La
reciente inauguración de la exposición Planeta mestizo,
To mix or not to mix, constituye, sin duda, un
acontecimiento en materia de exposiciones etnológicas de los
últimos tiempos en Paris.
La muestra
ha sido acogida en los locales del Museo del Quai de Branly,
el cual fue construido según los deseos de Jacques Chirac,
para que fuera la obra arquitectónica que, atendiendo a la
tradición monárquico-republicano de Francia, dejara la
huella de su paso por la Presidencia de la Republica.
Particularmente interesado por las culturas asiáticas y por
las obras de arte “originarias”, provenientes de las
culturas no europeas. Determinismo que descartaba las obras
producto del mestizaje; por ejemplo, la singular síntesis
cultural que se ha ido gestando en América desde 1492. El
presidente francés destinaba ese museo a acoger las obras de
“arte primero”, producidas por las culturas primigenias
antes de su contacto con la cultura occidental. El proyecto
presidencial origino toda clase de polémicas y protestas en
el ámbito académico, en particular, en el campo de la
historia y de la antropología. Tras su inauguración del
museo, las críticas alcanzaron el ámbito internacional y
esta vez en el medio museístico por considerar el proyecto
del arquitecto Jean Nouvel, como contrario a la técnica
museística más elemental. Además de haberse dejado llevar
por una actitud condescendiente al pretender haberse
inspirado en el hábitat y en el entorno en que viven los
“primitivos”. El resultado, es un lugar agobiante, en donde
difícilmente se pueden poner en valor las obras de arte. La
exposición de la colección permanente, da la sensación de
tratarse más bien de las reservas de un museo acumuladas en
sus sótanos.
El museo se
inauguró hace año y medio y el cometido que primero se le
adjudicó cayó por su propio peso; al punto que el nombre que
debía llevar “Museo de artes primeros”, desapareció; y es
más, el museo quedó sin nombre. Hoy se le menciona por el
nombre del muelle del Sena en donde está situado: Museo del
Quai de Branly.
Es en este
mismo museo destinado a las artes “puras” que hoy se
inaugura una exposición, única en su genero, que intenta
explicar, y dar a comprender como se forjan y operan los
mecanismos del mestizaje, y cómo debemos aprender a
descifrarlos. El mestizaje como elemento clave de la cultura
planetaria en que hoy vivimos que hace que la idea de
culturas originales, inocentes, enclavadas en una supuesta
virginidad primigenia sea un hecho ilusorio. Ya no existe
cultura alguna que no haya sido sometida al contacto de
otras y al mestizaje cultural.
El concepto
de la exposición es del historiador Serge Gruzinski.
Especialista del México del siglo XVI, proyectarse en el
mestizaje a nivel global significó para él, una continuidad
natural, pues la América del Descubrimiento es un
laboratorio que conduce al contacto con el resto de las
culturas existentes. Su profundo conocimiento de las
mutaciones que se dieron en Europa durante el Renacimiento
que resultaron en el acontecimiento de alcance planetario
del Descubrimiento y la conquista del Nuevo Mundo, cuando se
opera la primera mundialización, le procuran claves para
descifrar las mutaciones que se están operando en la fase de
la mundialización que hoy estamos experimentando en este
planeta mestizo; análisis que ya Gruzinski, había abordado
en una de sus ultimas obras El pensamiento mestizo en
donde desarrolló ese concepto. Según este autor, en el
planeta lo híbrido es la norma, en donde todo se engasta, se
fusiona, y no se trata de esencializar el mestizaje, pues
pude producir lo mejor y lo peor. De lo que se trata es de
comprender sus mecanismos, saber cómo actúa, cómo las
culturas negocian las influencias, las asimilan y las
transforman arrojando una nueva configuración. A veces, se
apoderan de ellas para retornarlas como un boomerang contra
el prestatario, a manera de proteger la cultural originaria,
disfrazándola con la nueva. La más de las veces, se opera
una fusión y arroja una nueva cultura, que no es ni la una
ni la otra. Se trata de conexiones que interactúan hasta
disolverse la una en la otra, las identidades se mezclan.
El
propósito de la exposición es solicitar el imaginario del
publico, ejerciendo una relación de dialogo constante con el
visitante, a la vez que se hace dialogar los objetos entre
si, salvando cronologías y épocas, del siglo XV pasamos al
XXI gracias a lo cual vemos ilustrarse la repercusión de la
expansión europea sobre otras civilizaciones y las
influencias que se generan en esos contactos. Contrariamente
al propósito primero del museo, aquí se pone de realce la
riqueza de la producción artística originada en por el
mestizaje, por la alianza de diversas maneras de creer, de
actuar, de concebir el mundo.
El
mestizaje también se refleja en el mercado; el de la música
es el mayor de ellos. La música popular contemporánea tiene
el legado de la música africana que se mundializó mediante
el método mas innoble que se ha practicado en la historia,
el trafico de esclavo que significó un instrumento masivo de
mestizaje, tanto biológico como cultural.
Pese a las
dificultades que plantea un museo cuya arquitectura está
reñida a priori a darle realce a las obras expuestas, la
primera sorpresa que brinda Planeta Mestizo es la
proeza del arquitecto encargado de la estenografía, el iraní
Reza, que logra, mediante un juego de cierres dentro de
módulos y de transparencias, realizar, más que una
estenografía, se diría que una coreografía, que va guiando
al espectador a través de un laberinto sabiamente dispuesto
y que responde a una rigurosa voluntad demostrativa que
ayude a identificar los protocolos del mestizaje y
comprender lo que hay detrás de ellos; dar a comprender que
no hay regreso a culturas homogéneas y coherentes,
consideradas como únicas o superiores y “considerar como un
privilegio pertenecer a varios mundos en una sola vida”.
Para Serge
Gruzinski, el Museo del Quai de Branly, destinado al
principio a exhibir las artes primeras, esta llamado a
convertirse en el siglo XXI, lo que fue Beabourg para el
siglo XX: un lugar en donde se pueda informarse acerca de lo
que sucede en la cultura a nivel mundial.
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Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |