¿Revolución, nacional etnicismo,
neo-fascismo?
Por
Elizabeth Burgos
El proceso
político que vive Venezuela suscita, ante todo, perplejidad.
Artefacto genuino del barroco caribeño, su ámbito es, más bien, el
de lo imaginario : de allí la dificultad para definirlo.
Severo Sarduy,
sugiere la existencia de un deseo de barroco en la conducta humana.
Se trataría de una pulsión de simulacro que se traduce por su
capacidad de anamorfosis, mimetismo, camuflaje, trompe l’oeil.
Inclinación que, según él, confirma el travesti que no copia sino
simula y sobreactúa a la mujer en la medida de su ausencia: y es más
bien su inexistencia lo que constituye el espacio, la región o el
soporte de la simulación. Y no porque el travesti imite a un modelo
real, sino, precisamente, por que va en pos de una irrealidad que
por serlo es inalcanzable, y cuya finalidad oculta.
Venezuela vive en un estado de
sobreactuación permanente de una revolución que funciona como un
camuflaje del verdadero proyecto de Chávez : su deseo de permanencia
en el poder mediante la instauración de un régimen autocrático. La
revolución como camuflaje del proyecto disimulado se demuestra, ante
todo, en su vacuidad ideológica. Disimulada detrás de una
teatralidad mediática que cunde alarma entre sus opositores y los
lleva a actuar en el terreno que él les traza, impidiéndoles forjar
una estratega propia. La oposición se precipita contra una
“irrealidad huidiza e inalcanzable”, que para muchos tiene el rostro
del comunismo, pues el camuflaje tendido por Chávez le impide ver el
artefacto en su verdadera dimensión barroca. Desprovista de un
soporte doctrinal fundador que la modele, sin lo cual se copia o se
reproduce, pero no se crea porque se carece de “esencia interna”, la
“revolución bolivariana “ se revela como un simulacro, o artificio
en búsqueda de autor. Se le delegó la tarea de darle el andamiaje de
pensamiento del que carece a una historiadora,
pero la fuerza del artefacto de simulación se impuso sobre la
deontología: operó una conversión cosmética de la historia para
serle fiel al simulador de ilusiones. Realizó una reconstrucción
puntual del mismo modelo: reforzó el soporte del camuflaje. Ducha
en dialéctica, recurrió a ciertos artificios para “dar la ilusión”
a los sectores que adversan el proyecto, de una posibilidad de
conversión. La simulación en todo su esplendor para disimular el
verdadero propósito de su discurso: el camuflaje dentro del
camuflaje para evitar sea reconocible el travestismo revolucionario
de Hugo Chávez cuyo objetivo es alcanzar la efigie del Bolívar
mantuano, y la del presidente vitalicio de la primera constitución
de Bolivia.
Un país
caribeño y petrolero, una tradición de caudillos militares,
una peculiar complicidad simbiótica
entre civiles y militares; la influencia ejercida por un sociólogo
neo-fascista argentino sobre el líder de la “revolución
bolivariana”, la relación de ensimismamiento afectivo de éste con el
líder cubano, el culto a Bolívar con rasgos de neurosis obsesiva
que se le inculca a los venezolanos desde el vientre de la madre, -
todo ello en un marco de crisis económica - constituyen la amalgama
que le da sustento al proyecto político venezolano. Sus rasgos más
notables, ateniéndonos a las definiciones académicas admitidas, nos
inducen a caracterizar el proceso “bolivariano” como un ersatz
de nacional populismo-etnicista con rasgos neo-fascistas. Quienes
temían la instauración de un régimen “comunista a la cubana” pueden
tranquilizarse, aunque tal vez sea aún más preocupante la manera
como percibe el líder venezolano la instauración de su proyecto
continental.
