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Las ventajas prácticas
de la intolerancia
por Lucy Gómez  
sábado, 5 mayo 2006


Ante la inminencia del cierre de RCTV, se agudizan las contradicciones, como se diría en términos marxistas. Recrudecen las manifestaciones callejeras, se endurecen las posiciones de todos los analistas políticos.

El Presidente echa espuma por la boca al hablar del "canalito" que tiene que terminar de clausurar.

Hay gente que piensa que barrabasada más, barrabasada menos, este gobierno se define por tener mucha lengua y pocas nueces. Pero hay que reconocer que las autoridades venezolanas lograrán más de lo que pensábamos con su tratamiento del caso RCTV.

Esos mismos que no creen en el endurecimiento del régimen ni que el socialismo sea otra cosa que una adecada mas de la historia, esperan el final de la concesión a los dueños de la televisora como el de una de las telenovelas con mas audiencia o el de un campeonato mundial de fútbol y se implicarán, con todas las consecuencias que tiene para la sensibilidad y para una toma de partido tras la decisión final, dándose cuenta finalmente que viven en un país que se encamina en mi criterio, sin dudas a vivir una de las opciones políticas mas invasivas de la vida privada y de la libertad individual, el socialismo del siglo XXI.

Tras un final de película, estos espectadores de la vida pública, podrán confirmar si este gobierno es autoritario y/o, dictatorial y si conviene o no empezar a reflexionar sobre las implicaciones personales que tienen decisiones como la toma de un medio de comunicación privado por el partido de gobierno.

El star system habrá hecho entonces su trabajo. No podrán decir "no sé, no contesto" como ante los anuncios anteriores, como por ejemplo, el despido de los 20.000 trabajadores de PDVSA, que al fin y al cabo, no entraban todos los días en la sala de la casa, como sí lo hace " Yo quiero ser millonario" y además tenían un tufillo de superioridad para muchos incalable. El cese de la concesión será una marca para este gobierno tan definitiva como lo fue el cierre de otro canal 2, Frecuencia Latina de Baruv Ivcher, en Perú por el gobierno de Fujimori (1). O para el establishment norteamericano, al que le costó mucho quitarse la etiqueta de intolerante y fascista tras los juicios a artistas e intelectuales en la época del senador Joseph MacCarthy, sólo porque eran sospechosos de relacionarse con el partido Comunista.

En fin, en el mundo entero, ya son menos las simpatías hacia el comandante. Han vuelto las rememoranzas de su época de paracaidista, los cuentos de sus intolerancias y las groserías con que suele tratar a sus ex colaboradores, ex amigos o colegas en la presidencia. Y eso lo ha logrado en menos de tres meses RCTV.

El cierre operativo de la señal y la salida de sus estrellas y " anclas" por una decisión política, la posterior toma de la señal por otros personajes, representantes de sindicatos, cooperativas o ejecutivos, dispuestos a cargar delante de todos sus colegas y relacionados con la etiqueta de colaboracionistas con un gobierno autoritario en materia de libertad de información, traerá otra ventaja: la comparación inmediata de sus resultados por medio del sistema sanguinario y despiadado del rating, que le importa tanto a este gobierno. Si hay la más mínima caída de sintonía, habrá una turbulencia de sustituciones, al igual que ha pasado en el Minci a una velocidad mas baja pero igualmente implacable. A la hora de buscar la razón de las bajas audiencias de los programas afines al gobierno, se encuentra que mientras más sumisos, torpes e insultantes, encuentran menos rating. Mientras mas complacientes y voluntariamente ciegos ante los estantes vacíos, los manifestantes pobres sin vivienda, los corruptos rojos rojitos, menos audiencia.

Es así como trabaja la espiral de la intolerancia, huracán del pensamiento que se ve alejado e improbable hasta que te atrapa a 300 kilómetros por hora y te ves vociferante e histérico, contradictorio contigo mismo y con las libertades que una vez propugnaste, atrapado en la telaraña de tus propias acciones.


Notas
1) Frecuencia Latina se llamó Frecuencia 2. En 1992 un atentado destruyó sus instalaciones, que se reconstruyeron convirtiéndolo en un moderno complejo de TV. Su dueño, Baruch Ivcher, fue sometido a un proceso por parte del gobierno de Alberto Fujimori, tras el cual fue despojado de su nacionalidad peruana y de la planta en 1997. La televisora pasó a ser propiedad de los hermanos Mendel y Samuel. A la caída del régimen, Ivcher recuperó la nacionalidad y el canal, tras una resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos acatada por el gobierno de su país.

lucgomnt@yahoo.es    

 

 
 

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