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Las metas de una nueva oposición organizada
Julio Palma
 martes, 9 noviembre 2004


 
         
        

  Resulta doloroso afirmar ahora: “se veía venir, se los dije”, cuando ya casi todo está perdido. Era previsible que sucediera una debacle opositora, en vista de la alta abstención y la dispersión del voto entre varios candidatos, con algunos poco merecedores de nuestra confianza. Estos tres factores fueron los causantes inmediatos, pero antes que el evento comicial, sucedieron cosas que deben achacarse forzosamente al liderazgo opositor. En una sociedad justa son los líderes los que deben admitir sus errores, en lugar de consolarse de ser “la primera fuerza de la oposición” o haber conservado muy contados espacios gracias a que muchos votaron por el mal menor.

  Ahora pareciera que la oposición se ha merecido plenamente el término de “escuálidos” asignado despectivamente por el oficialismo, sin ser una realidad, ya que todos saben que la oposición constituye la gran mayoría del electorado consciente, en el orden del 70%, aunque no lo haya sabido demostrar con resultados visibles. Para ser francos y justos, también el oficialismo hizo un papel muy deprimente al reunir menos del 20% de los electores en las elecciones de gobernadores y alcaldes, sin que se manifestara otra vez el debatible 60% de apoyo, que anunció sin pruebas el CNE el pasado 16 de agosto. Con esto, quedó nuevamente demostrado el fraude cometido con el RRP, tal como lo explicaba se había asegurado con creces en sendos estudios e informes.

Pero no olvidemos que el oficialismo detenta ahora el poder político total, al haber copado ahora todos los poderes públicos, así que se puede dar el lujo, con la arrogancia que lo caracteriza, de decir que le dio una paliza a la oposición, ya que para fines prácticos –y para el mundo exterior – son las cifras relativas de votos válidos las que cuentan y se divulgan. Este fue precisamente uno de los errores de cierto liderazgo opositor, cuando pensaba dar una “lección moral” y mostrar al mundo el rechazo al régimen, promocionando una abstención que terminó siendo suicida, ya que los ganadores se rieron de eso, en camino a apropiarse de sus inmerecidos premios. También algunos medios de comunicación se prestaron a ese juego masoquista, argumentando irresponsablemente razones de conciencia y dignidad, cuando lo sensato era darle el voto el 31-10  a los mejores candidatos opositores, al menos para no permitir una derrota aplastante, en vista de que era evidente que la abstención total no se iba a lograr.

Ahora el daño está hecho y se impone no sólo hacer un “chequeo de realidad” sino diseñar una estrategia conducente a recuperar el justo papel que tiene la mayoría activa del país, que lamentablemente no ha sido bien orientada y conducida en las recientes oportunidades comiciales. El objetivo inmediato no puede ser otro sino volver a canalizar las inquietudes políticas de esta mayoría, para que se organice en un gran movimiento opositor que pueda tener chance de ganar en las próximos eventos comiciales, o –eventualmente, si no hubiera condiciones para participar con transparencia- formar un efectivo núcleo de resistencia para recuperar a como dé lugar la vapuleada democracia en el país.

Tal como lo señaláramos en su oportunidad, este sería un buen momento para formar un gran movimiento opositor, con dos grandes partidos centristas, uno de centro izquierda y otro de centro derecha, agrupando lo que queda de varios partidos tradicionales y nuevos, que nunca tendría chance si participan solos en elecciones futuras. Si esto último se admite con sinceridad, sería insensato y contraproducente para sus líderes seguir en actitudes unilaterales y egoístas, sólo para figurar en titulares y programas de opinión como “líder máximo del partido X”, sabiendo que el tonto protagonismo personalista ha sido uno de los factores que nos ha conducido a la actual situación. Un verdadero líder debe saber cuando se le necesita al frente o colaborando en el esfuerzo global en un plano secundario. Unas primarias generales de la oposición pudieran dirimir objetivamente esas controversias para elegir líderes verdaderamente populares y meritorios, que representen a la sociedad civil y especialmente a la mayoría independiente. Los demás que se traguen su orgullo y colaboren, si quieren volver a una vigencia decorosa algún día.

La metas inmediatas y factibles

Una vez definidos dos movimientos listos para la lucha, habría que diseñar la estrategia política para el futuro inmediato, con eventuales planes B si no se logra una actuación imparcial del CNE, como debió haberse hecho con energía en los distorsionados eventos recientes. En orden cronológico, los próximos objetivos, de seguir la lucha por la vía comicial, deberían ser los siguientes:

a) Conservar parlamentarios opositores en los referendos revocatorios que vienen en diciembre, donde se piensa aprovechar el descalabro reciente y la apatía general para aumentar la mayoría oficialista en la Asamblea.

b) Elegir una nueva Asamblea a mediados de 2005 que sea más representativa del electorado nacional, donde esté bien representada la mayoría opositora. Este es un evento crucial que podría cambiar radicalmente el panorama político.

c) Prepararse para revocar mandatos de los gobernadores y alcaldes oficialistas recién electos hace poco, para recuperar y aumentar dichos espacios en 2006.

d) Elegir a un presidente que represente dignamente esa misma mayoría democrática en el 2006 y conduzca al país a un bienestar general, real y duradero, sin exclusiones ni fines personalistas o sectarios.          

     De alguna manera deberá garantizarse la validez del voto emitido en las contiendas electorales, de otro modo los esfuerzos serán inútiles. Si esto no fuera posible, entonces se impone seguir la lucha por otros medios legales, claramente definidos en la Constitución. Pero cruzaremos ese puente al llegar al mismo, pues primero hay que asegurar condiciones para librar y ganar las 4 batallas mencionadas, de una lucha que todavía no se ha perdido totalmente. Esperamos que el nuevo liderazgo opositor que emergerá de la reciente debacle, reflexione rápidamente y se dedique de lleno a esas metas  específicas, sin demoras ni egoísmos, de otro modo seguirá vegetando en el país una oposición simbólica que sólo servirá de “tonto útil” para legitimar indebidamente un régimen incapaz, demagógico, entreguista y autocrático, que está regresando el país a etapas claramente superadas de pobreza, atraso, dependencia e injusticia.  

La finalidad de las elecciones es asegurar una justa representatividad de los grupos de la sociedad en las decisiones políticas, pero esto no ha sucedido en las dos últimas elecciones, debido a trampas, apatía o mala dirección. Aseguremos primero que no vuelva a suceder, pero nuestros hijos no nos perdonarían si nos dejamos vencer por el derrotismo y la indiferencia, por más justificadas que puedan ser esas actitudes. Además, sin una oposición organizada y efectiva pronto sentiremos con más fuerza los rigores del totalitarismo, el abuso y la represión, dentro de otra oprobiosa “dictadura constitucional” del continente, como tantas que ha habido en el pasado latinoamericano, algo que no merecemos por nuestra probada tradición democrática, libertaria y justiciera. Moralmente, estamos en el lado correcto, así que sólo falta organización, dirección y acción para que nuestros esfuerzos sean fértiles. Esta es nuestra patria, actualmente secuestrada por golpistas, bandidos y oportunistas disfrazados de gobernantes, así que tu conciencia, tu familia y el país esperan tu contribución para corregir pronto esta dolorosa aberración histórica.

      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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