Si
admitimos la caracterización de uno de los máximos exponentes del
fenómeno, Robert O. Paxton,
el perfil nacional populista con rasgos neo fascistas del proyecto
que propone Hugo Chávez no debería dejar dudas. Según este autor,
muchas de las ideas que integran el pensamiento del fascismo son
producto de afectos y de sentimientos viscerales, a los que él llama
“pasiones movilizadoras” y que surgen cuando existen los siguientes
factores: 1) la aparición de una crisis para la cual no se percibe
una solución a corto plazo; 2) la preeminencia de un grupo ante el
cual los deberes de cada uno y la subordinación del individuo, son
superiores que los de los derechos individuales o universales ante
el grupo; 3) la creencia de que la condición de víctima justifica
toda acción, sin límites legales o morales, llevada a cabo contra
los enemigos internos o externos; 4) el temor a la decadencia del
grupo bajo los efectos corrosivos del liberalismo individualista; 5)
la necesidad de una integración más estrecha, de una comunidad más
pura, si es posible por consentimiento, o mediante la violencia si
es necesario; 6) la autoridad ejercida por jefes naturales,
culminando con la jefatura de un super jefe nacional, un nuevo
Mesías, el único capaz de encarnar el destino histórico del grupo;
7) la superioridad de los instintos del jefe sobre la razón
abstracta y universal; 8) el culto a la violencia y la eficacia de
la voluntad cuando están destinadas al éxito del grupo y, 9) el
derecho del pueblo elegido
a
dominar a los demás sin tomar en cuenta otras leyes, divinas o
humanas, que no sea la de la ley decidida bajo el criterio de los
éxitos del grupo dentro de un combate darwiniano. Estos elementos
conducen al autor a definir el fascismo como una forma de
comportamiento político caracterizado por una preocupación obsesiva
basada en la certeza de un descalabro de la sociedad, producto de
las humillaciones que le han infligido y la han convertida en
víctima, y por un culto compensatorio de la unidad, de la energía y
de la pureza del pueblo, el abandono de las libertades democráticas
y la aplicación de la violencia redentora. Y gracias a la ausencia
de límites éticos o legales, se persigue el doble objetivo de
limpieza interna y de expansión externa.
En cuanto
al populismo, Pierre-André Taguief
opina que éste no se sustenta sobre una verdadera ideología. El
populismo consiste en un estilo político que se sustenta en la
comunicación con el pueblo, el culto de la defensa del pueblo, y es
compatible con todas las ideologías políticas: liberalismo,
nacionalismo, socialismo, fascismo, anarquismo, etc. El estilo
populista es inseparable de la orientación etnonacionalista,
acompañado de una reacción identitaria o de una identidad colectiva
que debe ser protegida. Hoy la seducción y la manipulación del
populismo se ven multiplicadas por la presencia masiva de los
medios, que ha generado un “tele-populismo”,
aboliendo las mediaciones institucionales, practicando una “política
antipolítica”, una “seudopolítica del ensueño y del instante, de la
realización de los deseos sin mediación”. La acción del populista se
ve favorecida en las sociedades, como la venezolana, de
“satisfacción inmediata”; de ahí el éxito de la “magia política” del
líder que hace creer que hará cambiar la situación mediante la
“magia de su palabra”.
Si bien la
experiencia de Hugo Chávez se inscribe en la tradición venezolana
del autócrata militar, y se nutre de la no menos peculiar tradición
del país, la “simbiosis civil-militar”,
en tanto que gobernante, su estilo, su manera de proyectarse como
líder político, su manera de concebir la organización del Estado,
revisten rasgos de los definidos por Paxton y Taguief y son
producto, principalmente, de dos influencias que a la larga han
resultado complementarias: primero, la del neofascista argentino
Ernesto Ceresole;
luego, la de Fidel Castro. Pese a su aparente incompatibilidad, en
el caso venezolano ambas influencias han llegado a ser
complementarias y conforman el sustento ideológico del chavismo,
que bien podríamos considerar como una síntesis o pensamiento
político mestizo.
La influencia
neo-fascista
Del argentino Norberto Ceresole, Chávez toma la idea de la
preeminencia del líder único y su relación con el “pueblo” sin
mediación de partido y el papel primordial de las Fuerzas armadas
como sustento del poder. La vertiente internacional debe orientarse
hacia un eje de poder latinoamericano cuya cabeza revolucionaria
sería el propio Chávez, que confluiría con otros ejes de poder
mundial, en particular con los países del Oriente Medio.
