Inicio | Editor | Contáctenos 
 
 

Cuentos de ceguera
por Lucy Gómez  
sábado, 12 mayo 2007


Ella está en los veinte. Estudiante, recién llegada a Caracas para estudiar en la UCV, vive en un apartamentico con dos amigas y el médico le ha dicho que para su estómago delicado, por favor consuma sólo aceite de maíz. Pero no ha podido conseguirlo desde hace quince días. Cuando intenta comprarlo en la noche, no queda nada en los comercios. Pasa todo el día en la calle sin tiempo para nada, porque en la mañana va a clases, en la tarde come apurada y se va directo a la empresa donde hace la pasantía con la que paga sus estudios. La marabunta llega a los abastos y arrasa con lo poco que llega.

Pero ese sábado tuvo suerte. Vio estacionarse una camioneta distribuidora de aceite y salir a un señor cargando con una cajita pequeña, directo al supermercado, se imaginó. De inmediato se le pegó atrás. Había salido para ir a la farmacia, pero se le olvidó todo. Tenía que conseguir ese aceite. Caminó dos cuadras detrás del tipo y lo consiguió por fin.

II

Sonó el teléfono con la melodía de Peter y el Lobo: "¡Ya la conseguí! ", me gritó una voz triunfante. Como estaba distraída, me costó un poco ubicar quién era. Acto seguido, todavía sin identificarse me dijo atropelladamente. "Figúrate que fui al supermercado y había estantes vacíos, un señor parado ahí, que no dejaba tomar fotos a nadie, ni con celular. Yo que te iba a mandar una. No había casi nada: ni huevos, ni leche, ni papel toilette. Olvídate de las caraotas, que la próxima vez que las vea, les voy a sacar una foto para hacer un álbum de los alimentos extinguidos en Venezuela como haces tu con las orquídeas que ya no hay". Pero había bolsas de crema de leche".Ya recuperada, le pregunté ávidamente. "¿y como estaba el queso?" Me dijo: "bueno chica, todos los caros estaban"."¿Y el pescado?" "Igualito. En el supermercado vi a unas señoras a punto de inscribir a todo el mundo en un curso intensivo para conseguir sardinas. Cuando las vea, voy a poner esas fotos al lado de las de las caraotas".

III

Llegó triunfante con un bolsón. Carne argentina de la que traen los CADAS. Una almohada de carne bien bonita. Parece que pasaba por ahí, vio a un señor sacando un carro de carne y se empató en esa. En realidad había bolsas mucho más grandes, pero la que estaba al alcance era esta, como 3 kilos a casi 30 000 bolívares. Estaba enterita. Le preguntó como quién no quiere la cosa. "¿Los cuchillos están amolados?" Ella suspiró. Con-testó: «bueno, vamos a ver". Sacó de una caja con letras chinas una especie de ladrillito gris, lo mojó y empezó a amolar un cuchillo ahí, como con desgano. El sacó otro amolador igualito a un punzón grueso y grandote, pero romo, que nunca se usa en la casa y se puso a enseñarle como era la cosa. Sacar los pellejos y cortar la almohada se llevó como una hora y pico. Entonces preguntó otra vez. "¿Y porqué mejor no te pones a cocinar el pedazo mas chi-quito a ver si comemos ahora? Porque esto como que va para largo".

IV

Estaba visitando a mi mamá. Y fui a comprar leche en el abasto de enfrente. Es un superabasto que no llega a supermercado, pero tiene carritos y todo. Cuando me voy acercando al sitio de la leche, veo una sola lata. En realidad no la vi yo sola. Tres brazos se acercaron al mismo tiempo. Dos creyeron haber llegado primero. Se prendió una discusión y lo próximo que vi, fue dos señoras empujándose e insultándose. La lata en el suelo. Salió el dueño y otra señora que no estaba en la escena anterior, hecha la pendeja se llevó la lata, mientras las otras dos seguían peleando. ¿Yo? Viendo, que iba a hacer.

V

Reunión de la directiva de una ONG. Mientras esperan a dos de los convocados, que estaban haciendo cola en un registro para firmar un documento, gestión que se ha tardado muchísimo, llega la directora de Finanzas con un paquete debajo del brazo que no suelta ni para ir al baño. "¿Elizabeth y eso que es?» " Ay mijito, tres paquetes de harina Pan"."¿En serio? " "¿Y tu haces arepas?» "No solo hago, sino que como, mijo."¿Donde conseguiste?"No, me dieron un datazo".
"¿Pero no y que no venden sino dos por persona?»"Sí pero yo soy cliente. Y ahora mas tarde vuelvo a pasar y me van a vender más""¿Están acaparando?""No chico, la que estoy acaparando soy yo, Tu no te has calado a mis hijos y a mi marido diciendo que ellos quieren su arepa con queso. Y en este país, ni arepas, ni queso. A menos que le quieras montar guardia al portugués o darle su sobadita..."

VI

Su cara ansiosa y morena llenó la pantalla. "Ya yo he recorrido tres veces el mercado de Quinta Crespo y los de por la casa. Y voy a volver. Porque ellos como que creen que me van a engañar a mí. No me importa, voy a volver a pasar en la mañanita y después al mediodía. Lo que pasa es que tienen de todo, pero lo están escondiendo"."¿Que dónde lo esconden? No sé, pero seguro que esconden todo. No me voy a dar por vencida. Ya me he pelea-do con todos, pero no me importa. Yo no encuentro nada, pero seguro que hay"."¿Y que busca usted señora?" "Bueno, lo de todo el mundo: leche, huevos, harina pan, sardinas, azúcar, papel toilette, aceite. El otro día me escondieron los pañales de los muchachos y el queso paisa. ! Figúrese ¡

VII

Se ha detectado en Venezuela un trastorno psíquico, que además forma parte de la imaginería popular en los últimos dos años. Grupos de ciudadanos niegan la existencia de grandes cantidades de comida. Especialmente se detectó ceguera selectiva a latas de sardinas y de leche, huevos, pollo en diversos cortes, carne de primera y azúcar. Este síndrome domina la mente de esas personas, que todos los días inventan estas y otras historias, relacionadas con los alimentos y las repiten como locos en las colas de las camioneticas, en las peluquerías, en las oficinas, en las puertas de los supermercados y los abastos, en las colas de los mercales y los mercalitos, desde bien temprano en la mañana hasta la hora de dormir, obsesivamente. Hasta se llaman por teléfono para dar partes de donde no están esos bienes. Para colmo, la confusión llega a hacerles entrar en una dramática búsqueda infructuosa, siendo así que los tienen enfrente, asunto altamente preocupante, como bien lo atestiguan funcionarios de toda credibilidad como el jefe del Indecu ( el defensor de los consumidores., Samuel Ruh) y el ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jaua. Se conoció que a última hora el gobierno bolivariano está gestionando la ayuda de psiquiatras cubanos a ver si se con-forma con centenares de miles de ellos una especie de Misión Abasto Adentro, a ver si tratan estas pesadillas venezolanas cuyo origen se atribuye a una oscura campaña mediática. En borrar estas imágenes alimenticias, estos pro-fesionales tienen muchísima experiencia.

lucgomnt@yahoo.es

 
 

© Copyright 2006 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.