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El castigo logra equilibrio y armonía
por Lucy Gómez  
domingo, 2 agosto 2009


Varias ideas importantes presentó la Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, en la Asamblea Nacional, empeñada como está en poner a derecho los actos que han llevado al gobierno y a sus representantes, a situaciones difíciles, acusados de violar los derechos humanos de los venezolanos, entre ellos su libertad de expresión e información.

No puede ser que sueltos por ahí, diversos jueces, oficiales de la Fuerza Armada, alcaldes y policías, creyendo interpretar la voluntad del conductor político de la revolución venezolana, hayan provocado hechos denunciables ante los organismos nacionales e internacionales. Además, pudieron socavar también las creencias del pueblo llano en la sinceridad y bondad de los actos de los revolucionarios .

Es verdad que han logrado molestar y hacer sufrir a muchas personas hostiles al proceso, pero también consiguieron diversas condenas de la CIDDH, investigaciones de la Unión Europea y del Departamento de Estado norteamericano, denuncias a todo nivel y la directa hostilidad de las autoridades de varios estados vecinos y lejanos No hablemos de las crecientes manifestaciones públicas de gente del común, a favor de periodistas y medios de comunicación. La historia del cierre de RCTV es un clásico de una metida de pata política de este proceso, indefendible en el terreno legal.

Es por eso que hay que buscar un camino que justifique la reducción de los medios de comunicación, sus trabajadores e ideólogos a su vertiente eminentemente educativa, de acuerdo a la concepción bolivariana, es decir, a favor de los contenidos de adhesión al socialismo, por encima de sus objetivos informativos o de entretenimiento.

La Fiscal General, considerándose ( como lo es) una guardiana del estado de derecho revolucionario, decidió.,muy congruentemente con una búsqueda personal del equilibrio y la armonía, evitar en lo posible la repetición de casos como las denuncias de una juez contra una superior, que supuestamente la obligaba a convalidar una orden de prohibición de salida del país contra uno de los dueños de la televisora Globovisión, Guillermo Zuloaga, o que la eliminación de las autorizaciones de funcionamiento a un centenar de radios venezolanas por una decisión del ministro Diosdado Cabello y el organismo que administra, Conatel, sea vista como una rebatiña que no solamente silencia a las radios incómodas sino que de paso , satisface a los amigos del régimen, a quiénes les sería autorizado administrar las distintas frecuencias arrancadas a los opositores.

Varios desórdenes públicos en el estado Miranda, produjeron la detención de tres periodistas, que según sus defensores, no hacían otra cosa que “su trabajo” y fué llevado a la cárcel de Santa Ana, una de las mas peligrosas del país, otro periodista, connotado y ex candidato, el popularísimo “Negro Azócar" ¿Que necesidad hay de arrestarlos a todos en menos de una semana, por desórdenes públicos y asalto los unos y el otro por una viejísima denuncia que todo el mundo sabe que es un pretexto, solo usable en caso de necesidad, por lo bocón del preso?.

Quedarían englobados en una sola legislación punitiva estos casos, tan distintos, con el único nexo de ser los acusados u objetos de sanción, comunicadores , directivos de medios de comunicación u opinadores de oficio.

Se resolverían casos como el de los exiliados, que bien exiliados estarían. pues no habría necesidad de resolver si el juzgado que los condenó por un caso específico, muchas veces desligado de sus funciones periodísticas, como el caso de Patricia Poleo tenía razón. El asesinato es un asunto difícil de probar, ¿ no calza mas la tipología delictual mediática?

La solución es tan completa, que abarca no solo a los periodistas de profesión, sino a todo aquel que intente expresarse fuera de los parámetros educativos del socialismo contra la salud de las personas, contándoles los supuestos horrores y olores de la morgue de Bello Monte o intentando desmentir los hechos de la Caracas totalmente segura que ha logrado el gobierno, por ejemplo.
Esas personas pueden también ser enjuiciadas y condenadas con penas de dos a cuatro años de cárcel. Desde las denunciantes de oficio que se quejan porque no les dan casa o porque le mataron al malandro del hermano o el hijo , hasta los conferencistas, artistas, productores nacionales independientes y ,por supuesto, no por estar de últimos, menos importantes, los dueños de los medios. ¿ No es una belleza?

Por eso es que la Asamblea Nacional se cayó a aplausos. Y los que no aplaudieron, tampoco abrieron la boca. Es tan buena la ley, que hasta por no hablar se peca, porque quién se niegue a decir de donde sacó una información X, ! que secreto de fuente, ni que secreto de fuente! A la cárcel va.

No hablemos de esos que se ponen a discutir con” la autoridá”, porque de una están instigando al delito y obstaculizando las actividades de los revolucionarios.

En una cosa sí falló la Fiscal, en el reconocimiento de que quiénes están en los medios, han picado muy arriba en su guerra contra el proceso. No solo porque se ha detectado un ejercicio abusivo que inclusive produjo una nueva tipología delictual, digna de profundos estudios en el derecho internacional: el delito mediático, del cual por supuesto Venezuela es un ejemplo de librito. Sino porque admitió que los ciudadanos lucen “ indefensos frente al poder que ostentan los medios de comunicación social” y que a través de los medios “ se puede debilitar las instituciones del estado”. Es decir, que los dueños de los medios y los periodistas la tienen ganada, si no se toman medidas como ésta, que combaten el desorden institucional.

De ahí una de las propuestas clave de Ortega. Hay que castigar las acciones u omisiones desplegadas en los medios que constituyan delitos, para lograr equilibrio y armonía entre la libertad de expresión y el derecho a la información oportuna, veraz e imparcial. Viva el castigo, porque la Revolución es felicidad.

lucgomnt@yahoo.es

 
 

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