Este esquema debería dar lugar a la constitución de una
multipolaridad que, según Ceresole, se enfrentaría a Estados Unidos
y a Israel. En el proyecto de Ceresole, la culminación de este
proceso debería llevar al renacimiento del proyecto acariciado por
la Alemania nazi. El proyecto propiamente latinoamericano que sedujo
a Chávez, según sus propias palabras, consiste en la “integración
física de Sudamérica por dentro, puesto que los mares pertenecen a
los imperios.” “Por dentro” significaría unir la Cuenca del Plata
con la Cuenca del Amazonas y con la del Orinoco. La integración se
haría a lo largo de tres países: Venezuela, Brasil y Argentina,
desembocando en una Confederación de Estados Latinoamericanos,
incluso en lo militar.
La idea central del proyecto radica en el otorgamiento a las fuerzas
armadas de las riendas del desarrollo económico, social y político,
además de detentar las riendas de la defensa y de la seguridad del
continente. Ello significaría la institucionalización de estados
regidos por las fuerzas armadas, lo que ya es, de hecho, el caso de
Venezuela y, en particular, el de Cuba. En el marco de este esquema,
el requisito de las democracias modernas de supeditar las Fuerzas
Armadas a la autoridad de los civiles, se convierte para América
Latina en una utopía inalcanzable.
El castrismo
El empeño
del castrismo de atraer a Venezuela a su proyecto internacional no
es un dato reciente. El viaje de Fidel Castro a Caracas el 23 de
enero de 1959, los discursos que entonces pronunciara, y el período
guerrillero auspiciado por Cuba durante los años sesenta, lo
demostraron ampliamente. Casi medio siglo después se cumple el sueño
largamente acariciado por Castro y tantas veces interrumpido, de
lograr la fusión entre la visión megalómana continental de Bolívar y
la mesiánica-nacionalista de Martí. La ratificación de Hugo Chávez
en la presidencia de la República tras el resultado del Referéndum
revocatorio le otorga la legitimidad que necesitaba para proseguir
su proyecto bolivariano y continental en condiciones excepcionales,
tanto geopolíticas como financieras. La dependencia energética de la
economía de los países desarrollados con los países productores de
petróleo juega de manera decisiva en este sentido. A ello se debe
agregar, la cooperación que —atendiendo a la “inevitable asimilación
de formas imperiales”
practicada por Cuba en el continente— le brinda el estamento lenino-estalinista
cubano, el cual, tras haber impuesto, en los años 60, la teoría del
foco como vía única de acceso al poder, se ha adaptado a la
tendencia institucional y jurídica de la época, dejando atrás el
dogma de la lucha armada, admitiendo que en América Latina
(exceptuando a Cuba) se cumpla con el requisito del acceso al poder
por vías legales. Este nos pone ante el surgimiento de un nuevo tipo
de totalitarismo institucional (no se debe olvidar que Hitler ganó
las elecciones en Alemania) que se complementa con el poder
vitalicio, condición de ese modelo gobierno.
Si bien la idea
de proyección internacional mediante el establecimiento de alianzas
con países afines en materia económica (los países árabes como
productores de petróleo) le fue inculcada a Chávez por Ceresole, el
asumir de manera práctica el carácter vitalicio y la dimensión
internacional de su proyecto es, sin lugar a dudas, una consecuencia
de su relación con Fidel Castro. Esa relación de identificación
mimética con el viejo caudillo y el “mar de felicidad” (apelativo
con el que Chávez designa la Revolución Cubana) han orientado el
proyecto chavista hacia derroteros que ningún venezolano, aun el
militar más megalómano e identificado con la pasión bolivariana, se
hubiese atrevido a poner en práctica. Chávez ha hecho suyos los dos
rasgos más característicos del castrismo:
1 - Al igual que
Hitler, Mussolini, y Fidel Castro, Hugo Chávez supo desde temprano
que debía, ante todo, hacerse de una fama personal, forjándose una
leyenda que contara con un aspecto ético-dogmático, basada en la
preeminencia de la búsqueda de un destino absoluto. A partir de una
versión sesgada de la historia nacional, Chávez asume que está
predestinado a cumplir con la misión de completar las agendas
dejadas inconclusas por los héroes históricos y corregir otras,
supuestamente incumplidas por los que han traicionado a la patria.
