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Otro famoso se tiñe de “verde”
por Roberto Palmitesta  
martes, 5 junio 2007


En el último año, Al Gore, un político metido a ambientalista, fue muy aplaudido por su documental “Una verdad incómoda”. Ahora, el actor Leonardo Di Caprio, animado por ese éxito, decidió aprovechar su fama para llamar la atención sobre el mismo problema del calentamiento global, que cobra mayor urgencia con el correr del tiempo. Así, decidió producir, escribir y narrar un documental con un título de tono apocalíptico, “La penúltima hora” ( original: The 11th hour ), el cual alerta contra la catástrofe ecológica que estaría por ocurrir. Ajeno al arte del documental, Di Caprio contrató a dos cineastas experimentadas, Nadia y Laura Conners, para dirigirlo y editarlo.

Siguiendo los pasos de Gore -a quien considera su ‘padrino ambientalista’- Di Caprio decidió presentar personalmente su obra en el Festival de Cannes, algo que la prensa escrita y electrónica no podía dejar de reseñar. El mensaje central del mismo es que, si bien estamos en una carrera contra el reloj, todavía es posible cambiar las cosas si nos volvemos “ciudadanos comprometidos”. El cuadro catastrófico lo presentan unos 50 especialistas en el área climática, que exponen la triste realidad de que estamos contaminando el ambiente a un ritmo tan frenético, que las futuras generaciones sufrirán inevitablemente las consecuencias tanto de nuestros malos hábitos, como de nuestra apatía e inacción.

Mostrando una faceta social poco conocida, Di Caprio aborda el polémico campo de la globalización, que sus expertos la califiquen de “arma de destrucción masiva”, al referirse a los perjuicios que causa el creciente intercambio comercial, que a su vez promueve un , consumismo harto contaminante, responsable último del calentamiento global. Al presentar su film en Cannes, Di Caprio aclaró a los periodistas que él no es un experto en el área ecológica, sino un simple ciudadano que permite que los científicos y divulgadores –como Stephen Hawking y David Suzuki-- expresen libremente su opinión sobre un problema crucial de la humanidad, aunque es obvio que trató de dirigir la critica hacia el capitalismo desbordado. “Somos el motor económico del mundo, pero también los mayores contaminantes”, dice Di Caprio en su narración. Y concluye: “Si no damos el ejemplo, ¿cómo esperamos que los demás nos hagan caso?”. En el fondo, fue una crítica velada a la postura de la Administración Bush, que no adoptó los lineamientos del Protocolo de Kyoto.

( Su relación con Al Gore no es incidental, pues cuando Di Caprio estaba en la cúspide de su fama -después de la gran acogida de “Titanic”- se entrevistó con el entonces vicepresidente y éste le habló sobre la importancia de atacar los problemas ambientales. Una década después, Di Caprio fue estimulado por el éxito del filme de Gore, y se decidió a imitarlo, pero aclara que no espera acumular galardones, sino sólo sacudir la conciencia del espectador sobre un problema planetario. )

rpalmi@yahoo.com

 
 

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