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Mas enredado que FAL en camioneta
por Lucy Gómez  
sábado, 21 junio 2008


Una de las cosas que más cansa a los ciudadanos de mi país, es la cantidad de palabras huecas que utiliza todo el mundo, empezando por el gobierno y que hay que oír todos los días. Nadie puede decir en TV “yo”, sino “mi persona” y las frases para conversar de lo mas mínimo, parece que estuvieran hechas para declarar ante un imaginario jurado gringo, con arenga de abogado y todo. No sé quiénes son peores, si los políticos o los funcionarios públicos, pero una de las taras que sufrimos como pueblo es ser dirigidos por ignorantes en la materia, quiero decir en la aplicación práctica del gobierno. Así que uno tiene que aguantar diariamente los continuos “inventamos y erramos”. Una de las últimas expresiones de este problema criollo fue la expresión del Presidente de la República de: “pongan un policía en cada buseta”. A lo que contestó un líder transportista, que para cuidar Petare haría falta más efectivos que policías tiene Baruta, por ejemplo.

Bueno, “corrigieron” y entonces hablaron de colocar en cada autobús o camioneta, donde se perpetran diariamente los asesinatos y robos que ocasionaron la protesta masiva de los choferes, un GN con FAL y todo, además de la última modalidad creativa de “ montar a “alguien “de la Reserva”.

Al día siguiente, los ladrones, pendientes y mosca, chequearon y como vieron que la cosa era mentira, de una sola vez y como escarmiento, solo en Caracas asaltaron en un día a 16 busetas.
Ahora, amigos míos, que ustedes se montan en camioneticas y yo también. ¿Cual es la principal característica de los buses, busetas, camioneticas, etc, etc, en las grandes ciudades a hora pico? Que no cabe un alma. Intente usted irse de Valencia, abordando un bus hacia el terminal de pasajeros, denominado Big Low (vean como yo también le meto al palabreo hueco) en cualquier parada de la avenida Bolívar, a las seis de la tarde para que usted vea. Primero hay que pegar una carrera de casi ochocientos metros para alcanzarlos porque los choferes se paran donde quieren y si uno los alcanza, hay que ir guindando de la puerta o meterse a codazo limpio, aguantando todo tipo de arrimes inocentes y de los otros.

¿Donde cabe un policía o GN allí y menos con FAL? ¿ y cuando el chofer frene de repente y termine el efectivo sentado encima de una señora en estado con el FAL de sombrero?

Bueno, eso con los autobuses grandes. Con las camioneticas o busetas, se ve que ni el Presidente ni El Troudi se han montado en ninguna desde hace años. Con el asunto de sacar mas platica para los repuestos, se han multiplicado los asientos pero no el espacio. Así que las rodillas tienen que ser de niña de doce años para que quepan y la gente hace dos colas, una de sentados y otra de parados para poder subir en ellas. Los parados van enroscados cual congorochos en los espacios, poquísimos que quedan. Inclusive sentados en el piso o agachados. El guardia no cabe. Bueno, vamos a decir que sí cabe, que no importa que vaya doblado y que pongan a ese pobre hombre doce horas a hacer un congelado salto de rana de la avenida Urdaneta a Chacao, pero ¿Y el FAL?

Resulta que si usted ve los honorables soldados de la GN por la calle, los ve haciendo esfuerzos para cargar su FAL, casi que no pueden con él. Imagínenselo tratando de maniobrar dentro del espacio camionetístico para detener a un malandro. Me lo imagino cual cheerleader intentando darle vuelta. Y no se diga si tiene que disparar aquello o intenta darle a alguien que vaya delante. Con la puntería de que hacen gala para enfrentar a los malandros (no agarran a ninguno) me imagino que los superhuecos se los harán a la camionetica que vaya delante y a la humanidad de los pasajeros que van ídem o “in situ”.

Y siento muchísimo que a muchos se los vayan a quitar, porque los malandros si están entrenadísimos en todos estos espacios ciudadanos mínimos.

Yo, preferiría no montarme con ellos.

A menos que se camuflen como la inspectora que cosió a balazos a los malandros en la Laguna de Catia, que por lo que sé llevaba su pistola escondida, porque si se la encuentran no lo estuviera contando.

En cuanto a la Reserva. Posiblemente algunos de mis lectores se acuerdan que mi imagen icono es la de la señora que iba vendiendo pinturas y maquillaje al mismo tiempo que cumplía con su función de reservista, como ascensorista provisional en el edificio donde vivo, es decir, para “matar un tigre”. Ella no se veía para nada entrenada en repeler al hampa. Y los demás, que veo todos los días, no lo parecen tampoco. Algunos llevan unos rolos, otros no son la estampa del policía o guardia entrenado. Se metieron en la reserva para ganarse alguito y no gastar en ropa. No les vayan a hacer ese daño de meterlos a matar malandros, porque se los comen vivos. Pobrecitos.

No descarto que alguien me diga que yo no quiero nada. Que el Presidente me da seguridad y yo sigo erre que erre, adversando por adversar. No, lo que quiero es que no hable de cosas que no sabe. Los planes de seguridad de sectores tan sensibles como el transporte y “mi persona” deben dejárselo a los expertos y a las víctimas, no “ al como vaya viniendo vamos viendo”.

lucgomnt@yahoo.es

 
 

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