Ella
me parece mas una chilena de izquierda, que la presidenta
de alguna república. Las presidentas y presidentes parecen
siempre un ser humano infatuado por el poder y es algo que
me repele. En cambio, ella me parece una chilena familiar,
de esas que nos acompañaron en los setenta, y parte de los
ochenta, porque le habían matado a alguien, porque las
habían amenazado a ellas, o porque había que salir de su
país, punto. A como diera lugar.
Son siempre corteses, muy bien educadas. Muy duras, si es
verdad. Las que yo conocí, por ejemplo, cuando era una
niña que empezaba a hacer periodismo en la Cadena Capriles.
Es verdad que eran muy de izquierdas. Pero tenían esa
educación férrea que les hizo recordar siempre lo que les
hicieron, cuando se lo hicieron, porqué y como encuadraba
eso en la historia de Latinoamérica y el mundo. No me lo
creerán. Pero lo hacen automáticamente.
Sí podían bailar la cueca, con sus pañuelos rojos ondeando
en el aire. Pero uno no sabía si, cuando giraban podía
alguien enfrentarse a una metralleta, si era necesario.
Habían pasado por todos los desastres y las muertes,
aquellas que aún después de la guerra de los sesenta no se
habían dado en masa en Venezuela.
Años después, en una fiesta, no se parecían a una
inglesita modosa, sino a una señora con bolas.
Uno puede intentar abrazarse con la reina de Inglaterra, o
con la de España, saltarse los protocolos de Latinoamérica
completicos. Seducir a cuatro jefes de estado, que piensa
que es mejor dejarse dar una sobada en público a perder un
seductor contrato petrolero o gasífero. Pero con ellas no.
A las mujeres, en general les ha costado mucho llegar a
ser algo en este continente, para dejarse seducir por otro
competidor. Y ese es el caso de la chilena de izquierdas,
Michelle Bachelet que llegó a Caracas esta semana.
No dudo que le haya caído muy bien Chávez, un hombre que
encarna todo lo que los líderes de los países democráticos
auténticos y progresistas no pueden ser, un político que
hace lo que le da la gana. Que maravilla: un “roto”
maleducado y simpático, que casi te pasa la mano por el
culo y te confirma que eres la maravilla que estás
convencido de que eres.
Después que llegas ahí, ocurre lo que le pasa a sus
bandadas de adláteres. Te conviertes de la noche a la
mañana, si lo contradices, en expresión de los más oscuros
intereses del imperialismo, si no convalidas lo que hace
el régimen en género, número y caso.
En el caso de nuestra izquierdista chilena, la imprecación
fue mucho mas dura, dada la ola criminal que jefaturó la
derecha en su país. Remember los estadios. Que terrible
decirle a una víctima que su gobierno es cómplice de los
asesinos de su padre.
Y ahí es donde me cae bien. Sabiendo que podía haber
inventado cualquier excusa para no llegar a la cumbre
energética de Caracas, tal como lo hizo Alan García (Y
Kirchner salió corriendo en menos de 12 horas) , se viene
y se queda. Se entrevista con un maltrecho frente nacional
de oposición. Enfrenta, (única entre los hombres) a un
Chávez dadivoso – no se llevó ningún acuerdo monetario
importante - besucón – no le dio chance - y deseoso de
decir, como siempre que no fue él, que no dijo lo que
dijo, que no ha pasado nada, mientras en su país hierve la
rabia y le telegrafían las instrucciones de sus votantes.
Bachelet ejecuta con una frialdad perfecta el alejamiento.
Y hay que aplaudirla. Muy bien.
Muchas gracias
lucgomnt@yahoo.es