2) Corregir
los males que padece la historia en el conjunto de los países
latino-americanos, lo que lo obliga a darle un carácter
internacional a su proyecto político.
La
internacionalización del proyecto bolivariano está a la orden del
día, como lo estuvo en los años 60 la dinámica revolucionaria
encarnada por Ernesto “Che” Guevara.
Independientemente de si hubo fraude o no, el resultado del
referendo revocatorio celebrado el pasado 15 de agosto en Venezuela
cancela la expectativa de ver declinar la influencia del castrismo
con la desaparición de quien lo encarna: el Ave Fénix renaciendo de
sus cenizas es una de las metáforas preferidas de Fidel Castro,
siempre alerta ante las apuestas del futuro y de la historia.
El etno
nacionalismo y el intelectual orgánico
El sustento teórico del aspecto étnico-nacionalista se le confió a
la historiadora Margarita López Maya en su inusitada intervención
con motivo del reconocimiento en la Asamblea Nacional de la
ratificación del presidente tras el referendo pasado. Tras el
agotador proceso del referendo revocatorio, el llamado a la
reconciliación contenido en el discurso de la historiadora, hubiera
podido hacer creer en la voluntad de una verdadera disposición al
diálogo por parte del gobierno, de no haber invalidado la propia
historiadora y en el mismo discurso, la opción que estaba
proponiendo, al presentar el conflicto que golpea hoy a Venezuela
como un enfrentamiento racial y no como el enfrentamiento de una
parte importante de la población contra un proyecto de gobierno
antidemocrático con rasgos, cada vez más claros, de vocación
totalitaria. Bajo la fachada de un supuesto academicismo con el cual
pretendió disimular su pertenencia partidista, la historiadora no
hizo más que viabilizar la versión ideológica sobre la cual se
asienta el régimen y busca eternizarse en el poder. La existencia de
la Venezuela rota en dos mitades: “una que ostenta un imaginario
occidental y moderno fundamentalmente blanco anglosajón,
cosmopolitas ciudadanos del mundo, la otra, llena de ancestros
mestizos y mulatos, plenos de diversidad cultural y pobreza”, es una
visión caricaturesca que forma parte de la relectura de la historia
ya aludida, técnica en la que el régimen ha demostrado una rara
perspicacia. Y como bien lo señala la socióloga, María Sol Pérez Schael, abogar por la convivencia entre los venezolanos, como lo
pretende la historiadora, cuando define la confrontación en términos
raciales, el conflicto es entonces insuperable, pues no depende de
la voluntad individual modificar el color de la piel.
Su
análisis no se sustenta sobre ninguna base sociológica y, como bien
lo señala el sociólogo Oswaldo Barreto,
la bipolaridad que enfrenta hoy la sociedad venezolana, no debe
buscarse en el color de la piel y en los rasgos raciales, sino en
las mitades en las que se divide Venezuela: una mitad es chavista y
la otra antichavista. En Venezuela resalta un hecho: “es el país de
América Latina donde las especificidades de los diversos grupos
étnicos han ido desapareciendo en aras de la formación de un tronco
común”. “No existen profesiones, sitios geográficos, actividades
culturales, creencias o religiones que sean exclusivas de una
determinada etnia.” “Tampoco hay una oligarquía con poder y
conciencia de clase como la hay en Chile, Colombia”, y yo agregaría
también el Perú. Cabría preguntarse si la composición étnica y de
clase de los diferentes gabinetes que han conformado el gobierno
desde que Chávez es presidente es diferente de los anteriores
gobiernos, apunta Barreto. Hay un hecho cierto: el único verdadero
oligarca que ha ocupado la presidencia del país es Simón Bolívar. La
razón del apoyo de los pobres a Chávez está vinculada a las
misiones, las dádivas, la efectividad con la que ha repartido los
petrodólares y no tanto a que se sientan representados en “el
discurso clasista y revanchista del presidente”. La fractura del
mundo en dos la ha forjado Chávez con sus discursos excluyentes e
insultantes y la distribución de los dineros públicos entre los
desposeídos en aras de la “satisfacción inmediata” para obtener
dividendos electorales y políticos, pero no para superar a largo
plazo las causas reales de la marginación y la pobreza.
