En
el último año, Al Gore, un político metido a
ambientalista, fue muy aplaudido por su documental “Una
verdad incómoda”. Ahora, el actor Leonardo Di Caprio,
animado por ese éxito, decidió aprovechar su fama para
llamar la atención sobre el mismo problema del
calentamiento global, que cobra mayor urgencia con el
correr del tiempo. Así, decidió producir, escribir y
narrar un documental con un título de tono apocalíptico,
“La penúltima hora” ( original: The 11th hour ), el cual
alerta contra la catástrofe ecológica que estaría por
ocurrir. Ajeno al arte del documental, Di Caprio contrató
a dos cineastas experimentadas, Nadia y Laura Conners,
para dirigirlo y editarlo.
Siguiendo los pasos de Gore -a
quien considera su ‘padrino ambientalista’- Di Caprio
decidió presentar personalmente su obra en el Festival de
Cannes, algo que la prensa escrita y electrónica no podía
dejar de reseñar. El mensaje central del mismo es que, si
bien estamos en una carrera contra el reloj, todavía es
posible cambiar las cosas si nos volvemos “ciudadanos
comprometidos”. El cuadro catastrófico lo presentan unos
50 especialistas en el área climática, que exponen la
triste realidad de que estamos contaminando el ambiente a
un ritmo tan frenético, que las futuras generaciones
sufrirán inevitablemente las consecuencias tanto de
nuestros malos hábitos, como de nuestra apatía e inacción.
Mostrando una faceta social
poco conocida, Di Caprio aborda el polémico campo de la
globalización, que sus expertos la califiquen de “arma de
destrucción masiva”, al referirse a los perjuicios que
causa el creciente intercambio comercial, que a su vez
promueve un , consumismo harto contaminante, responsable
último del calentamiento global. Al presentar su film en
Cannes, Di Caprio aclaró a los periodistas que él no es un
experto en el área ecológica, sino un simple ciudadano que
permite que los científicos y divulgadores –como Stephen
Hawking y David Suzuki-- expresen libremente su opinión
sobre un problema crucial de la humanidad, aunque es obvio
que trató de dirigir la critica hacia el capitalismo
desbordado. “Somos el motor económico del mundo, pero
también los mayores contaminantes”, dice Di Caprio en su
narración. Y concluye: “Si no damos el ejemplo, ¿cómo
esperamos que los demás nos hagan caso?”. En el fondo, fue
una crítica velada a la postura de la Administración Bush,
que no adoptó los lineamientos del Protocolo de Kyoto.
( Su relación con Al Gore no
es incidental, pues cuando Di Caprio estaba en la cúspide
de su fama -después de la gran acogida de “Titanic”- se
entrevistó con el entonces vicepresidente y éste le habló
sobre la importancia de atacar los problemas ambientales.
Una década después, Di Caprio fue estimulado por el éxito
del filme de Gore, y se decidió a imitarlo, pero aclara
que no espera acumular galardones, sino sólo sacudir la
conciencia del espectador sobre un problema planetario. )
rpalmi@yahoo.com