La
cumbre energética realizada en la isla de Margarita tuvo
resultados mixtos para Chávez. Nada muy interesante de nuevo
en el aspecto energético, algo más en el político. No
obstante, hay que resaltar que tuvo que retractarse de su
posición sobre el etanol, que terminó en el ridículo.
Al menos consiguió reunir a un grupito de presidentes que le
siguen haciendo compañía y le brindan la exposición
internacional que tanto necesita. Imagino que Uribe Vélez no
tenía más remedio que asistir dadas la condición fronteriza
de su país y de la importancia de los negocios bilaterales;
mientras que, con mucha razón, Alan García se arrepentía a
última hora.
Lo más llamativo fue la presencia de la presidenta chilena.
Sin que se supiera con claridad cuál sería el papel de Chile
en la cumbre energética, la Sra. Bachelet llegó luego de que
el Senado de su país votara a favor de que Chile se
dirigiera a la Organización de Estados Americanos por lo que
considera una violación de la declaración de principios
sobre la libertad de expresión por parte del gobierno
venezolano. Posteriormente, este mandato se vio relegado, en
el plano noticioso, por la retahíla de insultos que Chávez
profirió sobre el parlamento sureño y su consiguiente
contestación.
La mandataria chilena declaró a la prensa que le pediría
"respeto, amistad y reciprocidad" a Chávez. Sin embargo, en
nada se refirió, ni antes ni después de los insultos, al
mandato del poder legislativo de su país. Mucho me temo que
Bachelet, socialista al fin, no enfrentará a Chávez por sus
atentados contra la libertad de expresión, tal como tampoco
lo ha hecho en el pasado por la destrucción de la democracia
venezolana. Por el contrario, ya se le ha escuchado pedir
comprensión por el proceso político venezolano, al cual
obviamente ve con la simpatía de los que todavía creen que
el socialismo verdadero es algo que está por venir, y que
las experiencias espantosas del pasado fueron errores que no
volverán a suceder.
Entretanto representantes de la oposición venezolana
celebran una reunión con la presidente chilena, que pasará a
ser una más de tantas con mandatarios y funcionarios
internacionales que han desfilado en los últimos 8 años por
nuestro país. Bachelet se cuidará las espaldas reuniéndose
con los oposicionistas y hasta ahí llegará el gesto, echando
al olvido la Convención Interamericana sobre Derechos
Humanos y las sinceras preocupaciones de los senadores
chilenos.
Otra vez más escuchamos declaraciones de agudos
oposicionistas apuntando la gravedad y consecuencias
internacionales de las últimas acciones del régimen. Nos
dicen que ahora sí reaccionará la comunidad internacional,
cuando lean el documento que le están entregando a la OEA.
Como si cada uno de esos países no tuviera una embajada en
Venezuela y sus gobernantes no leyeran la prensa
internacional.
Tal como escribí en un artículo anterior [1], nadie va a
enfrentar a Chávez, y menos los socialistas continentales.
1: ¿Quién quiere frenar a Chávez? Webarticulista, 10 de
marzo, 2007.
gonzalo.iribarren@gmail.com