Ella
está en los veinte. Estudiante, recién llegada a Caracas
para estudiar en la UCV, vive en un apartamentico con dos
amigas y el médico le ha dicho que para su estómago
delicado, por favor consuma sólo aceite de maíz. Pero no
ha podido conseguirlo desde hace quince días. Cuando
intenta comprarlo en la noche, no queda nada en los
comercios. Pasa todo el día en la calle sin tiempo para
nada, porque en la mañana va a clases, en la tarde come
apurada y se va directo a la empresa donde hace la
pasantía con la que paga sus estudios. La marabunta llega
a los abastos y arrasa con lo poco que llega.
Pero ese sábado tuvo suerte.
Vio estacionarse una camioneta distribuidora de aceite y
salir a un señor cargando con una cajita pequeña, directo
al supermercado, se imaginó. De inmediato se le pegó
atrás. Había salido para ir a la farmacia, pero se le
olvidó todo. Tenía que conseguir ese aceite. Caminó dos
cuadras detrás del tipo y lo consiguió por fin.
II
Sonó el teléfono con la melodía de Peter y el Lobo: "¡Ya
la conseguí! ", me gritó una voz triunfante. Como estaba
distraída, me costó un poco ubicar quién era. Acto
seguido, todavía sin identificarse me dijo
atropelladamente. "Figúrate que fui al supermercado y
había estantes vacíos, un señor parado ahí, que no dejaba
tomar fotos a nadie, ni con celular. Yo que te iba a
mandar una. No había casi nada: ni huevos, ni leche, ni
papel toilette. Olvídate de las caraotas, que la próxima
vez que las vea, les voy a sacar una foto para hacer un
álbum de los alimentos extinguidos en Venezuela como haces
tu con las orquídeas que ya no hay". Pero había bolsas de
crema de leche".Ya recuperada, le pregunté ávidamente. "¿y
como estaba el queso?" Me dijo: "bueno chica, todos los
caros estaban"."¿Y el pescado?" "Igualito. En el
supermercado vi a unas señoras a punto de inscribir a todo
el mundo en un curso intensivo para conseguir sardinas.
Cuando las vea, voy a poner esas fotos al lado de las de
las caraotas".
III
Llegó triunfante con un bolsón. Carne argentina de la que
traen los CADAS. Una almohada de carne bien bonita. Parece
que pasaba por ahí, vio a un señor sacando un carro de
carne y se empató en esa. En realidad había bolsas mucho
más grandes, pero la que estaba al alcance era esta, como
3 kilos a casi 30 000 bolívares. Estaba enterita. Le
preguntó como quién no quiere la cosa. "¿Los cuchillos
están amolados?" Ella suspiró. Con-testó: «bueno, vamos a
ver". Sacó de una caja con letras chinas una especie de
ladrillito gris, lo mojó y empezó a amolar un cuchillo
ahí, como con desgano. El sacó otro amolador igualito a un
punzón grueso y grandote, pero romo, que nunca se usa en
la casa y se puso a enseñarle como era la cosa. Sacar los
pellejos y cortar la almohada se llevó como una hora y
pico. Entonces preguntó otra vez. "¿Y porqué mejor no te
pones a cocinar el pedazo mas chi-quito a ver si comemos
ahora? Porque esto como que va para largo".
IV
Estaba visitando a mi mamá. Y fui a comprar leche en el
abasto de enfrente. Es un superabasto que no llega a
supermercado, pero tiene carritos y todo. Cuando me voy
acercando al sitio de la leche, veo una sola lata. En
realidad no la vi yo sola. Tres brazos se acercaron al
mismo tiempo. Dos creyeron haber llegado primero. Se
prendió una discusión y lo próximo que vi, fue dos señoras
empujándose e insultándose. La lata en el suelo. Salió el
dueño y otra señora que no estaba en la escena anterior,
hecha la pendeja se llevó la lata, mientras las otras dos
seguían peleando. ¿Yo? Viendo, que iba a hacer.
V
Reunión de la directiva de una ONG. Mientras esperan a dos
de los convocados, que estaban haciendo cola en un
registro para firmar un documento, gestión que se ha
tardado muchísimo, llega la directora de Finanzas con un
paquete debajo del brazo que no suelta ni para ir al baño.
"¿Elizabeth y eso que es?» " Ay mijito, tres paquetes de
harina Pan"."¿En serio? " "¿Y tu haces arepas?» "No solo
hago, sino que como, mijo."¿Donde conseguiste?"No, me
dieron un datazo".
"¿Pero no y que no venden sino dos por persona?»"Sí pero
yo soy cliente. Y ahora mas tarde vuelvo a pasar y me van
a vender más""¿Están acaparando?""No chico, la que estoy
acaparando soy yo, Tu no te has calado a mis hijos y a mi
marido diciendo que ellos quieren su arepa con queso. Y en
este país, ni arepas, ni queso. A menos que le quieras
montar guardia al portugués o darle su sobadita..."
VI
Su cara ansiosa y morena llenó la pantalla. "Ya yo he
recorrido tres veces el mercado de Quinta Crespo y los de
por la casa. Y voy a volver. Porque ellos como que creen
que me van a engañar a mí. No me importa, voy a volver a
pasar en la mañanita y después al mediodía. Lo que pasa es
que tienen de todo, pero lo están escondiendo"."¿Que dónde
lo esconden? No sé, pero seguro que esconden todo. No me
voy a dar por vencida. Ya me he pelea-do con todos, pero
no me importa. Yo no encuentro nada, pero seguro que
hay"."¿Y que busca usted señora?" "Bueno, lo de todo el
mundo: leche, huevos, harina pan, sardinas, azúcar, papel
toilette, aceite. El otro día me escondieron los pañales
de los muchachos y el queso paisa. ! Figúrese ¡
VII
Se ha detectado en Venezuela un trastorno psíquico, que
además forma parte de la imaginería popular en los últimos
dos años. Grupos de ciudadanos niegan la existencia de
grandes cantidades de comida. Especialmente se detectó
ceguera selectiva a latas de sardinas y de leche, huevos,
pollo en diversos cortes, carne de primera y azúcar. Este
síndrome domina la mente de esas personas, que todos los
días inventan estas y otras historias, relacionadas con
los alimentos y las repiten como locos en las colas de las
camioneticas, en las peluquerías, en las oficinas, en las
puertas de los supermercados y los abastos, en las colas
de los mercales y los mercalitos, desde bien temprano en
la mañana hasta la hora de dormir, obsesivamente. Hasta se
llaman por teléfono para dar partes de donde no están esos
bienes. Para colmo, la confusión llega a hacerles entrar
en una dramática búsqueda infructuosa, siendo así que los
tienen enfrente, asunto altamente preocupante, como bien
lo atestiguan funcionarios de toda credibilidad como el jefe
del Indecu ( el defensor de los consumidores., Samuel Ruh)
y el ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jaua. Se
conoció que a última hora el gobierno bolivariano está
gestionando la ayuda de psiquiatras cubanos a ver si se
con-forma con centenares de miles de ellos una especie de
Misión Abasto Adentro, a ver si tratan estas pesadillas
venezolanas cuyo origen se atribuye a una oscura campaña
mediática. En borrar estas imágenes alimenticias, estos
pro-fesionales tienen muchísima experiencia.
lucgomnt@yahoo.es