El
ejercicio del periodismo no es precisamente uno de mis
temas favoritos. He tenido encontronazos por mi particular
manera de ver el asunto, en la "cuarta", en la "quinta" y
probablemente lo tenga en la "sexta", con amigos sobre
todo y por supuesto con enemigos, más del ejercicio libre
de esta profesión, que míos.
Ya que se celebró esta semana
el Día del Periodista, que se eligieron nuevas autoridades
de nuestro Colegio y que mataron malamente a un querido
periodista de TV, Javier García, es decir que nos han
mencionado bastante al resto del país, debo decir, como
uno de ellos, a quién con frecuencia le preguntan sobre
estos temas como pidiéndole una definición, que solamente
creo en la primordial obligación de ser yo, decir lo que
pienso y lo que veo, como principal norte de mi trabajo.
Lamentablemente en este cuadro, mis colegas, sus
sentimientos, sus esperanzas y sus menos santos propósitos
de figuración, me importan muchísimo menos. Si poner
delante mi individualidad, se percibe como un rechazo de
la misión que se supone debemos de tener todos, por
ejemplo, de rescatar el Colegio de Periodistas, de unirnos
todos en determinada posición de oposición o unión con el
gobierno de turno, si tengo que decirle las verdades a los
políticos actuales que adversan a Chávez porque considero
que están metiendo la pata y eso es políticamente
incorrecto, o si alguien piensa que no votar en un proceso
x porque uno esté hastiado y asqueado de las campañas
electorales hasta para ser presidente de un condominio, es
algo pernicioso, pues lo siento. En este día del
Periodista, ya bastante tenemos con salir enteros de estas
amenazas cotidianas al ser humano que se viven en
Venezuela, de estos secuestros de la libertad que nos
perpetran los delincuentes tradicionales y los grupos de
acción directa del gobierno.
¿ Es malo decir que el pueblo
venezolano no es un dechado de perfecciones democráticas ?
Tal vez, pero es lo real. Aquí en este país coexistimos
con intereses populares que no son los que llevarían a
Venezuela por el camino de la democracia y las libertades.
Y a ocultarlo y favorecerlo contribuyen los periodistas
acríticos, los periodistas callados, los periodistas
jalabolas, los periodistas bobos, los periodistas que dan
pena, que existen también, como los que ven como les caen
a palos a sus compañeros y aplauden al verdugo. Así que en
este día del Periodista, en una casa dividida como la de
muchos venezolanos, les diré que tengo una sensación
agridulce, más de dolor que de celebración cuando se habla
de fiesta o alguien me dice ¡Feliz Día¡
lucgomnt@yahoo.es