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Sarkozy y la guerra
por Elizabeth Burgos
viernes, 29 agosto 2008


Tras la emboscada en la que perdieron la vida diez  soldados franceses víctimas de una trampa tendida por grupos integristas en Afganistán, la guerra irrumpe en los hogares franceses de manera abrupta. Familias consternadas llorando a sus hijos, son escenas que no se vivían en Francia desde la época de la guerra de Argelia que finalizó en 1962. Y según lo declaró el Ministro de relaciones exteriores, Bernard Kouchner, no se debe excluir  otras pérdidas humanas.

La irrupción de manera tan dolorosa de la guerra ha desencadenado una ola de cuestionamientos acerca de la presencia militar francesa en Afganistán, proveniente de todas la toldas políticas, en particular, del mayor partido de la oposición, el partido socialista. Sin embargo, se debe recordar  que fue bajo el gobierno de cohabitación de Jacques Chirac junto al Primer ministro, el socialista Lionel Jospin, que se tomó la decisión de enviar tropas francesas, como también lo decidieron otros países europeos, para colaborar con Estados Unidos  en el combate contra los grupos talibanes. Demás está decir que se trata de una guerra  que corre el riesgo de tornarse en una situación parecida a la de las arenas movedizas en donde pueden permanecer las tropas extranjeras atrapadas, pues hasta ahora, ninguna potencia extranjera ha logrado una victoria militar sobre Afganistán. Deberían recordar la derrota de la URSS, que es la más cercana en el tiempo.

Durante su campaña electoral, Nicolas Sarkozy  se comprometió repatriar las tropas francesas de Afganistán. Pero tras su elección, su simpatías hacia Estados Unidos, lo han inclinado  a imprimirle  una nueva orientación a las relaciones entre Francia y la potencia del norte que se traduce por un resuelto acercamiento entre ambos países. Mientras que la política francesa se ha caracterizado hasta ahora por la voluntad de marcar siempre una distancia con la potencia americana, sin que ello significara cuestionar o poner  en dudas que Estados Unidos es su aliado por excelencia.

Ello ha llevado a Sarkozy a salvar esa sensata distancia y a, más bien, practicar una cierta complicidad, de allí que tomara la decisión de aumentar la presencia militar  francesa en esas tierras lejas y hostiles. No es de descartar que esta decisión de tomar una parte más activa en la guerra, esté relacionada con la terrible emboscada tendida a la patrulla francesa. Es muy posible que los integristas musulmanes hayan comprendido el carácter formal de la primera fase de la presencia francesa decidida por Chirac y Jospin, y dejaran a los soldados franceses realizar actividades más de tipo social y humanitario, como lo habían venido haciendo hasta ahora.

Es muy posible que a los ojos de los talibanes, el aumento de efectivos  le haya dado a Francia un carácter de intervención más activo en el conflicto, de allí la decisión de infligirle un castigo ejemplar.

El conflicto Georgia-Moscú había remitido el trauma de Afganistán al segundo plano. Pero he aquí que el semanario satírico Le Canard Enchaîné, conocido por su actitud crítica hacia  todos los gobiernos,  que se caracteriza por develar escándalos que atañen al gobierno y a la administración pública, en su edición del 28 de agosto, ha develado aspectos inéditos de la emboscada en Afganistán. Gracias a su red de informantes, y a la calidad de sus informaciones cuya veracidad siempre logran demostrar mediante pruebas documentales, en la entrega de esta semana revela que la versión emitida por el Estado Mayor a propósito de la emboscada del 18 de agosto no concuerda exactamente con los hechos: o los datos están sesgados, callan parte de la verdad.

La versión del Ministro de la defensa, es que sobreviene un ataque de los insurgentes que golpean simultáneamente la columna francesa y la sección del ejército nacional afgano que la acompaña. Los combates son extremamente violentos ocasionando la muerte de los diez soldados franceses durante los primeros minutos del combate.

Le Canard Enchaîné sostiene que los insurgentes sabían de antemano la llegada de las tropas francesas, informados tal vez, por el propio interprete de los franceses que debía acompañarlos, pero que había desaparecido, hecho que ha debido evitar aventurarse en un valle y zona montañosa próxima de Pakistán infestada de talibanes: el Pakistán juega el mismo papel para los talibanes, que Venezuela y el Ecuador para las FARC. 

El semanario también afirma que un error grave es el no haber sobrevolado par hacer un reconocimiento previo de la  zona como una medida de precaución elemental, pero “los dos helicópteros franceses que tenían, no estaban disponibles, pues habían sido puestos a la disposición de servicio de protección del presidente Karzai”. La ayuda aérea pedida a las tropas americanas no pudo intervenir con eficacia pues los combatientes estaban muy próximos los unos de los otros. Por último, la revelación más impactante, es que según las fuentes, cuatro de los soldados fueron hechos prisioneros por los insurgentes y ejecutados en el acto. El cuadro que traza el semanario del estado de las tropas francesas en Afganistán, es realmente patético. El ministerio de la defensa niega las informaciones de Le Canard Enchaîné, y afirma que el guía afgano se encuentra entre los muertos y que todos los muertos cayeron combatiendo.

Sin embargo, los comentarios sotto voce de oficiales que conocen la región se multiplican y atribuyen el hecho a la falta de medios. “Grandes ambiciones y pocos medios. Lo menos que se debe hacer es darle los medios a los militares para ejercer dignamente su oficio. Si no lo mejor es dejarlos en Francia”, declara un oficial, según reporta el semanario. Según el órgano satírico, las quejas en el entorno militar francés en Afganistán son múltiples. Consideran que están mal equipados, hasta el color de los uniformes juega contra ellos. El verde en un entorno de arena, revela su presencia en la distancia. La dotación de municiones es insuficiente.  Los chalecos para balas son inadaptados. Los vehículos de abastecimiento no están blindados. Para completar, los aliados americanos no comparten con las otras fuerzas militares, las informaciones que logran recoger.

Esta crisis relanza la que comenzó entre las Fuerzas Armadas y el gobierno en junio pasado a raíz de la publicación del Libro Blanco que anunciaba la reforma de los ejércitos decidida por Nicolas Sarkozy, lo cual indujo a un grupo de oficiales activos a publicar una crítica bajo el pseudónimo  de “Surcouf”. Según Le Canard Enchaîné, el grupo prepara un nuevo texto de críticas, seguramente inspirado en los acontecimientos de Afganistán.

Las críticas  abarcan hasta el comportamiento informal del presidente francés, siempre tan de prisa que comete torpezas: mientras levantaban los cadáveres de los soldados muertos, abandonó el recinto para acudir a una entrevista con el presidente Karzai. También fue criticado el que mantuviera las manos en los bolsillos, mientras tenía delante a dos jóvenes soldados que mientras le narraban los hechos ocurridos, lloraban la muerte de sus compañeros.

No es nada alentador las demostraciones de fragilidad del ejército de un país que ocupa un lugar central en la Unión Europea. No es de extrañar entonces el comportamiento de Rusia ante Georgia. Y Sarkozy que pensaba haber neutralizado a Moscú en su voluntad imperial…

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 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


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