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Marginal (III) - Alexis Márquez Rodríguez
 domingo, 10 octubre 2004


 
Según lo que hemos visto hasta ahora, un sujeto marginal es aquel que no tenga trabajo fijo y remunerado, lo cual le impide ganar el dinero necesario para alimentarse y alimentar debidamente a quienes dependan de él, por lo que también carece de vivienda propia o alquilada en condiciones mínimas de habitabilidad, lo mismo que de la asistencia médica elemental para conservar la salud suya y de sus  dependientes; que no asiste, ni ha asistido regularmente a la escuela ­por lo general es analfabeto, aunque no necesariamente­, ni tiene posibilidad de producir  ninguna clase de manifestación artística en condiciones que no sean las más rudimentarias, ni de disfrutar de alguna forma de recreación (cine, televisión, radio, teatro, deportes, etc.).

Por supuesto, esta persona no aporta nada en el ámbito de la producción de bienes y servicios, y, obviamente, está al margen de la actividad económica productiva que es propia de toda sociedad, indistintamente del mayor o menor grado de organización y de riqueza del país a que corresponda. Un buhonero, por  ejemplo, por grandes que puedan ser sus grados de pobreza y de carencias, no es un marginal, y probablemente ni siquiera un sujeto de pobreza extrema, en la medida en que realiza una actividad  productiva, no importa que sea de manera informal, como dicen los economistas, y en que atiende a su subsistencia y a la de sus allegados, aunque sea en condiciones difíciles y con mucha  escasez, que no siempre se da, desde luego, puesto que hay buhoneros que ganan más que muchos profesionales universitarios.

El marginal no es, además, una persona que, como también sugiere uno de mis interlocutores epistolares, recibe del Estado paternalista, a modo de dádivas o de limosnas, determinados beneficios, sin dar nada a cambio, porque el marginal, como ya dije, carece prácticamente de todo, bien  porque no existan los servicios de que debería ser beneficiario, bien  porque, existiendo, no disfrute de ellos por diversas causas, especialmente por su extrema pobreza, que, lo más elemental, le impide desplazarse de su zona marginal hasta los lugares donde funcionan esos servicios, cuando existen. Mencioné el concepto de pobreza extrema, pero advierto que esta no debe confundirse con  marginalidad, si bien de hecho el marginal es un individuo extremadamente pobre, pero no todo individuo extremadamente pobre es un marginal.

Aún quiero comentar otros aspectos del vocablo marginal, así que le dedicaré un cuarto artículo para concluir.
      

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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