó una carrera gris, algo que de hecho se
materializó, ya que Hedren no obtuvo más papeles
protagónicos en Hollywood. Después de financiar un costoso
proyecto fílmico sobre fieras en cautiverio, Hedren se
concentró en un parque al estilo safari conocido “Shambala”,
que todavía gerencia en California. Así, la última rubia
famosa de Hitchcock adquirió un prestigio propio por su
empeño conservacionista, pero quizás fue su experiencia
con los agresivos pájaros con que lidió –y casi le sacan
lo ojos- en aquella memorable cinta de suspenso de 1963
los que la animaron emprender esa actividad.
rpalmi@yahoo.com