Pocas veces
la lectura de un libro me había causado sentimientos tan
disímiles como Habana Babilonia. La cara oculta de las
jineteras de reciente publicación en francés, del cubano
Amir Valle. Sentimientos tales como el suspenso de una
novela policíaca y la nausea que debe producir transitar por
las cloacas de una ciudad. En su libro, el autor logra
entregarle al lector la versión más putrefacta de un mundo
al que ha dado lugar el régimen “revolucionario”. “Un mundo
de la noche, oscuro, siniestro, sórdido, según las palabras
del propio autor, que no obedece sino a sus propias leyes y
parece celebrar el culto al Marqués de Sade”.
El libro en
su versión en español data de 2006. Por supuesto, desechado
en Cuba por las editoriales, ha circulado clandestinamente,
al punto de convertirse en un best-seller clandestino.
La jinetera
es una mujer entre trece y treinta años que vende su cuerpo
a turistas a cambio de algún beneficio económico; en
particular dólares, pues es la única moneda válida en la
Cuba anti-imperialista. Las tarifas son extremamente bajas
en relación a las que se practican en Europa, de allí el
atractivo que ejerce ir de turismo a Cuba, pues obtener
veinte dólares, significa para un cubano triplicar el
salario que se gana al mes. Sólo con dólares se accede a
comprar medicinas, y muchos productos vitales.
Resultado
de nueve años de encuestas en archivos y documentos
históricos, aunado a una encuesta minuciosa entre prostituta
y proxenetas, de policías corrompidos, choferes de taxi,
agentes de turismo, propietarios de burdeles clandestinos y
de traficantes de droga, de agentes de seguridad de turismo
que cerraban los ojos ante el fenómenos, el arte de la
publicidad al servicio del mercado del sexo, del tráfico de
droga, al sexo con animales, a la prostitución infantil, el
autor logra documentar con profundidad, el funcionamiento
del fenómeno de la prostitución en la Cuba “revolucionaria”.
El autor logra penetrar el mundo paralelo en que se
desarrolla esa actividad y las leyes que la rigen, las
complicidades de los órganos policiales, la manera cómo la
prostitución forma parte de la organización del turismo.
Pese a que
uno de las mitos fundadores y que hasta ahora le han dado
legitimidad a la “revolución” cubana, es el de la figura de
la Habana “burdel de los americanos” que Fidel Castro
erradicó, “restituyendo así el honor de las cubanas y por
ende del país”, sin embargo no se demuestra sino
indiferencia ante el hecho de todos conocido, de la
existencia de las jineteras, jóvenes muchas menores de edad,
que ejercen la prostitución, yendo a la caza de turistas en
el Malecón de La Habana y en los hoteles que le están
destinados. Se sabe que ese comercio del cuerpo se ha
extendido también a los niños varones, habiéndose convertido
Cuba en el universo de la pedofilia. Lo más notable es la
indiferencia ante esos hechos de aquellos que continúan
repitiendo el tópico de que el mayor logro de la
“revolución” cubana fue el de haber erradicado el mal de la
prostitución.
También es
sabido a manera de rumor, que contrariamente a la
prostitución de antes de 1959 que la
ejercían mujeres pobres provenientes del campo en su
mayoría, las prostitutas de hoy son jóvenes, muchas
universitarias y otras, estudiantes de secundaria, menores
de edad. Muchas ejercen ese oficio a sabiendas de su propia
familia, ya que como dicen, “gracias a la muchacha logramos
resolver”. “Resolver”, es el término más empleado en el
lenguaje familiar cubano, para significar la búsqueda de
modos de subsistencia.
Hasta hora
se habían escrito artículos acerca del tema, pero ninguno
había logrado realizar un estudio tan profundo y
pormenorizado como el de Amir Valle. Logró transmitir la
verdad de ese submundo valiéndose de la vivencia testimonial
de mujeres que practican esa actividad, como también la de
hombres, los proxenetas que administran el negocio, los
policías que actúan de cómplices a cambio de dinero, de
profesores universitarios reciclados en el oficio de
chóferes de jineteras y de los clientes turistas.
El libro
tiene una organización compleja, dado el propósito del autor
de eludir el simplismo o caer en la denuncia vehemente. Pese
a que en muchos momentos el autor interviene expresando sus
sentimientos, su asco ante las situaciones que le tocó
vivir en el transcurso de su encuesta, se trata de un
estudio objetivo, respetando las reglas del género
testimonial. Está basado en entrevistas y en capítulos de
índole histórico destinados a contextualizar la presencia de
la prostitución en Cuba desde la época colonial, hasta la
época actual. Cada período tiene sus particularidades. Las
circunstancias que hicieron favorable el comercio del cuerpo
en la época actual, por supuesto, ha sido la dieta de
penuria instaurado por el régimen, que se exacerbó tras el
decreto del “período especial”, cuando la extinta Unión
soviética privó a Cuba de los subsidios que tan
generosamente le prodigaba desde los comienzos del régimen
castrista. De cierta manera, era cómo si la antigua URSS se
pagara una bailarina en el Caribe. En realidad, ha sido el
propio gobierno castrista el primero en ejercer el
jineterismo.
Muchas
jineteras intervienen en el transcurso del libro, pero el
hilo conductor es la historia de vida de Susumi, convertida
en Loretta, que el autor había conocido quince años antes,
novia de su mejor amigo, muerto de leucemia. Mujer de una
gran belleza, sus ojo los “más tiernos del universo; la
mirada de un animal sin defensa que provocaba un instinto
paternal de protección casi irracional”, ahora convertida
en una mujer de una agresividad amarga, hiriente,
extranjera”. Universitaria, inteligente, exmujer de
diplomático, narra la corrupción que reina entre los
funcionarios cubanos en el extranjero.
La
jineteras entrevistadas por el autor provienen de diferentes
niveles de la sociedad cubana. Todos exponen en un lenguaje
crudo los mecanismos de sobrevivencia y explotación en ese
vasto universo marginal de la prostitución.
Para el
autor, en una entrevista en El Nuevo Herald, a propósito de
su libro, considera que se ha operado un cambio en la
conciencia social de Cuba. “Antes, la figura del “chivato” y
de la prostituta eran las figuras más aborrecidas del país.
Hoy por el contrario ser informante de la policía asegura
mantener cierta protección y estatus. Para muchas familias
cubanas no significa un trauma que una hija se convierta en
jinetera. Incluso dice el autor haber estado con familias
que hacen chistes acerca del futuro de jineteras de las
nietas.
“Ser un
profesional en cuba hoy no significa gran cosa. Los
marginales ganan mejor su vida que los universitarios. Las
prostitutas, los vendedores clandestinos de ron y de tabaco
son considerados como símbolos de éxito en la Cuba de hoy.
En donde la pobreza de una sociedad es llevada al
límite del exterminio, toda forma de sobrevivencia es
aceptable. Lo que demuestra que Cuba no es una sociedad
diferente de otras », acota el autor.
Pero muy pocas sociedades han
llegado al grado de humillación que sufren hoy los cubanos
debido al genocidio económico al que ha sido sometida la
isla por Fidel Castro.
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Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |