Tras la
emboscada en la que perdieron la vida diez soldados
franceses víctimas de una trampa
tendida por grupos integristas en Afganistán, la guerra
irrumpe en los hogares franceses de manera abrupta. Familias
consternadas llorando a sus hijos, son escenas que no se
vivían en Francia desde la época de la guerra de Argelia que
finalizó en 1962. Y según lo declaró el Ministro de
relaciones exteriores, Bernard Kouchner, no se debe excluir
otras pérdidas humanas.
La
irrupción de manera tan dolorosa de la guerra ha
desencadenado una ola de cuestionamientos acerca de la
presencia militar francesa en Afganistán, proveniente de
todas la toldas políticas, en particular, del mayor partido
de la oposición, el partido socialista. Sin embargo, se debe
recordar que fue bajo el gobierno de cohabitación de
Jacques Chirac junto al Primer ministro, el socialista
Lionel Jospin, que se tomó la decisión de enviar tropas
francesas, como también lo decidieron otros países europeos,
para colaborar con Estados Unidos en el combate contra los
grupos talibanes. Demás está decir que se trata de una
guerra que corre el riesgo de tornarse en una situación
parecida a la de las arenas movedizas en donde pueden
permanecer las tropas extranjeras atrapadas, pues hasta
ahora, ninguna potencia extranjera ha logrado una victoria
militar sobre Afganistán. Deberían recordar la derrota de la
URSS, que es la más cercana en el tiempo.
Durante su
campaña electoral, Nicolas Sarkozy se comprometió repatriar
las tropas francesas de Afganistán. Pero tras su elección,
su simpatías hacia Estados Unidos, lo han inclinado a
imprimirle una nueva orientación a las relaciones entre
Francia y la potencia del norte que se traduce por un
resuelto acercamiento entre ambos países. Mientras que la
política francesa se ha caracterizado hasta ahora por la
voluntad de marcar siempre una distancia con la potencia
americana, sin que ello significara cuestionar o poner en
dudas que Estados Unidos es su aliado por excelencia.
Ello ha
llevado a Sarkozy a salvar esa sensata distancia y a, más
bien, practicar una cierta complicidad, de allí que tomara
la decisión de aumentar la presencia militar francesa en
esas tierras lejas y hostiles. No es de descartar que esta
decisión de tomar una parte más activa en la guerra, esté
relacionada con la terrible emboscada tendida a la patrulla
francesa. Es muy posible que los integristas musulmanes
hayan comprendido el carácter formal de la primera fase de
la presencia francesa decidida por Chirac y Jospin, y
dejaran a los soldados franceses realizar actividades más de
tipo social y humanitario, como lo habían venido haciendo
hasta ahora.
Es muy
posible que a los ojos de los talibanes, el aumento de
efectivos le haya dado a Francia un carácter de
intervención más activo en el conflicto, de allí la decisión
de infligirle un castigo ejemplar.
El
conflicto Georgia-Moscú había remitido el trauma de
Afganistán al segundo plano. Pero he aquí que el semanario
satírico Le Canard Enchaîné, conocido por su actitud
crítica hacia todos los gobiernos, que se caracteriza por
develar escándalos que atañen al gobierno y a la
administración pública, en su edición del 28 de agosto, ha
develado aspectos inéditos de la emboscada en Afganistán.
Gracias a su red de informantes, y a la calidad de sus
informaciones cuya veracidad siempre logran demostrar
mediante pruebas documentales, en la entrega de esta semana
revela que la versión emitida por el Estado Mayor a
propósito de la emboscada del 18 de agosto no concuerda
exactamente con los hechos: o los datos están sesgados,
callan parte de la verdad.
La versión
del Ministro de la defensa, es que sobreviene un ataque de
los insurgentes que golpean simultáneamente la columna
francesa y la sección del ejército nacional afgano que la
acompaña. Los combates son extremamente violentos
ocasionando la muerte de los diez soldados franceses durante
los primeros minutos del combate.
Le
Canard Enchaîné sostiene que
los insurgentes sabían de antemano la llegada de las tropas
francesas, informados tal vez, por el propio interprete de
los franceses que debía acompañarlos, pero que había
desaparecido, hecho que ha debido evitar aventurarse en un
valle y zona montañosa próxima de Pakistán infestada de
talibanes: el Pakistán juega el mismo papel para los
talibanes, que Venezuela y el Ecuador para las FARC.
El
semanario también afirma que un error grave es el no haber
sobrevolado par hacer un reconocimiento previo de la zona
como una medida de precaución elemental, pero “los dos
helicópteros franceses que tenían, no estaban disponibles,
pues habían sido puestos a la disposición de servicio de
protección del presidente Karzai”. La ayuda aérea pedida a
las tropas americanas no pudo intervenir con eficacia pues
los combatientes estaban muy próximos los unos de los otros.
Por último, la revelación más impactante, es que según las
fuentes, cuatro de los soldados fueron hechos prisioneros
por los insurgentes y ejecutados en el acto. El cuadro que
traza el semanario del estado de las tropas francesas en
Afganistán, es realmente patético.
El ministerio de la defensa niega las
informaciones de Le Canard Enchaîné, y afirma que el
guía afgano se encuentra entre los muertos y que todos los
muertos cayeron combatiendo.
Sin
embargo, los comentarios sotto voce de oficiales que conocen
la región se multiplican y atribuyen el hecho a la falta de
medios. “Grandes ambiciones y pocos medios. Lo menos que se
debe hacer es darle los medios a los militares para ejercer
dignamente su oficio. Si no lo mejor es dejarlos en
Francia”, declara un oficial, según reporta el semanario.
Según el órgano satírico, las quejas en el entorno militar
francés en Afganistán son múltiples. Consideran que están
mal equipados, hasta el color de los uniformes juega contra
ellos. El verde en un entorno de arena, revela su presencia
en la distancia. La dotación de municiones es insuficiente.
Los chalecos para balas son inadaptados. Los vehículos de
abastecimiento no están blindados. Para completar, los
aliados americanos no comparten con las otras fuerzas
militares, las informaciones que logran recoger.
Esta crisis
relanza la que comenzó entre las Fuerzas Armadas y el
gobierno en junio pasado a raíz de la publicación del Libro
Blanco que anunciaba la reforma de los ejércitos decidida
por Nicolas Sarkozy, lo cual indujo a un grupo de oficiales
activos a publicar una crítica bajo el pseudónimo de “Surcouf”.
Según Le Canard Enchaîné, el grupo prepara
un nuevo texto de críticas, seguramente inspirado en los
acontecimientos de Afganistán.
Las críticas
abarcan hasta el comportamiento informal del presidente
francés, siempre tan de prisa que comete torpezas: mientras
levantaban los cadáveres de los soldados muertos, abandonó
el recinto para acudir a una entrevista con el presidente
Karzai. También fue criticado el que mantuviera las manos en
los bolsillos, mientras tenía delante a dos jóvenes soldados
que mientras le narraban los hechos ocurridos, lloraban la
muerte de sus compañeros.
No es nada
alentador las demostraciones de fragilidad del ejército de
un país que ocupa un lugar central en la Unión Europea. No
es de extrañar entonces el comportamiento de Rusia ante
Georgia. Y Sarkozy que pensaba haber neutralizado a Moscú en
su voluntad imperial…
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |