En un
continente, en donde desde hace casi cincuenta años la
democracia ha estado siendo sometida por el castrismo a la
condición de rehén, al igual que Rómulo Betancourt que con
entereza y sin ambigüedades, asumió exitosamente la defensa
de la democracia, dotándose de las herramientas que el
Estado le procuraba, al mismo tiempo que acudía a las
instancias internacionales cuando Venezuela se convirtió en
objetivo militar del castrismo, Álvaro Uribe ha retomado hoy
la misión del venezolano, asumiendo con tenacidad la defensa
de la democracia en Colombia, y por ende en el continente.
Hasta
ahora, Uribe había actuado prácticamente en solitario. En
efecto, poca ha sido la solidaridad que sus colegas
latino-americanos le han manifestado, que de manera
oportunista prefieren mirar de lado en cuanto a las FARC se
refiere; unos, para no indisponerlas en su contra y evitar
así operen en sus territorios. Otros, por temor a indisponer
al teniente-coronel Chávez, proveedor de maletas rebosantes
de petrodólares y del abastecimiento de los tan
indispensables hidrocarburos para sus economías. Sin contar
con el débil nivel de visión política y la dramática falta
de visión histórica que caracteriza hoy a la clase política
que detenta el poder en el continente, cualquiera sean sus
creencias doctrinarias.
La reciente
gira por Europa realizada por Álvaro Uribe, ha demostrado
que su tenacidad le esta rindiendo frutos; el tratamiento
que se le ha prodigado esta vez; tanto por los gobiernos
como por la opinión publica, así como por la Unión Europea,
lo ha demostrado ampliamente. En contraste con el viaje
anterior del mandatario colombiano, en que las FARC lograron
activar los grupos de apoyo con los que cuentan en Europa,
creándole una atmósfera hostil, cuyo clímax fue el desaire
que vivió en Bruselas, cuando izaron una caricatura en la
fachada que lo comparaba a Hitler y parlamentarios europeos
abandonaron la sala al hacerse él presente en el recinto.
Hoy al contrario, fue recibido por Xavier Solana,
representante de la Unión Europea para la política
extranjera, que de entrada le manifestó de manera tajante su
negativa al pedido de Hugo Chávez porque “no hay razones
para excluir a las FARC de la lista de grupos de
terroristas”, como lo ha pedido el gobierno de Venezuela.
Todavía
quedaban las secuelas del paso de Hugo Chávez por Paris
cuando llego sin las prometidas pruebas de vida de los
rehenes. Hecho que trató de disimular, sin éxito, usando y
abusando de su estilo circense, al cual se le ha agregado el
personaje barroco de la colombiana Piedad Córdoba. En
cambio, tanto el discurso como el sequito que acompañaba al
presiente colombiano, dio muestra de seriedad, austeridad y
compostura, contrastando radicalmente con el estereotipo del
latino-americano, revolucionario y folklórico, actuando en
el papel, que tanto gusta en ciertos medios europeos, del
“buen salvaje”.
El discurso
de Uribe en la conferencia de prensa que realizo en Paris,
en el mejor estilo de un estadista a la manera de Rómulo
Betancourt, expreso con vehemencia su programa de acción que
de manera muy cartesiana desgloso en tres puntos. Primero,
hizo una introducción en la que expreso su agradecimiento al
Presidente Sarkozy “de quien siempre había recibido apoyo
incluso desde cuando éste era Ministro del Interior” y con
quien “todos los temas se han coordenado de manera
excelente”.
Luego pasó
al enunciado de los tres puntos que constituyen de hecho una
filosofía de acción, que parecerían servir de revelador de
cuanto hay de desatino, por no decir delirio, en las ideas
que motivan a su vecino venezolano. Las premisas
desarrolladas por Uribe tienen la cualidad de la claridad y
del buen sentido; elementos ausentes en quienes practican
indigestiones doctrinarias. 1 - seguridad desde la
democracia. Álvaro Uribe explicó que no incurrirá como
sucedió en el pasado en otros países del continente, en su
lucha contra la guerrilla, en violaciones de los derechos
humanos. Aclaro que en Colombia existe una democracia; que
en otros países la guerrilla logro legitimidad por oponerse
a dictaduras, en cambio en Colombia la “guerrilla maltrata
la democracia”. Que en sus comienzos las FARC actuaban
movidas por una ideología, que ha degenerado en un grupo
mercenario que practica la delincuencia e incurre en
delitos de lesa humanidad. 2 – Promover una política de
inversiones desde y en la ley, condición de creación de
riqueza para forjar una economía sana. Léase, la guerrilla
atenta contra la dotación tecnológica del país, incendia
campos petroleros, y su economía estriba en el comercio
ilícito de la droga. 3 – desarrollar una política social
desde la base de la libertad. Contrariamente a la guerrilla,
que no ejerce justicia, sino que tortura, humilla y veja a
los rehenes, los guerrilleros presos gozan de todas las
garantías de la ley.
En cuanto a
hechos prácticos en relación a los rehenes, manifestó que
esta dispuesto a declarar una zona de encuentro rural a
efecto de entablar el dialogo con las FARC, alejada de
centros militares y policiales, y desde donde no se ponga en
riesgo a la población. De ahora en adelante actuara como
mediador la Iglesia. Además anunció que reactivó el
mecanismo del Grupo de facilitadotes del diálogo, integrado
por España, Francia y Suiza que “debe trabajar articulado
con la Iglesia”. Tampoco se opone a la presencia de
observadores internacionales, ni a un “intercambio simple” a
“condición que no colabore con la recuperación de las FARC”:
sobre entendido, como fue el caso de la mediación de
Venezuela. En ese sentido, fue particularmente vehemente al
afirmar que “no se pude permitir que las FARC recuperen su
capacidad de hacer daño”, pues es evidente que el Estado
colombiano ha logrado debilitarlas. Las pruebas de ello
sobran, en la cacofonía demostrada en el caso de la
liberación de los rehenes y en particular, del hijo de Clara
Rojas, el pequeño Emmanuel.
El hecho de
que en la conferencia de prensa en París, ningún periodista
francés le preguntara por el caso de Ingrid Betancourt,
demuestra hasta que punto, ha cambiado la matriz de la
opinión pública a quien los allegados a la rehén, como la
maquinaria de propaganda FARCO/venezolana, habían inducido
en la sugestión de que el culpable de su calvario era el
gobierno colombiano y no las FARC
En cuanto a
la pregunta acerca de la actitud que pensaba tomar ante las
agresiones verbales del presidente de Venezuela, declaró
que “prefería no referirse al tema por respeto al pueblo
venezolano, por el que sentía un particular afecto”.
Aclaró, al
ser aludido por la pasión de Nicolás Sarkozy de liberar a
Ingrid Betancourt, que toda causa noble requiere motivación,
pues la de Sarkozy es una obsesión noble, al igual que “la
nuestra, (la de Uribe) que nos obsesiona la paz y la
democracia” .
Concluyo
diciendo que al termino de su viaje a Francia, se va
satisfecho por las palabras con las que lo despidió Nicolás
Sarkozy: “Los relojes de Colombia y Francia están
sincronizados y dan la misma hora”.
Más rotundo
ha sido el éxito de la gira por España del Presidente
colombiano a quien Rodríguez Zapatero ofreció todo su apoyo
al “gobierno de Colombia cuando debe enfrentar un problema
de su soberanía en su frontera y cuando deba determinar qué
hacer en su relación con las FARC”. Por su lado, Felipe
González declaró que “No se necesita de un show para liberar
rehenes”. Y hasta el complaciente secretario general de la
OEA José Miguel Insulza, se atrevió a declarar de que no
tiene dudas de que las FARC “han cometido algunos
(sic) actos terroristas”.
Cuán
diferente fuera la situación hoy , tanto de las FARC como de
Hugo Chávez, si las primeras hubiesen liberado a un grupo de
rehenes, entre los cuales a Ingrid Betancourt. La ley del
todo o de la nada conduce al callejón sin salida. Nunca ha
sido tan radical y tan dramática la soledad de un gobierno
como la del venezolano hoy.
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Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |