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La
confesión
continuista
por Lucy Gómez
sábado, 14
julio 2007
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Recuerdo
la primera vez que me llamó la atención el uso equívoco de
las palabras para coartarle un derecho a alguien. Fue en
ocasión de determinar el pago de algunos trabajadores por
ser días feriados, según la ley. Hubo un dictamen legal
apresurado, porque el asunto tocaba a trabajadores del
sector público. El dictamen final fue, que no se iba a
pagar lo que esperaban los trabajadores, porque no se
trataba de días “feriados, sino días “festivos".
Otra vez fue en la ocasión de haber escrito una nota
informativa acerca de un asunto legal. Una abogada negó
rotundamente en una carta dirigida al director del
periódico, todo lo que yo había escrito. Como la tenía
grabada, tranquilicé al director, pero, al mismo tiempo,
como ella había hecho público su desmentido, me dirigí a
su despacho con una carta para encararla y lograr que se
desdijese (entonces yo era muy joven y pensaba que,
enfrentada con la verdad, ella cedería). Me vio, me
imagino que con alguna lástima y me respondió que era
cierto lo que yo decía, pero que su trabajo era mentir
para defender el caso que llevaba adelante. Inclusive me
contó alguna historia dolorosa acerca de sus principios en
el derecho. Nunca me había enfrentado con alguien que
mintiese y defendiese su mentira de una manera tan clara,
vibrante y tranquila.
Todo esto me viene a la memoria al oír a la presidenta de
nuestra Asamblea Nacional (sí, es nuestra, de todos los
venezolanos) la abogada Cilia Flores, justificar la
dictadura para el presidente Chávez, siendo ella una
ciudadana que juró defender las libertades públicas.
Una persona criada en un régimen “oprobioso” donde la
alternabilidad en el poder, la igualdad de oportunidades y
la libertad de acceso hicieron posible su educación y su
entronización como presidenta de los delegados electos por
el pueblo (discutamos o no como llegaron ahí) facilita hoy
que una nueva aristocracia ( 1) intente eternizarse, como
todas las anteriores, incluyendo la de los criollos de la
época de la colonia, gracias al cambio de un adjetivo:
reelección continua por reelección indefinida.
Nuestro pueblo decidirá reelegir continuamente a un líder
a quién una facción le encuentra cualidades iguales a la
de los soberanos absolutos, es decir, ser el hijo de Dios,
única cualidad distintiva del resto de los seres humanos
que hacía aceptar en el pasado que una persona igual a
ellos los gobernase para siempre. Las otras capacidades
implícitas eran las de la opresión, la tortura y el
asesinato.
No sé si la señora presidenta se habrá dado cuenta del
ridículo internacional que hace mezclando las
características esenciales de una democracia con las de
una dictadura, al cambiar solamente un adjetivo. Supongo
que sí. Y no le importa. Es capaz, como mi otra recordada
abogada de justificar lo que sea, con tal que le convenga.
(2)
No se ofendan los abogados decentes. Como tampoco deben
hacerlo los ciudadanos que honradamente defendieron a su
líder. Pero el continuismo para obtener la entronización y
la eternización de los políticos, no nos ha traído sino
turbulencias, guerras y odios. Nuestro comandante Chávez
no es la excepción y su endiosamiento no hará sino
profundizar nuestras heridas.
No es de otra cosa, aristócratas míos, de lo que se trata.
Que unas personas que se han dicho de izquierda toda la
vida, ahora vengan con "esa" estalinista, maoísta,
hitleriana, de considerar que el pueblo de Venezuela sólo
tiene un líder capaz de hacer las cosas como son, Hugo
Chávez, es una simple trampa antigua, mediante la cual, un
gobernante aspira a continuar en el poder, bien sea
directamente o por personas interpuestas, violando la
Constitución y las leyes o utilizando medios fraudulentos
para modificarlas. La palabra implica que no se permite la
alternabilidad en el desempeño de un cargo, cerrando el
paso a otros que aspiran a alcanzar determinada posición.
(3)
Tronco de izquierdistas, defensores del pueblo, de sus
orígenes y de sus capacidades, que no creen que nadie más
sea capaz, ni siquiera entre sus propias filas
partidarias, de conducir este país. Aparte de las certezas
profundas que tengo sobre el desastre a que nos conduce
nuestro actual Presidente, me parece paradójico y
contradictorio que sean precisamente ustedes quiénes,
cambiando las palabras, pretendan convencerse (porque los
demás estamos curados del susto) de instaurar un gobierno,
heredero directo por confesión propia de los generales
José Tadeo y José Gregorio Monagas, Antonio Guzmán Blanco,
Joaquín Crespo, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez.
(4)
Me imagino que por parte de
Cilia Flores, ha sido un lapsus de lo más interesante.
Notas:
1) Aristocracia:
-En ciertas épocas, ejercicio del poder político por una
clase privilegiada, generalmente hereditaria.
-Clase noble de una nación, de una provincia, etc.
-Clase que sobresale entre las demás por alguna
circunstancia. Aristocracia del saber, del dinero.
Real Academia Española, Vigésima segunda edición.
2)”Los científicos norteamericanos han dejado de usar
ratas en sus experimentos y comenzaron a usar abogados.
Existen dos razones: la primera, porque los científicos le
tienen lástima a las ratas y la segunda, es que los
abogados hacen cosas que las ratas no hacen”. –Viejo
chiste norteamericano–.
3) Continuismo:
“Se entiende por continuismo, en el lenguaje político
venezolano, la aspiración a continuar o la efectiva
continuación en el poder de un individuo, bien sea
directamente o por personas interpuestas, violando la
Constitución y las leyes o utilizando medios fraudulentos
para modificarlas. Por lo general, la palabra
«continuismo» expresa la actitud de no permitir
alternabilidad en el desempeño de un cargo, cerrando el
paso a otros que aspiran a alcanzar determinada posición.
Ejemplo de continuismo en Venezuela es la etapa
guzmancista, que duró 18 años (1870-1888), en 14 de los
cuales el general Antonio Guzmán Blanco se mantuvo
directamente en el poder. Al igual que José Tadeo Monagas,
con su reforma constitucional de 1857 que llevó a su
derrocamiento en marzo de 1858, y que Marcos Pérez
Jiménez, cuyo Plebiscito de 1957 precipitó su caída en
enero de 1958. Raimundo Andueza Palacio (1890-1892)
representa un caso de continuismo frustrado, pues
reformada la Constitución y aumentado el período
presidencial de 2 a 4 años, pretendió prolongar su
actuación presidencial por ese lapso, pero fue derrocado
por la Revolución Legalista. El caso más largo (27 años)
de continuismo gubernamental en la historia de Venezuela
ha sido el del general Juan Vicente Gómez (1908-1935).
M.V.M. BIBLIOGRAFÍA: JIMÉNEZ M., RAFAEL SIMÓN. Continuismo
y reeleccionismo en la Venezuela contemporánea. Mérida:
Editorial Artística, 1987. Enciclopedia Polar.
4) En Venezuela, desde 1830 a 1959 gobernaron 23 militares
y 12 civiles. Entre todos estos últimos no sumaron 10 años
de gobierno.
lucgomnt@yahoo.es
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