Y como bien apunta la escritora y periodista Milagros Socorro,
el discurso de la historiadora parece más construido para ocultar
que para revelar, pues elude un hecho primordial que es el de la
corrupción: el inveterado asalto al tesoro nacional. Si bien en el
pasado fue escandalosa, y es ella la madre de todos los males en
Venezuela (y no el origen racial, como la historiadora pretende),
con el régimen actual la corrupción ha alcanzado proporciones
inauditas.
El
discurso de la historiadora López Maya está imbuido del paternalismo
típico de las élites que desconocen cómo piensan y viven los pobres.
De su discurso se desprende la idea de que con los pobres, ingenuos
e infantilizados, se debe ser condescendiente. Significa implantar
una pobreza subsidiada, proveedora de la base social del régimen,
mantenida a voluntad en el umbral de la pobreza, sin poder acceder a
un crecimiento económico propio. Mientras que el petro-estado
militar practicará un capitalismo salvaje a nivel internacional, que
dará cabida a una minoría oligárquica – esta vez verdadera- surgida
del seno del bolivarianismo. La lógica que subyace en su discurso es
que los pobres serán pobres para siempre, y estarán allí, prestos a
asegurarle al caudillo la “hegemonía”, palabra que repite más de lo
que debería permitirse el autor de una pieza de oratoria de tal
relevancia. Por otro lado, su discurso es también el reflejo del
colonizado, pues la base teórica que lo sustenta es el acatamiento
de la última moda proveniente de los campus norteamericanos,
que bajo la denominación de cultural studies y post
colonial studies han forjado una visión estrecha, sesgada,
ahistórica y sin base en la realidad, del desarrollo social de los
países latinoamericanos.
Lo más sorprendente en una historiadora de su rango, en su afán de
cumplir con su papel de “intelectual orgánico”, es soslayar el tema
de la “pardocracia”, a la cual Bolívar le adjudicó una gran
relevancia, culpándolos entonces, de la anarquía que reinaba tras
la guerra de independencia. Los historiadores que han estudiado el
fenómeno, han constatado cómo, tras la independencia, la pardocracia,
en lugar obliterar el modelo mantuano inicial, lo adoptó y lo
perpetuó.
Al igual que hoy, la oligarquía emergente del chavismo, hace suyo
el nuevorriquismo característico del modelo venezolano,
concomitante a un enriquecimiento veloz gracias a la corrupción.
Cabría
preguntarle a Margarita López Maya si ella cree que un indígena
puede ser cosmopolita, pues existe un verdadero mercado común del
contrabando, entre Estados Unidos, e incluso Europa, y América
Latina, y no son precisamente las “elites blancas occidentalizadas”
quienes lo practican. ¿Qué nombre darle a esa versión de la
mundialización? ¿Puede acaso un mulato o un indígena participar de
la mundialización? ¿Cómo catalogar a los miles de indígenas y otros
mestizos que se mueven entre Estados Unidos y América Central?
Conclusión
La
tradición latinoamericana del caudillismo militar, de la relación
sin intermediario institucional entre el caudillo y el pueblo, se
compagina más con el fascismo que con la tradición comunista del
partido bolchevique. El resultado de la Segunda Guerra Mundial y
luego la Guerra Fría, detuvieron la influencia fascista en América
Latina, salvo en la Argentina.
