En una esclarecedora obra,
La politique du peuple.
Racines, permanences et
ambigüités du populisme
(La política del pueblo.
Raíces,
permanencias y ambigüedades
del populismo), el historiador
francés, Roger Dupuy, el análisis
del intrincado y complejo tema del populismo y sus
orígenes
en Francia arroja nuevas luces que ayudan a esclarecer ese
debatido fenómeno tan de actualidad en América Latina.
La
tesis que el autor desarrolla se
opone a la versión que hasta
ahora ha prevalecido y ha sido admitida por unanimidad que
sitúa la emergencia del fenómeno en Francia durante la
crisis llamada del “boulangisme”, nombre del líder a quien
se le atribuye haber inaugurado dicha práctica, que
sobrevino entre 1885 y 1889. Sin embargo, Roger Dupuy que ya
había investigado con anterioridad los comportamientos
populares en Francia durante el periodo de 1789 y 1795,
sitúa el surgimiento del
fenómeno un siglo antes de lo
admitido por la historiografía establecida hasta ahora. Para
el autor, situar el surgimiento de los movimientos sociales
en el último cuarto del siglo XIX, significa ignorar que
los comportamientos populares anteriores no tuvieron
influencia determinante en los acontecimientos que
conmovieron a Francia a finales del siglo XVIII. Dupuy
afirma que “las realidades concretas que implica el
fenómeno, estaban ya en obra durante el antiguo Régimen” y
por consecuencia, se expresaron durante la Revolución”.
La
marginación sistemática de la influencia popular, el autor
la atribuye al reflejo de rechazo de las elites del Antiguo
Régimen, ante las revueltas populares. El mismo malestar que
existe hoy, frente a los excesos de la “plebe
incontrolable”. También la izquierda demócrata, demuestra
inquietud, porque su voluntad es encauzar al pueblo para que
defina sus verdaderos intereses y fijarle de
antemano su calendario de urgencias y las etapas necesarias
para que logre su emancipación.
Desconfianza
de la derecha, condescendencia de la izquierda; versión que
el autor atribuye a la acunada por Marx de que la Revolución
Francesa fue obra exclusiva de la burguesía.
En efecto, la
versión marxista de la Revolución se impuso entre ambos
estratos, pues completaba así la versión liberal que hasta
ahora ha prevalecido: la Revolución como episodio
emblemático de la lucha de clases que oponía la nobleza
decadente, a una burguesía pujante, conquistadora, deseosa
de ocupar el poder político tras su éxito económico y
cultural, quedando así confirmada la tesis de la revolución
como triunfo de la filosofía, y del individuo armado de la
razón. La dialéctica marxista confirmaba la tesis burguesa
que se impone desde 1789, de la Revolución como realización
de la Ilustración.
El autor
demuestra el papel de las corrientes populares en la
dinámica revolucionaria y la evidencia del peso de las
mismas en la radicalización de la revolución.
Pero el
objeto del autor no persigue la apología del populismo, al
contrario, al proponer la noción de “la política del
pueblo”, busca darle al “ritual de la protesta campesina” la
permanencia con que aparece en el tiempo amplio de la
historia, como ritual de protesta. Y la cuestión que plantea
Dupuy es el destino que ha tenido la “política del pueblo”,
hasta el surgimiento supuesto del populismo, un siglo más
tarde.
Si no se
puede hablar de populismo en Francia antes de 1885, cuales
serian las diferencias entre política del pueblo y
populismo. Se trata acaso de una simple variación de
intensidad o diferencia efectiva de naturaleza? Se
pregunta el autor.
Para el
autor, el calificativo de populismo indica implícitamente
que nos encontramos ante un fenómeno de transferencia
colectiva de valores, de elementos a priori que no se pueden
considerar como política del pueblo. Queda entonces
interrogarse acerca de esta trasposición y sobre los
posibles lazos entre política del pueblo y populismo.
El populismo
no posee un contenido ideológico estable: se trata del
cinismo calculador del jefe carismático quien define la
versión oficial del mito en función de las oportunidades de
la coyuntura política. Pero se debe tener en cuenta que los
lazos que el populismo establece con la “política del
pueblo” son complejos, pues la “política del pueblo” no se
nutre de mitos, sino practicas seculares, basadas en la
realidad de la vivencia de lo cotidiano.
El análisis
que propone Roger Dupuy podría ayudar a a finar el análisis
del contexto político de hoy en Venezuela.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |