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Las rubias de Hitchcock
por Roberto Palmitesta  
martes, 11 diciembre 2007


Además de su empeño en lograr el máximo suspenso en sus películas, el legendario director Alfred Hitchcock tenía una obsesión por las actrices rubias, y de hecho en los 35 años en que trabajó en Hollywood las utilizó invariablemente en roles protagónicos. Su selección se podría explicar porque abundan las rubias en la cultura anglosajona y nórdica a la cual pertenecía, pero Hitchcock confesó que lo veía como una manera de hacer más vulnerables a sus heroínas, pues parecía disfrutar cómo la trama las sometía a amenazas físicas y tribulaciones dolorosas. Sin el conocido “mago del suspenso” tenía un gusto exquisito y prefería rubias inteligentes y elegantes, a diferencia de las voluptuosas rubias que abundan en el cine de Hollywood. Hitchcock reconocía abiertamente que tenía una debilidad por las rubias, y quizás por el hecho de que su esposa Alma tenía pelo castaño, buscaba realizar sus fantasías eróticas con las intérpretes de sus filmes. De hecho, no es ningún secreto que estaba enamorado secretamente de varias de ellas, y esto fue muy notorio en los casos de Ingrid Bergman, Grace Kelly y Tippi Hedren.

Bergman y Kelly, sus rubias favoritas

Hitchcock utilizó a la talentosa Joan Fontaine en su primera película hecha en Hollywood, “Rebeca” (1940), contratándola nuevamente un año después para “Sospecha”. En ambos casos, las heroínas eran mujeres mortificadas con el errático comportamiento de sus maridos fílmicos, todo para crearle el suspenso que lo hizo tan famoso. Fontaine tuvo una carrera distinguida, siendo su última actuación en 1994, aunque todavía aparece ocasionalmente en actos benéficos.
Al terminar la guerra mundial en 1945, Hitchcock pudo someter a contrato exclusivo a la famosa Ingrid Bergman –ya había ganado un Oscar por “La luz que agoniza”-- , quien protagonizó con él cintas memorables como “Cuéntame tu vida” y “Notorious”. Pero después del fracaso de “Bajo el signo de Capricornio” y el tempestuoso romance de ella con Roberto Rossellini –que casi acaba con su carrera-- Hitchcock se buscó a otra rubia menos complicada, seleccionando a la entonces actriz emergente Grace Kelly, a quien hizo famosa con “La llamada fatal”, “La ventana indiscreta” y “Para atrapar al ladrón”, pero se decepcionó cuando ella se independizó y luego se casó con el Príncipe de Mónaco.

Probando con otras rubias

En su siguiente película, “En manos del destino”, Hitchcock escogió a la rubia Doris Day, pero al darse cuenta que ella tenía un matrimonio estable y una carrera paralela como cantante, ya no le interesó más. Poco después, Hitchcock hizo una de sus cintas más logradas, “Vertigo”, con la rubia platinada Kim Novak alcanzando el cenit de su carrera en ese filme. Pero ella no gustaba del carácter dominante de Hitchcock y lo abandonó, obteniendo sólo roles secundarios en lo sucesivo. En su siguiente proyecto, “intriga internacional”, contrató a la Eva Marie Saint, pero ella tampoco fue muy complaciente, y –al igual que Day y Novak- fue su única cooperación con el director, aunque todavía sigue muy activa en la televisión.

Continuando con su obsesión con las rubias, Hitchcock colocó a dos de ellas en su cinta más famosa, el clásico del horror “Psicosis”, donde Janet Leigh hizo su trabajo más notable, aunque tuvo una dilatada carrera en Hollywood. La otra estrella rubia de ese filme fue Vera Miles, quien ya había trabajado en una obra menor de Hitchcock, “El hombre equivocado”. Pero su trabajo más conocido fue en “Psicosis”, después del cual actuó mayormente en series televisivas hasta retirarse a mediados de los 90.

Tippi Hedren, de los pájaros a las fieras

Después de ese sonoro éxito de público, Hitchcock hizo sólo una cinta digna de su talento, “Los pájaros”, para la cual contrató a una novata, Tippi Hedren, a quien quiso llevar al estrellato como su protegida, como había hecho antes con otras actrices. Pero Hitchcock, con más de 60 años entonces, se enamoró de Hedren y fue la única actriz a quien le hizo una “proposición indecente” siendo rechazado por la rubia. Mientras estuvo bajo contrato, Hitchcock fue sumamente celoso de la vida privada de Hedren, hasta tal punto que ella se vio obligada a abandonarlo al terminar la filmación de “Marnie”, una obra fallida a pesar que tenía en el reparto a Sean Connery.

La separación fue dolorosa, pues el rencoroso Hitchcock –dolido por el rechazo-- le pronosticó una carrera gris, algo que de hecho se materializó, ya que Hedren no obtuvo más papeles protagónicos en Hollywood. Después de financiar un costoso proyecto fílmico sobre fieras en cautiverio, Hedren se concentró en un parque al estilo safari conocido “Shambala”, que todavía gerencia en California. Así, la última rubia famosa de Hitchcock adquirió un prestigio propio por su empeño conservacionista, pero quizás fue su experiencia con los agresivos pájaros con que lidió –y casi le sacan lo ojos- en aquella memorable cinta de suspenso de 1963 los que la animaron emprender esa actividad.

rpalmi@yahoo.com

 
 

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