Hoy
el gobierno venezolano admite que la discusión acerca de
la difusión de información es básica para todos los
ciudadanos. Sus defensores se traban en un enfrentamiento
directo con los responsables de los principales periódicos
latinoamericanos que han decidido plantar cara a la
persecución a los periodistas y editores en los países
donde se produce y no limitarse a emitir comunicados
grises y fríos desde alguna oficina en algún lugar
políticamente correcto.
La discusión en Venezuela es
pues contra los empresarios de la prensa de una manera
circunstancial. Los productos de sus fábricas, los
periódicos que nos rodean son simplemente el reflejo casi
exacto del mundo en que vivimos, nada perfecto, pero
evidentemente representativo.
Llenos de nuestros dolores, de
nuestras quejas, de nuestro lenguaje imperfecto, de
nuestros políticos corruptos, de nuestros gobernantes
ineficaces, de nuestros malos olores. De vez en cuando, un
sabor fuerte, unos colores preciosos, una mujer
despampanante es el centro de la atención, pero la nada
reconfortante realidad, nos hace voltear hacia la muerte y
la desesperanza, más que hacia la buenas noticias.
Y eso es lo que inquieta a los
gobiernos que creen que cuando se dice lo que ocurre, se
incurre en terrorismo mediático.
Una de las frases icono, por
lo definitoria de lo que se nos pide es aquella: "si es
mentira, usted lo vio por Globovisión". Es decir, que lo
que usted ve es mentira. Lo único que vale, aunque sus
ojos le digan otra cosa, es lo que otro ordene que usted
debe ver.
Ya unos amigos en Venezuela,
intentaron hace años hacer una agencia de sólo buenas
noticias. Y déjenme decirles que no tuvieron mucho éxito.
Es que las buenas noticias, son o deberían ser lo
cotidiano.
Como decía Juanes en el
concierto de la frontera, hay que luchar por el derecho a
vivir en paz, a no ser parte del suceso. Y el suceso es la
noticia.
Hoy, se llama terrorismo
mediático a decir lo que pasa. Para los calificadores, hay
que hacer como en los regímenes totalitarios, donde toda
noticia es revisada de acuerdo a si le conviene o no le
conviene a la revolución, donde no hay calles rotas, ni
gente protestando, donde se mueren los niños sin que sean
noticia, porque alguien puede pensar que el hospital no
sirve por culpa del gobierno. Eso, según los propulsores
del antiterrorismo mediático, evitaría esas tragedias.
Usted no lo ve, usted lo desaparece.
Se dan unas contradicciones
tan grandes en esa postura, que por ejemplo, los agentes
del antiterrorismo meditático han salido defendiendo a las
FARC, que y que están en una guerra justa, aunque usen
collares bomba, secuestren, maten, tengan presos con
cadenas en las piernas a centenares de personas, aunque
negocien uranio sucio. Esos no son terroristas.
Terroristas son los periodistas que en Valencia viven
denunciando las muertes diarias. Ahora, varios partidarios
del gobierno descubren meses después que el gobernador
Acosta Carlez propuso decomisar a Notitarde, por incluir
imágenes de hechos violentos acompañadas de elucubraciones
e interpretaciones desviadas de la realidad, que era
verdad, que la policía de Carabobo podría ser intervenida
porque es posible que esté vinculada con el narcotráfico,
que si hay violencia y creciente, que no es mentira que
las calles en la noche estén llenas de prostitutas, que no
era terrorismo mediático sino la pura y simple realidad.
Aquí lo que hay que hacer es
blindarse personalmente contra quiénes le digan que lo que
usted vio no lo vio, que la tranca de cuatro horas en la
que usted estuvo ayer no existe, que los hospitales
venezolanos cada vez funcionan mejor y que los niños que
se mueren, ya venían muertos. Cuente con que tratarán en
todo momento de hacerle creer que las cárceles venezolanas
no son un infierno y que los políticos que se desmarcan
del chavismo son todos unos ladrones, corruptos y locos.
De las últimas denuncias, se dice en el gobierno que ellos
ya sabían que los denunciantes son unos tránsfugas ¿Porqué
no lo dijeron antes? Ah, por no hacer terrorismo
mediático, debe ser.
Y que hay unos monstruos que
inventan que Venezuela es un desastre y que lo quieren
volver loco a usted, con un terrorismo que consiste en
inventarle una vida violenta que no existe para que usted
se desespere y vote contra el gobierno o se le ocurran
cosas peores. Usted lo que tiene es que convertirse en
avestruz. La cabeza en tierra y el trasero dispuesto.
lucgomnt@yahoo.es