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La política del pueblo
por Elizabeth Burgos
domingo, 18 octubre 2009


En una esclarecedora obra, La politique du peuple. Racines, permanences et ambigüités du populisme (La política del pueblo. Raíces, permanencias y ambigüedades del populismo), el historiador francés, Roger Dupuy, el análisis del intrincado y complejo tema del populismo y sus orígenes en Francia arroja nuevas luces que ayudan a esclarecer  ese debatido fenómeno  tan de actualidad en América Latina.

La tesis que el autor desarrolla se opone a la versión que hasta ahora ha prevalecido y ha sido admitida por unanimidad que sitúa la emergencia del  fenómeno en Francia durante  la crisis llamada del “boulangisme”, nombre del líder a quien se le atribuye haber inaugurado dicha práctica, que  sobrevino entre 1885 y 1889. Sin embargo, Roger Dupuy que ya había investigado con anterioridad los comportamientos populares en Francia durante el periodo de 1789 y 1795, sitúa el surgimiento del fenómeno un siglo antes de lo admitido por la historiografía establecida hasta ahora. Para el autor, situar el surgimiento de los movimientos sociales en el último cuarto del  siglo XIX, significa ignorar que los comportamientos populares anteriores no tuvieron influencia determinante en los acontecimientos que conmovieron a Francia a finales del siglo XVIII. Dupuy afirma que “las realidades concretas que implica el fenómeno, estaban ya en obra durante el antiguo Régimen” y por consecuencia, se expresaron  durante la Revolución”.

La marginación sistemática de la influencia popular, el autor la atribuye al reflejo de rechazo de las elites del Antiguo Régimen, ante las revueltas populares. El mismo malestar que existe hoy, frente  a los excesos de la “plebe incontrolable”. También la izquierda demócrata, demuestra inquietud, porque su voluntad es encauzar al pueblo para que defina sus verdaderos intereses  y fijarle de antemano su calendario de urgencias y las etapas necesarias para que logre su emancipación.

Desconfianza de la derecha, condescendencia de la izquierda; versión que el autor atribuye a la acunada por Marx de que la Revolución Francesa fue obra exclusiva de la burguesía.

En efecto, la versión  marxista de la Revolución se impuso entre ambos estratos, pues completaba así la versión liberal que hasta ahora ha prevalecido: la Revolución como episodio emblemático de la lucha de clases que oponía la nobleza decadente, a una burguesía pujante, conquistadora, deseosa de ocupar el poder  político tras su éxito económico y cultural, quedando así confirmada la tesis de la revolución como triunfo de la filosofía, y del individuo armado de la razón. La dialéctica marxista confirmaba la tesis burguesa que se impone desde 1789, de la Revolución como realización de la Ilustración.

El autor demuestra el papel de las corrientes populares en la dinámica revolucionaria y la evidencia del peso de las mismas en la radicalización de la revolución.

Pero el objeto del autor no persigue la apología del populismo, al contrario, al proponer la noción de “la política del pueblo”, busca darle al “ritual de la protesta campesina” la permanencia con que aparece en el tiempo amplio de la historia, como ritual de protesta. Y la cuestión que plantea Dupuy es el destino que ha tenido la “política del pueblo”, hasta el surgimiento supuesto del populismo, un siglo más tarde.

Si  no se puede hablar de populismo en Francia antes de 1885, cuales serian  las diferencias entre política del pueblo y populismo. Se trata acaso de una simple variación de intensidad o diferencia efectiva de naturaleza? Se pregunta el autor.

Para el autor, el calificativo de populismo indica implícitamente que nos encontramos ante  un fenómeno de transferencia colectiva de valores, de elementos a priori que no se pueden considerar como política del pueblo. Queda entonces interrogarse acerca de esta trasposición y sobre los posibles lazos entre política del pueblo y populismo.

El  populismo no posee un contenido ideológico estable: se trata del cinismo calculador del jefe carismático quien define la versión oficial del mito en función de las oportunidades de la coyuntura política. Pero se debe tener en cuenta que los lazos que el populismo establece con la “política del pueblo” son complejos, pues la “política del pueblo” no se nutre de mitos, sino practicas seculares, basadas en la realidad de la vivencia de lo cotidiano.

El análisis que propone Roger Dupuy podría ayudar a a finar el análisis del contexto político de hoy en Venezuela.

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 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


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