Hoy
resisto la tentación del análisis matemático y el de la
solvencia del CNE y la de los políticos venezolanos, de
todos los partidos. Solo voy a decir como ciudadana, que
me da mala espina que haya tantas cifras distintas,
inclusive entre gente del mismo partido (Un Nuevo Tiempo,
por ejemplo) y que me parece por lo menos ineficiente que
las máquinas rapidísimas del Consejo, tengan todavía un
patuque con los niveles de abstención. No es menos
interesante que el segundo boletín y definitivo haya
llegado una semana después, casi en burro.
Los que no están empatucados
son los funcionarios de alto nivel de la administración
publica, que se decantaron por el empleo de métodos de
intimidación y venganza que sólo se puede calificar de
fascistas, para hacer méritos luego de la derrota que
sufrieron la semana pasada.
Después que el Presidente de
la República diera la orden, pues no otra cosa se entiende
del discurso en el que reclamó a sus votantes no haber
votado por él, los jefes de las alcaldías, gobernaciones y
ministerios dejaron claro que no habría mas pagos de
bonos, guardias, movilizaciones y viáticos, mientras no
llegaran los cuadernos electorales, "para saber quien
había votado y quién no".
Desde Valera a Valencia,
pasando por Caracas y Los Teques, el mismo cuento. Los
cuadernos electorales, aquellos sacrosantos que solo
pueden ser consultados mediante orden judicial tras una
impugnación específica de una mesa determinada, estarían
entonces a la orden del jefe de turno, cual revisor de
lista Tascón cualquiera.
Hay que dejar sentado que aún
en su versión electrónica, ilegal por supuesto, solo
registrarían la asistencia a las urnas y no el voto.
Ustedes me dirán que eso basta. No, no basta, no pueden
saber por quien votaste, solo si fuiste o no a sufragar.
Dado el enredo anteriormente
descrito, además va a pasar mucho tiempo para que la
versión electrónica esté lista al centímetro. No hablemos
del traslado de innumerable cantidad de legajos a las
oficinas de ninguno, tras hacer copias infinitas.
Es bueno, por otra parte,
saber que sigue vivo el personaje siniestro que encarna el
papel de sicario de los sueldos. Presiona a los
trabajadores petroleros y manda mensajes de texto a La
Hojilla, denunciando a los trabajadores de Bauxilum porque
no les dio la gana de calarse la injusticia de la reforma
y en consecuencia votaron NO.
Es bueno darse cuenta que
vivimos en un país donde los empleados de la
administración pública, aún esperando la reacción inhumana
y servil de centenares de personajes este tipo, se
atrevieron a levantarse. Sí, hay quién que todavía va a
los refugios donde hay indigentes y desplazados, víctimas
de las catástrofes de todos los años a cobrar el voto por
la comida, el agua y las medicinas que le dio el gobierno,
pero que corresponden a todo ciudadano venezolano en
situación de peligro. Además, ni los habitantes de Petare,
ni los de La Vega, tienen que pedir perdón por rechazar a
un gobierno que permite, fomenta y auspicia la violencia
cotidiana contra los más necesitados y contra sus propios
trabajadores.
lucgomnt@yahoo.es