Más tarde, el castrismo se apoyó en la URSS y en el comunismo porque
“no deseaba permanecer ingrávido en plena Guerra Fría”,
pero comparte muchos rasgos con el fascismo.
Cabe preguntarse
si en América Latina no sería posible el rebrote de un movimiento
fascista que seduzca a los ejércitos latinoamericanos que hoy se
sienten traicionados por Estados Unidos después de haber prestado
una colaboración activa en la victoria de la Guerra Fría, al
aparecer como los grandes culpables de las violaciones de los
derechos humanos, mientras los norteamericanos entregan las pruebas
contra ellos y son eximidos de toda culpa.
Si en Venezuela,
la fase militar del proyecto bolivariano parece estar todavía en sus
preliminares, ya se dispone de las premisas ideológicas que
sustentarían su legitimidad :
1– Un
enemigo interno definido: “los blancos de cultura anglo-sajona”.
2– Un
enemigo externo: no sería Estados Unidos sino Colombia, dados los
reiterados ataques de Chávez contra la “oligarquía colombiana” y
contra el Plan Colombia (el enemigo), su simpatía manifiesta por las
guerrillas (el aliado) y la existencia de un litigio fronterizo (el
escenario bélico). La carrera armamentista
en la cual se encuentra empeñada Venezuela, subraya esta
posibilidad, y no permite descartar la aparición de un foco bélico
regional susceptible de convertirse en un enfrenamiento de alta
intensidad.
* Agradezco
en particular a Annabelle Rodríguez, Luis Manuel García ,
Gustavo Guerrero, Alejandro Gómez y a Pío Serrano por la
lectura de este texto, como también por sus sugerencias y
consejos.
Sarduy,
Severo, Ensayos Generales sobre el barroco, México-Buenos
Aires, Fondo de cultura económica, 1987 (1969)., pp. 53-60.
El retorno a un modelo que se creía clausurado, en una de las
democracias más estables del sub-continente, demuestra el
anacronismo del chavismo , pero es también la prueba de que
las corrientes profundas que subyacen en el inconsciente de la
sociedades, cuando menos se espera, pueden volver a la
superficie.
Ver: Irwin G., Domingo, Relaciones civiles-militares en
Venezuela 1830-1910 (Una visión general) Caracas, 1996; y
: Relaciones civiles-militares en el siglo XX, Caracas,
Centauro, 2000
Carrera Damas, German, El culto a Bolívar, Caracas,
Grijalbo, 1989.
Paxton, Robert O., Le fascisme en action ( The
anatomy of Fascisme), Paris, Seuil, 2004.
Aquí es el ejército libertador de Bolívar, cuya réplica en el
Norte del continente es el Destino Manifiesto de Estados
Unidos.
Pierre-André Taguief, “Le populisme comme style politique” en
Le retour du populisme,- Un défi pour les
démocraties européennes Universalis, 2004
El programa dominical Aló Presidente que suele durar
hasta 7 horas, desde donde el presidente Chávez otorga y anula
cargos, concede becas y ayudas, y fustiga, insulta y amenaza;
además de las innumerables cadenas nacionales que convoca a su
antojo durante la semana.
Norberto Ceresole, sociólogo argentino, especialista en temas
militares, conocido por sus posiciones antiizquierdistas y su
postura judeo-fóbica que justifica por una visión revisionista
de la historia por lo que se le considera como un neo-nazi que
pretende justificar el exterminio judío por Hitler, cercano a
las posiciones del fundamentalismo árabe, durante varios años
fue una de las influencias más decisivas en la formación
política de Hugo Chávez. Ceresole profesaba una antipatía
tajante hacia el régimen cubano que “sólo sabe exportar
hambre” y a los métodos revolucionarios cubanos de
infiltración militar, según él convertía al Ejército en una
guerrilla en uniforme, que le impedía jugar su verdadero papel
histórico. Falleció en Buenos Aires en 2003 )Ver:
Garrido, Alberto, Mi amigo Chávez, Conversaciones con
Norberto Ceresole, Ediciones del autor, Caracas, 2001.
