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El tiempo largo de las dictaduras
por Elizabeth Burgos
domingo, 15 noviembre 2009


El 9 de noviembre se conmemoró el veinte aniversario de la caída del muro de Berlín; acontecimiento que selló el fin de la voluntad de Moscú del e comunista y condujo a la desaparición de la Unión Soviética.  Pero si tomamos en cuenta el tiempo largo de la historia, el comienzo del desmoronamiento del imperio soviético habría que situarlo el 25 de febrero 1956 cuando Nikita Kruschev, durante el vigésimo congreso del partido, pronunció una alocución secreta en donde denunciaba los crímenes de Stalin. Poco duró su carácter secreto pues poco tiempo después se hacía público el “Informe Kruschev”, incluso en la propia URSS. Así se clausuraba el hermetismo, característica de todo régimen dictatorial, y signo de que el monolitismo, base indispensable del totalitarismo, comenzaba ineluctablemente a desfigurarse.

 

 El destino de los países que configuraban el bloque del imperio soviético ha sido diverso: guerras y resquebrajamientos nacionales (fragmentación de Yugoslavia, división de Checoslovaquia), pero en general, el régimen democrático ha logrado instaurarse. Sin embargo, en el que fuera el corazón de ese poder, Rusia, según el analista de izquierda ruso, Boris Kagarlitski, la democratización significó a la larga un colapso programado para salvaguardar las prerrogativas de la burocracia que había gobernado el país; las masas rusas siguen sufriendo las arbitrariedades del poder y las consabidas penurias, destino de los países en donde las elites practican la indiferencia ante la suerte de la población menos favorecidas. El régimen cubano tiene todas las características de tomar por el mismo camino, salvo ni siquiera se puede esperar algo similar al informe Kruschev. De Raúl Castro es inútil esperar que denuncie los crímenes de su hermano, pues se trata de una responsabilidad compartida entre ambos: el castrismo es un águila de dos cabezas, una de las cuales es la suya. El régimen de Castro ha llevado a la perfección un modelo, de poder y un modo de perennizarlo que ni Stalin ni Franco lo lograron.

 

En Venezuela, un país que se encaminaba hacia la modernidad, sus élites ensimismadas en su individualismo acomodaticio, no se percataron de la crisis de la democracia que estremecía al país y no se le ocurrió mejor solución que recurrir al teniente coronel golpista que creyeron iban a poder manipular a su guisa.  No se percataron que éste contaba con consejeros de élite, Ceresole y Fidel Castro, y estaba animado de un apasionado sed de poder, y de un narcisismo en acorde con su pasión mesiánica. Su relación de mimetismo con Fidel Castro, a quien ha ido imitando al pie de la letra, lo sitúa hoy en la coyuntura favorable de al fin poder repetir la gesta por excelencia que le dio legitimidad al castrismo: el episodio de Playa Girón, la “primera derrota del imperialismo en América Latina” según la reconstrucción de la historia oficial cubana. En realidad, la victoria fue posible porque Washington abandonó a su suerte el cuerpo expedicionario cubano integrado por anti-castristas. La gran victoria del castrismo fue la desmoralización de la clase media que vio en esa derrota la irreversibilidad del poder de Fidel Castro y decidió emigrar masivamente del país.

 

Para Chávez, más allá de las dificultades internas que hoy conoce su gobierno y el hecho de que la gente, “los pobres”, base de su poder por excelencia se están dando cuenta de que han sido juguete de una impostura, lo que lo motiva es el carácter mimético de su relación con su “padre”.  Hoy Hugo Chávez se libra a una campaña de provocación para incitar a Colombia al enfrentamiento armado. El convenio de cooperación militar suscrito por el país vecino con Estados Unidos, es la ocasión soñada para fabricar une escenario similar al que vivió Fidel Castro en 1962 cuando el desembarco en Playa Girón, abrigando la esperanza de encender el resto del continente.

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La manera conservadora que las elites venezolanas escogieron para resolver la crisis sobrevenida en los años 80, ha llevado al país a una fase regresiva, que de fructificar llevará muchos decenios en volver a retomar el camino emprendido en 1958.

 

Todas las dictaduras que azotaron a Europa durante el siglo XX, les tomó varios decenios en ser extirpadas del horizonte: Hitler, Stalin, Franco. Todos los países que las sufrieron contaron con el apoyo decisivo del exterior. Coalición militar contra Hitler; solidaridad incluso de las corrientes de izquierdas desencantadas, contra el estalinismo; igualmente la resistencia española contó con la solidaridad de corrientes democráticas y de gobiernos. En cambio el castrismo pervive por su insularidad geográfica, pero sobre todo, porque ha contado con la simpatía y la idealización de amplios sectores de la opinión publica mundial. Un fenómeno similar está sucediendo con la corriente encabezada por Hugo Chávez, quien se ha favorecido de las redes internacionales organizadas por La Habana en todas las regiones del planeta, en especial en Estados Unidos y allí, en particular en Hollywood, además del apoyo de un número importante de gobiernos de la zona, tributarios de las subsidios de Caracas, y el cinismo del gobierno de Lula. De lograr asentarse Chávez en el poder, como es su deseo, América Latina estría al borde de vivir la experiencia de una de esas monstruosidades históricas que hacen correr mucha sangre, e infligir muchos sacrificios antes de vislumbrar su fin.

En Cuba, tras cincuenta años de régimen totalitario, una pequeña luz de esperanza se percibe en el horizonte pese a las dificultades que encuentran en su acción. Se trata de un grupo de jóvenes que se expresan a través de portales electrónicos, blogueros, cuya personalidad más popular es Yoani Sánchez y su blog “Generación Y”. El 7 de noviembre Yoani estuvo retenida y golpeada por unos matones, seguramente miembros de las Brigadas de Acción Rápida, cuando se dirigía a una manifestación por la paz y concordia. Maltratada y duramente golpeada, a manera de escarmiento, su actitud de perseverar no ha sido mellada en su tarea de difundir la vida cotidiana en Cuba.  Los maltratos que sufren los blogueros en Cuba, significa que el uso de las nuevas tecnologías, le está dando temor al régimen. Luchar contra jóvenes, nacidos después de la toma del poder por Castro, indiferentes a la épica revolucionaria porque sólo han conocido la falta de libertad y hambre, no deja de significar un reto para el gobierno.

 

¿Lograrán los cubanos doblegar la fatalidad de que la democratización de la isla que algún día llegará, no signifique como en Rusia, simplemente la salvaguarda de las prerrogativas de la oligarquía en el poder?

 

¿Logrará América Latina, impedir que eche raíces duraderas el castrismo de la mano de Chávez?

 

El reto que tienen frente a sí los demócratas latinoamericanos es enorme. Les toca ponerse a la altura de una lucha que conlleva jugar en diversos escenarios a la vez, lo que exige un talento infinito.

 

Pensamientos simplistas: abstenerse

 

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 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


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