Apartado
de una mediación que ahora parece tener un final visible,
en manos de Francia, Colombia y los Estados Unidos, el
presidente venezolano Hugo Chávez no solamente fue
despedido por Colombia, sino también por Francia, que lo
considera una figura del pasado en el acuerdo humanitario.
No había sido tomado en cuenta en ese escenario, desde el
principio por los Estados Unidos, cuyo embajador William
Brownfield, en Caracas y ahora en Bogotá, ha vivido en
carne propia el desequilibrio del comportamiento del
gobierno venezolano respecto al papel de las FARC en el
asunto de los secuestrados y los secuestrables.
Las familias de los
secuestrados venezolanos, por esa guerrilla y por las
mafias, claman por una mediación que les permita obtener
una fe de vida de sus padres, hijos o hermanos, pero el
presidente Chávez se afana, desde que llegó a la
Presidencia, primero en discutir un estatus de
beligerancia, que siempre ha buscado Manuel Marulanda para
que las FARC obtengan los beneficios en el escenario
internacional, para ser apreciados como un contendores, no
como terroristas. Segundo, después del fracaso estridente
que significó el papel de verdugo de la libre expresión en
Venezuela, cuando ahorcó la señal abierta de Radio Caracas
TV, en lavarse la cara interviniendo como gran salvador de
la vida de una famosa: Ingrid Betancourt. Obtuvo primeras
páginas en casi todos los periódicos occidentales gracias
a su intervención. Pero en Venezuela no había ni una
audiencia presidencial para las familias desconsoladas.
Al mismo tiempo se tejía un
oscuro escenario político, en donde tenía gran importancia
conseguir un gobierno colombianos mas afín, que pudiera
entrar en la misma liga que Evo Morales o Rafael Correa,
así que jugando al billar con los secuestrados, las FARC y
Uribe, podría trabar a un Plan Colombia que lo molesta, lo
controla y le impide la expansión ideológica y de la otra.
Y si no ahí está la conversación de Piedad Córdoba acerca
de un gobierno " de transición", en caso de que el de
Uribe dejara de ser viable.
Hoy, después del alud de
errores que se acumularon tras el caso RCTV, como el
impasse con el rey de España, la aguda diferencia con los
árabes respecto al uso del petróleo como arma y la
irreconciliable distancia que tomó del gobierno
colombiano, la mediación venezolana aparece claramente
como lo que fue: un arma para relevar la figura de Chávez,
un arma que se envaina y se desenvaina con motivos
escasamente humanitarios, claramente políticos y e
injustificablemente personales.
lucgomnt@yahoo.es