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Prohibido suicidarse en primavera
por Lucy Gómez  
sábado, 14 junio 2008


Hay que convencerse de que el Presidente venezolano no es un verdadero partidario de la lucha armada internacional, como instrumento de exterminio contra el capitalismo. En el fondo es un viejo coronel poseído por el espíritu de un militar venezolano del siglo XIX. Como sus héroes post independentistas, conspiró perpetuamente desde la izquierda para obtener el poder, porque era el campo desde podía llevar la contraria. Esa realidad puede ser una grave decepción para sus partidarios y adoradores en la escena internacional. Pero a él le pasa tal y como le pasó a Antonio Leocadio Guzmán, que lo confesó claramente en el Congreso de 1867: «No sé de dónde han sacado que el pueblo de Venezuela le tenga amor a la Federación, cuando no sabe ni lo que esta palabra significa, esa idea salió de mí y de otros que nos dijimos, supuesto que toda revolución necesita bandera, ya que la Convención de Valencia no quiso bautizar la Constitución con el nombre de Federal, invoquemos nosotros esa idea; porque si los contrarios hubieran dicho Federación, nosotros hubiéramos dicho Centralismo."

Además, al igual que aquellos próceres, nuestro actual Jefe de Estado siempre ha estado persuadido de que el verdadero poder popular no puede ser puesto en práctica si no es a través de una transmutación. Ese poder está entronizado hoy en su cuerpo. En su propio cuerpo. Es a través de su caracterización como salvador, héroe y avatar como entendió por ejemplo su endoso político a las FARC. Siempre estuvo de por medio para obtener su participación activa, su permanencia en el primer plano: la entrega de rehenes, la relación con los comandantes, la solución del problema colombiano, su ansiada entrevista con el jefe máximo. No era un cooperante, era un protagonista. Aunque no tiene galones épicos, vive ansioso de estar al mismo nivel de Fidel Castro, el Chacal o Marulanda, y por eso exige su libra de carne en titulares de primera página.

Debían haber tomado nota, los líderes de los movimientos que aun lo ven como un apoyo liberador y utilizable, que cuando las condiciones objetivas no le son favorables, nuestro presidente se rinde, se entrega, se deja ayudar por la derecha endógena y por la jerarquía eclesiástica, para sobrevivir y seguir peleando, no importa qué decir, a quién dejar atrás. No puede morir ni dejarse eliminar en pro de ninguna lealtad, solamente se tiene lealtad a si mismo. Porque es la encarnación de la soberanía popular. Todas las demás relaciones personales o políticas son descartables y reutilizables.

Y hoy empieza a convencerse , computadora de Reyes en mente, que lo importante no es que las FARC sigan vivas, sino que el siga vigente.

Aprender que el comandante Chávez abandona los sitios, hombres y mujeres quemados, no es ninguna novedad en Venezuela que ha tenido 7 vicepresidentes y una decena de ministros en cada ministerio en sus diez años de gobierno. Me imagino que Teodora de Bolivar (o Piedad Córdoba), Alfonso Cano, Rafael Correa, que al final no se metió en el ALBA y Cristina Kirchner, que está haciendo causa común con el socialismo europeo, pueden fundar el capitulo internacional del Movimiento de Olvidados por Chávez como muy bien lo caracteriza el periódico Tal Cual.

La insurrección popular que lleva 40 años pretendiendo hacer triunfar las FARC y otros movimientos guerrilleros de Colombia, puede muy bien ser preterida y olvidada, juzgada como decimonónica y pasada de moda, debido a la bomba antipersonal con que se amenaza a un predestinado venezolano. Predestinado será, pero no numantino. Aquí no prevalece la cultura del suicidio político. En Venezuela está prohibido suicidarse en primavera, con el petróleo llegando a los 200 dólares.

lucgomnt@yahoo.es

 
 

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