El rasgo nazi-fascista se manifiesta en la fobia al otro; una
suerte de racismo invertido cuyas manifestaciones se perciben
también en el discurso del aymara Felipe Quispe, “El Mallku”,
en Bolivia, y de Antauro Humala en el Perú.
Ver a propósito de la noción de pensamiento mestizo:
Gruzinski, Serge, La Pensée métisse, Fayard, Paris,
1999). El pensamiento mestizo sería un aleación de dos
o más influencias que terminarían dando lugar a una nueva
configuración
Vale la pena recordar el número significativo de viajes
oficiales de Chávez al exterior, en particular a los países
del Medio Oriente y su acercamiento a Sadham Husein en los
primeros años de su gobierno. La idea del surgimiento de un
eje rojo-verde-pardo, es analizado por: Del Valle, Alexandre,
“Rouges-Bruns-Verts: l’étrange alliance”, Politique
internationale, N· 102 – invierno 2003-2004, pp. 265-288.
Según (L’islam révolutionnaire, présenté par Jean
Michel Vernochet, Editions du Rocher, 2003) - el terrorista
venezolano, alias Carlos, condenado a cadena perpetúa en
Francia -,tras la caída del campo socialista, el Islam se ha
convertido en la principal fuerza de transformación activa de
la sociedad y de lucha contra el imperialismo. Cabe recordar
también que el primer texto político con el que se dio a
conocer a nivel internacional, el recién electo presidente
Hugo Chávez, fue una carta pública dirigida a Ilich Ramírez
Sánchez alias Carlos, redactada en un ostentoso estilo
“lírico” en la que le expresaba su hermandad revolucionaria.
Blanco Muñóz, Agustín, Habla el comandante, Cátedra Pío
Tamayo, Caracas, 1998, p. 113
Rojas, Rafael, José Marti: La invención de Cuba,
Colibrí, Madrid, p. 34
La época exige que se observen ciertas formalidades que
no den pie a represalias por parte de los centros de poder,
haciendo creer que se observan las reglas de la democracias.
En una de sus más recientes entrevistas, realizada por Ignacio
Ramonet, y televisada por el canal francés Histoire, en
7 entregas durante el mes de Junio 2004, Fidel Castro
declaró:“Nosotros nos adaptamos a todo lo que surge”. Un
antiguo funcionario del Departamento América en conversación
privada ahondó en ese mismo sentido: “Fidel no cometerá el
mismo error que en Chile: él ahora hará todo de manera legal.”
Volviendo a la entrevista antes citada, Fidel Castro explica:
“Nosotros vivimos del capital humano con el que podemos ayudar
al mundo entero: hay que ser clarividente, pensar y pensar y
buscar alternativas”.
La celebración de Elecciones
Constituyentes es un requisito de ese esquema de legalidad que
se debe observar. Crear constituciones a la medida del
proyecto político que se persigue instaurar. Una de las
reformas de la nueva Constitución de Venezuela fue la de
ampliar el período presidencial de cuatro a seis años, con
derecho a reelección. Tras el resultado del Referendo, la
mayoría parlamentaria chavista está contemplando una reforma
constitucional que le permita al presidente reeligirse cuantas
veces lo desee. Tocqueville, como lo hace notar Paxton, tuvo
una clarividente intuición a propósito del surgimiento de un
fenómeno desconocido mediante la utilización perversa de la
democracia puesta al servicio de la opresión, significando así
un peligro para la propia democracia. “(…) un estado social
democrático como el de los americanos podría ofrecer la
singular facilidad para que se establezca el despotismo (…) La
cosa es nueva, es necesario tratar de definirla, puesto que no
puedo nombrarla”, De la démocratie en Amérique, (tomo
II, 4ta parte, cap. VI) Paris, Garnier-Flammarion, 1981, pág.
382 y385.
