Impresionada
por la capacidad de los diputados venezolanos de discutir,
interminablemente, en tono laudatorio, los 58 artículos de
la reforma constitucional antes del 25 de octubre, la
fecha que les fijó el proponente, los siento cada vez mas
empantanados, saliendo pesada y torpemente de su
compromiso.
A la propuesta inicial de 33
artículos, les han sumado 25 mas de su propia inspiración.
La adición nos permitió observar en cadena mediática el
enfrentamiento entre dos adláteres de Chávez, la
presidenta de la Asamblea Nacional, la abogada Cilia
Flores y el primer vicepresidente, Roberto Hernández.
Hernández ve como una herejía
que se agregue algo mas a la propuesta presentada
magistralmente, en su criterio, por Chávez. No percibe
inconstitucionalidades en la suma de nuevos artículos,
pensar que los revolucionarios puedan pecar así, le parece
imposible. Solo cree que se comete pecado al no reconocer
la omnisciencia y omnisapiencia del líder. Había que ver
la cara de asco con la que Flores habló de la propuesta
derrotada de Hernández para calibrar cuanto se aprecian.
Mas abajo de esta lucha sorda,
quiénes quedan en el parlamento "y que" debatiendo,
participan en un torneo de alabanzas, en el cual pugnan
por dar fe de interpretar al Presidente y defenderlo mejor
que los demás.
Así las cosas, a quienes no
estamos empeñados en hacernos perdonar por Chávez ni
demostrarle incondicionalidad, solo nos queda admirarnos
de la inmensa capacidad de adulación que hemos visto
desplegar en estos días, en la Asamblea Nacional y de la
insuperable egolatría de la izquierda en el gobierno, que
pide y pide la palabra, en primer lugar para cumplir con
su competencia de jaladera de bolas y en segundo lugar,
para hacerse ver y oír por tv, aunque lo que tengan que
decir sea una sobada mas.
Dejan a los televidentes , en
este caso yo, con una tristísima impresión de país.
Diputados defendiendo el trabajo comunitario y forzoso,
que ha sido la marca de oprobio del socialismo real, otros
desmarcándose apresuradamente de los leprosos políticos de
Podemos, haciendo ver con sus interminables reverencias al
poder que solo les interesa no hacer olas en el mar
revolucionario. Los abogados rizando el rizo con los
derechos humanos de los demás. Los periodistas fascinados
con acabar con la libertad expresión e información, sobre
todo cuando se trate de estados de excepción, ya que los
únicos conspiradores y golpistas que han tenido razón son
ellos. Los profesores haciendo fiesta con las
universidades, haciéndole caso a sus odios viejos.
El pueblo del que tanto
hablan, bien gracias. No oculta su fastidio por el debate
que no entiende. Claro, porque no es realmente un debate.
No entiende porqué hablan tanto de algo que ya les
mandaron a hacer. Si al final, todo va como, cuando y
donde diga el Presidente.
Preocupa mas encontrar leche,
no quedar atrapado en un tiroteo entre bandas, que esta
interminable discurseadera que para colmo empegostará otra
vez la navidad.
lucgomnt@yahoo.es