Hemos
visto en los últimos días multitud de avisos de prensa del
gobierno con un logotipo muy particular: unas esposas con
una frase abajo que remeda curiosamente al "Wanted" que
había bajo de las fotos de los asesinos y ladrones del
lejano oeste en las películas de cowboys: "Cárcel para
acaparadores y especuladores ¡denúncialos!». Firma: el
Seniat. En otros anuncios aparece un hombre de franela
amarilla, medio barrigón él, con cara de malandro, que
según el gobierno es el especulador, el mismo monstruo que
nos vende di-ariamente la comida. Por todos los medios de
comunicación, la criminalización del vendedor de alimentos
es una intención clara por parte del gobierno. La
especulación, se nos dice, es la causa de todos nuestros
males.
Hay una moral supuestamente revolucionaria que lo explica.
Todo aquél que se salga de la verdad oficial le miente al
pueblo y la verdad oficial, expresada por el presidente
Chávez y la ministra de Industrias Ligeras y Comercio,
María Cristina Iglesias, es que sí existe comida: carne,
arroz, pollo, caraotas, sardinas por todas partes, al
precio que dice el gobierno, pero los acaparadores la
esconden y/o los expendedores y productores no la quieren
vender de acuerdo al precio regulado. Eso ocurre, porque
los miembros de la cadena cár-nica o la de los granos son
en su mayoría unos bandidos. La especulación, pues, es un
mal nacional con el que hay que acabar. No se trata de que
Mercal se administró mal y se cogieron unos reales, que
hay retraso y lentitud en la aprobación de los permisos de
importación para los grandes supermercados, que la
invasión y confiscación de haciendas ha hecho bajar la
producción. De que a la gente cuando invierte le gusta
ganar plata y no va a invertir en vender comida si los
rendimientos son menores a la de un capital puesto en una
colocación bancaria. No. Es que hay unos criminales
hambreando al pueblo y con ellos hay que acabar, Punto.
A fines de esta argumentación, hay que saber que quiere
decir además la palabra especulación. Según el diccionario
de la Lengua Española de la Real Academia Española, se
trata de una operación comercial que se realiza con
mercancías, valores o efectos públicos, con ánimo de
obtener lucro. Otra acepción, del mismo diccionario, dice
que son operaciones comerciales o financieras, con la
esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones
de los precios o de los cambios.
Como será, que se trata del mismo principio de acuerdo al
cual Venezuela vende petróleo a nivel internacional. Nadie
se cree que producir el petróleo vale 60 dólares el
barril. Pero el crudo multiplica su valor y su extracción
es una fórmula interminable de producir dinero. Tomemos en
cuenta que se vende en un mercado donde incrementa su
valor cada vez que hay expectativa de guerra. El gobierno
venezolano aprovecha, alimenta y provoca una ola
especulativa en un mar informativo donde se registran
continuos anuncios de posibles conflictos y Chávez sazona
el asunto, publicitando gozosamente sus alianzas
"estratégicas" con Irán y Corea del Norte. Por otro lado,
este gobierno socialista criollo aprovecha sin ningún asco
el hambre incesante de energía de Estados Unidos y China,
además de vender combustible a la maquinaria de guerra
norteamericana aún cuando esos barcos y misiles ataquen a
Irak.
¿Alguna de estas circunstancias tiene que ver con el costo
de la producción interna del barril venezolano? ¿Si no
existieran a cuanto bajaría el precio? ¿A menos de la
mitad? ¿Venezuela especula o no especula? ¿El presidente
venezolano cuando se le pega a China en el deseo aparente
de que reemplace como principal cliente del país a Estados
Unidos, no está yendo más allá de lo que le corresponde
como productor de un elemento insustituible en la
producción de energía, es decir un bien de primera
necesidad y está haciendo política, revolucionaria o no,
con las necesidades de otros?
Cuando Venezuela sube el precio gracias a las
circunstancias que explota descaradamente ¿no le está
alzando al mismo tiempo el costo de la energía a decenas
de países, cuya economía se descoyunta brutalmente cada
vez que aumenta el precio de los combustibles? A menos
claro, que Chávez les de petróleo gratis, a cambio de
respaldo político. Pero no es el caso de todos los países
a los cuales afecta el vendedor venezolano. Y para muchos
analistas es cuestionable que quién habla tanto de ayudar
a otros, lo haga aplicando lo que se parece mucho a una
llave económica de lucha libre.
Pues bien, estamos ante lo que se llama doble moral. Los
especuladores son los demás. Cuando yo especulo, aunque le
cause daño a los habitantes de cualquier país del primer,
segundo, tercer mundo o cuarto mundo, no importa. Los
otros, los que no producen queso o huevos, porque no
quieren ponerlo por debajo de la ganancia que esperan y
creen que su producto vale mas que lo que yo digo, esos sí
son unos delincuentes y tendrán unas rejas en su futuro.
En vista de lo cual, como la doble moral y las morales
flexibles de los estados son indicativos de las de las
reglas de juego que guían a sus ciudadanos, no me creo que
todo esto de la especulación interna sea un teatro de
buenos y malos donde el bueno es el gobierno y el malo el
portugués del supermercado o el ganadero del sur del lago.
Solamente vivimos la aplicación de una ética mucho más
pedestre, la ley del embudo. (lo angosto para ti y lo
ancho para mí) y debemos actuar en consecuencia. La doble
moral, ni es doble ni es moral.
lucgomnt@yahoo.es