Tal vez allí se encuentre la clave del derribo y posterior
“ajusticiamiento” de la estatua de Cristóbal Colón el 12 de
octubre en Caracas por grupos chavistas. Un gesto de adhesión
dirigido a los grupos indigenistas, latino-americanos,
europeos y norte-americanos, puesto que la población indígena
de Venezuela es mínima: el mestizaje es de origen africano, y
curiosamente, los ejemplos de heroicidad y de rebeldía por
parte de negros venezolanos no son reivindicados por el
chavismo. O tal vez trata de una nueva estrategia de
blanqueamiento por parte del estamento chavista en su empeño
de conformar una nueva oligarquía: es más fácil blanquearse
desde lo indígena que desde lo africano. Una simple
continuación del modelo mantuano vigente desde la colonia (Ver
también nota n· 20.)
El Universal, “¿Cabremos todos?”, Caracas, 8 de octubre, 2004.
Tal Cual, Mito de la Venezuela Polarizada, I, II, II, Fin,
Caracas, 3,6,7,y 8 septiembre 2004.
El Nacional, Caracas 9 de septiembre 2004.
Ver a propósito del fenómeno de la pardocracia y del
mestizaje: Langue, Frédérique,“ El
indiano de la comedia era moreno. De la multitude servile à
l’aristocratie blanche au Venezuela (XVIe-XVIIIe siècles) ”,
communicación presentada en el Colloquio del Cenre de
Recherche sur l’Amérique Espagnole Coloniale (CRAEC),
Université de la Sorbonne Nouvelle-Paris III, Paris, 28-29
novembre 1997 : Transgressions et stratégies du métissage
en Amérique espagnole coloniale, Presses de l'Université
de Paris III , 1999, pp. 223-248.;
“La pardocratie ou l’itinéraire d’une “classe dangereuse” dans
le Venezuela des XVIII et XIX si`cles, C.M.L.B. Caravelle, num
67, pp. 57-72, Toulouse, 1997.
Modelo que llegó a su cúspide bajo el gobierno de Carlos
Andrés Pérez y de Jaime Lusinchi: ambos social-demócratas
miembros de AD, cuando el venezolano era identificado bajo el
apelativo: “está barato dame dos.”
Influencia que abarca tanto a la derecha como a la izquierda:
La primera guerrilla tuvo lugar en 1959, y fue obra del grupo
de extrema derecha “Tacuara”. Entre los Montoneros convivió la
influencia de izquierda radical, con la de origen de extrema
derecha.
Rojas, Rafael, op. Cit. P. 34
Margarita López Maya, en su afan de reescritura de la
historia, soslaya que la fobia de los chavistas se ejerce
también, y en particular, hacia la población de origen ibérico
y hacia los italianos, llegados a Venezuela como inmigrantes
en los años cincuenta , en su mayoría obreros y que fueron los
constructores de la Venezuela moderna,: sin la destreza
profesional de esa mano de obra, de calidad, la excelencia de
las autopistas y de la arquitectura venezolana de esa época
no fuera lo que es. El deseo de ascenso económico, la
capacidad de trabajo y de ahorro – rasgo desconocido por los
venezolanos- permitió a esa inmigración convertirse en una
pujante clase media, blanco de las agresiones por parte de los
bolivarianos. Son ellos las primeas víctimas de los saqueos y
otras agresiones. En cuanto a lo de cultura anglo-sajona, que
por lo demás es muy variada, quienes más se adscriben a ella,
es la población, lumpen, en la que el chavismo recluta a sus
grupos de choque.
Colombia por su lado, ha visto acrecentarse la ayuda militar
por parte de Estados Unidos
A la inversa, la presencia de las FAR en el Ecuador, en donde
fue apresado hace unos meses Simón Trinidad, uno de los
líderes de mayor jerarquía de esa organización, como los
rumores insistentes sobre el entrenamiento de grupos en
Bolivia , las recientes declaraciones del ex presidente
argentino Eduardo Duhalde, denunciando las FAR que han
“perforado las organizaciones gremiales y políticas
argentinas”(La Nación, 8 de octubre 2004) , parecerían
orientarse hacia esa probabilidad.
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