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El corralito errante
por Lucy Gómez  
domingo, 5 febrero 2012


Entonces se prohibió a los particulares:

“Los retiros en efectivo que superen los doscientos cincuenta pesos ($ 250) o doscientos cincuenta dólares estadounidenses (US$ 250) por semana, por parte del titular, o de los titulares que actúen en forma conjunta o indistinta, del total de sus cuentas en cada entidad financiera.

Las transferencias al exterior, con excepción de las que correspondan a operaciones de comercio exterior, al pago de gastos o retiros que se realicen en el exterior a través de tarjetas de crédito o débito emitidas en el país, o a la cancelación de operaciones financieras o por otros conceptos, en este último caso, sujeto a que las autorice el Banco Central de la República Argentina”.

En Argentina quedaron  prácticamente paralizadas por la medida, tomada el tres de diciembre de 2001,  todas las operaciones en efectivo y miles de ciudadanos tuvieron que recurrir a los tribunales para poder sacar su dinero años después, aunque hubo algunos que recurrieron a la violencia debido a la desesperación.

El corralito argentino prácticamente duró un año, pero  sigue vivo como medida posible,  porque en  las crisis económicas europeas lo  han evocado con frecuencia, temiéndolo.  Y hace unos días, fue visto paseando por Venezuela, aunque quiénes lo pusieron en práctica en Argentina, no tienen nada que ver con el modelo socialista bolivariano, ya que fueron el ex presidente de la Rúa y el ex ministro Domingo Cavallo. La  visión  criolla se produjo después de una alocución presidencial que en otros momentos y en otro país se consideraría contraproducente e imprudente, la del Presidente Chávez amenazando a los bancos con la  nacionalización.

Por razones distintas a  las de economías corroídas  hasta los huesos, como la Argentina de hace diez años o la  griega de hoy, Venezuela según el partido Comunista y los seguidores del Presidente necesita un mayor control del Estado sobre el sistema bancario. Y como de costumbre, el Presidente amaga y sus áulicos hacen la traducción completa . Políticamente hablando, la clase media venezolana hace todavía demasiados negocios, se da demasiadas ínfulas y tiene demasiado margen de maniobra, la revolución tiene que avanzar. El control de todos los negocios debe estar en manos de los amigos del gobierno. En este caso, hay un pretexto ,  que los bancos no dan suficiente dinero para  créditos agrícolas.

Este caso se parece mucho al de  la liquidación de  la autonomía del Banco  Central de Venezuela. El Presidente empezó a quejarse porque necesitaba “un millardito” para sus proyectos y la directiva del  BCV no se lo aprobaba. ¿Que  pasó?  Terminó con la autonomía del  Banco y creó fondos alternos para pagar sus proyectos  sin dar explicaciones, incluyendo el financiamiento de sus  campañas  electorales y el  de los regímenes amigos.

En este caso, es lo mismo: están avisando que requiere del dinero privado (porque se le está acabando el público) para seguir reinando. Cuando acabe con  la banca privada, nuestro dinero estará allí, a su alcance.

Ya la medida está inventada y los razonamientos no faltará quién se los  cuadre. Pero  guerra avisada no mata soldado, y si lo mata es por descuidado.

Así cuentan el final de la medida en El País: “La falta de dinero que provocó el corralito dio lugar al trueque. La clase media comenzó los cacerolazos. El mayor sonó la tarde del 19 de diciembre en medio de saqueos. De la Rúa declaró el estado de sitio. La población lo desafió y salió a las calles. Después de una represión policial que en dos días dejó 39 muertos, el presidente huyó en helicóptero de la Casa Rosada rodeado de manifestantes. "¡Que se vayan todos!", gritaban. Algunos se organizaban en asambleas barriales. Otros agredían a todos los políticos.

Argentina acabó suspendiendo pagos. Se habían congelado depósitos por 66.000 millones de dólares , se  paralizaron  18 millones de cuentas .

Es una historia que hay que recordar  porque el final fue dañino para las dos partes: los políticos y la gente común.

Y en cuanto a que si  en caso de que haya una medida de nacionalización sin corralito, la apruebo o no, por lo menos al principio,  tengo algo mas que decir y por supuesto, oponerme . Soy cliente de los bancos venezolanos que siguen superpoblados, con lentos servicios y  respondiendo a una  lentísima bancarización electrónica en el país, en términos generales. Así y todo  me considero dentro de los  afortunados no solo por tener cuenta bancaria sino por tenerla en el sector privado. Baste una sola referencia. Si usted está acostumbrado a que cuando se le acaba su libreta de ahorros,  se la den en la oficina donde abrió su cuenta, el mismo día y hasta en mucho menos de una hora, en el Banco de Venezuela, que es del  Estado, hay colas de treinta y cuarenta personas,  para que le atiendan el cambio de libreta en una sola taquilla. Y cuando usted llega a que lo atiendan, le toman los datos, llena y firma una planilla y le dicen que tiene que esperar cinco días hábiles para irla a buscar.

¿ Se imagina cuando todos los bancos se pongan igual?

lucgomnt@yahoo.es

 

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