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Reelijamos a un dios 
por Lucy Gómez  
domingo, 14 octubre 2007


El artículo sobre la reelección continua del Presidente de la República, propuesto por él mismo, en su anteproyecto de reforma constitucional hace tres meses, el número 230, fue el último aprobado en la sesión del jueves 11 pasado, en la Asamblea Nacional, entre gallos y medianoche.

Mas bulla hicieron en los periódicos con otros temas relacionados con la reforma, sancionados antes de la hora en que los periodistas decidieron recogerse en su casa.

No solamente los medios de comunicación centraron la discusión en esos temas. La oposición política, por ejemplo, se centró en si era provechoso o no llevar a seis horas la jornada de trabajo, si desaparecía la propiedad privada, si le cambian a Caracas el nombre por el de Guaraira Repano, o Warairarepano, si nombran vicepresidente de la Gran Sabana al casi ex fiscal General de la República, Isaías Rodríguez, debido a sus merecimientos en defensa de la revolución chavista, el 11 de abril de 2002, o los que tuvo al resolver sin dudas quién mató al fiscal Anderson, a quién quería mas que a su mamá.

Yo insisto en que si el presidente no se reelige, ninguna de sus propuestas tiene mas valor que el del papel mojado. Chávez necesita estar continuamente en la silla de Miraflores, para que se cumpla todo lo que quiere hacer, tome posesión de todo aquello que quiera, con la gente que elija, como y cuando la elija y que la pueda botar cuando quiera. El gobierno absolutista basa su éxito precisamente en conservar el poder en una sola mano. No en la de Diosdado Cabello, ni en la de José Vicente Rangel. No, no, en la de Chávez. Por eso es el único artículo cuya aprobación debería importarle a chavistas y no chavistas es el 230.

El asunto había estado claro desde 1811(1), quiero decir, que dejar el poder en manos de una misma persona, solo traía desventura. La única constitución que desde entonces consagra el reinado en Venezuela, es la que nos viene, la de 2007.

Los parlamentarios gobierneros de 2007, están mas que contestes sobre sus intereses inmediatos: Conservar el sueldo, los privilegios y en caso de jubilación, despido, arrechera u olvido por parte del jefe, poder acceder a cualquier cargo con sueldo parecido o prebendas similares. Yo no creo que sus excelencias, que algunos tienen cargos de profesores titulares de la Universidad Central, que son jefes de sus respectivas etnias, con largos años de lucha, o se han batido en toneladas de elecciones con decenas de ejemplares políticos de la cuarta y de la quinta, no sepan que están eligiendo a un gobernante de por vida en un país tropical con tradición revolucionaria y democrática, como Venezuela, es decir, que al menor incendio, pafff, se cambia de sistema. Y se denuncia al que opta por el cargo de Dios, como rata-demonio, para que pueda optar a una prisión tipo Noriega en alguna cárcel norteamericana.

Nuestros honorables parlamentarios están infatuados por algo que se llama el convencimiento de la verdad de la revolución y el anotarse a ganador. Dos tradiciones de gran arraigo en el país. La primera, gracias a la izquierda borbónica venezolana, que ni aprende ni olvida, asunto que no se admite ni ante los hijos ni la mujer. Uno les dice corriendito. No, todo fue chévere. Aunque el jefe te haya embarcado en una reunión crucial. O te hayan botado en cadena nacional, no pasa nada. La segunda vía se toma en honor a la tradición hípica, que indica que el que juega, tiene que apostar a ganador, aunque el caballo esté enfermo, dopado o sea un ejemplar por el que apuestan las mafias.

En este caso, aunque el caballo sea un caballo chavista, hay que apostarle, porque es El Caballo. Aquí no hay consideraciones éticas personales del tipo: “¡ que horrible es la dictadura¡”, o “¿ como vamos a eternizar un dios revolucionario?” o “¿porque tener a un dictador en Venezuela?”.O el simple.”¿Porque no soy yo el presidente, que soy mas inteligente que él?”.

Ya nos dimos cuenta. La reelección continua fue aprobada por nuestros próceres chavistas sin discusión y por nuestros jefes políticos de oposición, también sin discusión. Estamos a la merced del destino. O del próximo hombre a caballo. Que desgracia.


Nota:

1.- Constitución Federal para los Estados de Venezuela 1811.
Artículo 188.- Una dilatada continuación en los principales funcionarios del Poder Ejecutivo, es peligrosa a la libertad; y esta circunstancia reclama poderosamente una rotación periódica entre los miembros del referido Departamento para asegurarla (…)
Dada en el Palacio Federal de Caracas, à veintiuno de Diciembre del año del Señor mil ochocientos once, primero de nuestra independencia.
Juan Toro, Presidente. Isidoro Ant. Lopez Mendez. Juan José de Maya. Nicolas de Castro. Lino de Clemente. José Maria Ramirez. Domingo de Alvarado. Manuel Placido Maneyro. Francisco Xavier de Maiz. Antonio Nicolas Brizeño. Francisco X. Yanes. Manuel Palacio. José de Sata y Bussy. Jose Ignacio Brizeño. Jose Gabriel de Alcalá. Bartolomé Blandin. Francisco Policarpo Ortiz. Martin Tovar. Felipe Fermin Paul. José Luis Cabrera. Francisco Hernadez. Francisco del Toro. Jose Angel de Alamo. Gabriel Perez de Pagola. Francisco X. Ustariz. Juan German Roscio. Fernando Peñalver. Juan Nepomuceno Quintana. Manuel Vicente de Maya. Juan Antonio Diaz Argote. Francisco de Miranda, Vice-Presidente. Francisco Isnárdi, Secretario.

lucgomnt@yahoo.es

 
 

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