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Cuando el capitalismo nos carcome
por Lucy Gómez  
sábado, 28 julio 2007



Esta semana el gobierno venezolano se ha ocupado con firmeza de lo mal que hablamos, de lo chismosos y malintencionados que somos cuando nos expresamos en los medios de comunicación a los que tenemos acceso, de la relación sadomasoquista que existe entre nuestros jefes y nosotros, los periodistas en ejercicio en el país y lo que nos complace insultar a nuestras autoridades. Para no hablar de nuestra relación con las mafias del narcotráfico y del chantaje.

Esos son los casos que se han aireado esta semana en Caracas en las altas esferas gubernamentales.

A saber: la malinterpretación que hemos hecho de la actuación de nuestro alcalde mayor, Juan Barreto en los Juegos Panamericanos, cuando presenció impotente como sus guardaespaldas intentaban masacrar a un ciudadano que irrumpía en insultos contra su mamá. El trabajo del parlamentario Luis Tascón, autor de la lista histórica que dividió a los venezolanos entre quiénes votaron en contra del Presidente Chávez en el Revocatorio y quiénes no, quién ahora piensa que hay que hacer una ley para que nuestros jefes no nos obliguen violar el código de ética periodística.

Tascón, que logró que las empresas del estado y sus relacionadas apartaran del trabajo diario a quiénes querían sabotear al socialismo del siglo XXI ( medio país), ahora desea enjuiciar a los periodistas de baja estofa que se dedican en los programas de opinión a insultar al político que la mayoría del país ha escogido para que continúe siendo presidente por los siglos de los siglos, amén. Un grupo de parlamentarios del proceso (eso es redundante, porque todos los de la Asamblea Nacional lo son), escogieron el caso de un periodista de Reporte de la economía, José Ramírez, acusado de chantaje, para tratar de meternos a todos en el mismo saco. A lo mejor no les falta razón.

Yo, por ejemplo, los he metido en ese mismo saco muchas veces, con los fascistas que en Estados Unidos, hicieron una lista de actores, escritores, empresarios e intelectuales para limpiar de comunistas las esferas artísticas de ese país ese país, acción que le amargó la vida de manera interesante durante años a centenares de personas que tuvieron que ir inclusive a tribunales para demostrar que no eran rojo rojitos (ahí la cosa era al revés). Inclusive se cuenta en las revistas rosa, que el presidente Ronald Reagan y su mujer Nancy, se conocieron allí, cuando ella trataba de que alguien la ayudara a maquillarse de blanco leche en los procesos que presidía el senador Joseph Mc Carthy.

En fin. Vivimos la semana en que el gobierno se convenció que sigue creciendo el grupo de venezolanos que compra suscripciones por cable para seguir viendo por televisión a sus enemigos mediáticos, y no pudo soportarlo. Las autoridades nos salvarán del mal que nos carcome: la tentación de ser capitalistas hasta lo último. Nos liberarán de los centros comerciales, de las acciones, de los carros de lujo y de los supermercados donde se encuentra de todo. De la tentación de tener apartamentos en la playa, una casa con servicios, una vida con HCM, Discovery Channel y CSI.

Tascón es mi indicador. Cuando se enciende, cuando agarra un caso, como el de la lista de revocadores o el de Reporte, es porque ha dado con una pieza que falta en este rompecabezas que es la posibilidad de enchufarnos en el socialismo del siglo XXI. Hay que componer un país en donde la gente no sólo se vista, se encachuche, se confiese chavista y declare que él o ella es "patria, socialismo o muerte". No. Tiene que pensar así de verdad- verdad. Y si no, que se calle. Para siempre.

No se puede admitir que se publiquen periódicos que digan que encuentran indicios de faltas, corruptelas, latrocinios, divergencias, calles rotas, estadísticas e ideas extrañas acerca de que algo no funciona el país- No. De todo eso hay que tener pruebas, declaraciones, certidumbres, que ni el tribunal de la Haya. Por eso, es que en Cuba, las noticias de las calles rotas y de los indicios de corrupción salen a los tres meses, si las declara el Comandante, o no salen nunca. Todo el mundo se cuida, no le salga no digamos su nombre en una lista, sino su cédula en un proceso judicial.

Para allá vamos, con la anuencia de nuestros parlamentarios, inclusive los periodistas del proceso, que no hay cuña peor que la del mismo palo. RCTV, Reporte, el caso Barreto, la reglamentación de fotografías a los periódicos del sur de Venezuela, el cuidado con lo que sale en Internet, todo viene por el mismo camino, llevar a lo más profundo el socialismo del siglo XXI. Ya no hablaremos más paja: apliquemos el ácido. Sí, hay unos cuantos exilados y otros tantos execrados que ya no pueden salir por TV, ni abierta ni cerrada, o escribir. Pero faltan los demás. Vamos a paso seguro, dicen los parlamentarios preocupados por la honra del proceso. Acabemos con esa cohorte que nos difama, que dice horrores sobre nosotros antes que lo admitan nuestros tribunales o lo ordene nuestro comandante. Es que no deben ni pensar distinto. ¿Cómo se atreven?
 

lucgomnt@yahoo.es

 
 

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