Geoffrey
Parker, en su ya clásica obra The Military revolution;
Military Innovation and the Rise of the West, 1500-1800,
demuestra que la expansión y la dominación que ejerció
Europa durante tres siglos, de 1500 a 1800, sobre gran parte
del planeta no se debió a la revolución industrial como se
suele creer, sino ante todo, a la revolución militar. El
autor analiza el momento de la expansión de las armas de
fuego y sus consecuencias en la transformación del estilo en
las operaciones ofensivas y defensivas. Los estados se
organizan en función de la guerra, dirimen sus conflictos
combatiendo en tierra y en mar y extienden sus conflictos a
otros continentes. La superioridad, producto de la
revolución militar ocurrida durante lo siglos XVI y XVII les
permitió que fundaran la primera hegemonía mundial de la
historia.
Con la
llegada al poder de Hugo Chávez, Venezuela se convierte en
un escenario de guerra civil sui generis. La
oposición ha blandido toda clase de armas institucionales,
evitando hasta ahora, volver al modelo de los
enfrentamientos armados siglo XIX tan preciado por el
presidente de la República. El empleo de lo institucional
como arma, representa de por si una revolución militar.
Mientras que el teniente coronel se rige por el modelo
militar obsoleto castrista, aliado con los llamados países
del Alba, intenta deshacerse del gobierno colombiano que
aparece como un obstáculo en medio de la zona andina, para
sus planes expansionistas. Su alianza con las FARC, al igual
que el gobierno del Ecuador, y el de Bolivia, ha tenido como
consecuencia haber transformado la guerra interna
colombiana, en guerra de carácter internacional. (Indicios
de la presencia de las FARC en Bolivia, se detectaron ya
durante el gobierno de Sánchez de Losada cuando dos
militantes de las FARC fueron apresados en La Paz bajo la
acusación de impartir entrenamiento militar al MAS.
Inmediatamente Evo Morales, entonces en la oposición, echó a
andar sus redes de apoyo, y solicitó a su amigo, el líder
alter mundialista francés José Bové, para que acudiera a
Bolivia a abogar ante el entonces presidente de la
Republica, por la libertad de “esos dos campesinos
colombianos”. Recuerdo el talante amenazante del líder
francés al dirigirse al presidente Sánchez de Lozada: en
caso de no ser liberados los dos colombianos, desencadenaría
una campaña contra su gobierno. El líder peronista argentino
Dualde, declaró en una ocasión que las FARC “habían
perforado los sindicatos argentinos”).
El gobierno
de Álvaro Uribe, en aras de racionalizar el teatro de
operaciones, comenzó por neutralizar a uno de los actores
del conflicto, las AUC (los paramilitares), y así poderle
dedicar todos los esfuerzos a los pesos pesados: las FARC y
el ELN. Pero he aquí que el expansionismo guerrero del
teniente coronel venezolano, al convertir a Venezuela,
seguido por el presidente del Ecuador, en santuario de las
FARC, ha convertido lo que era una guerra interna en guerra
internacional, obligando a Colombia a combatir también en el
plano internacional, como fue el caso del operativo militar
realizado en la zona fronteriza, en el que pereció el
segundo hombre de las FARC, Raúl Reyes.
Se ha hecho
evidente - contrariamente a lo que estuvo sucediendo hasta
finales de los año noventa -, que el ejército colombiano ha
estado actuando de manera altamente profesional. La
liquidación de Raúl Reyes, seguida de la de Iván Ríos,
segundo en la jerarquía de los responsables del frente
internacional, tras el arresto y extradición de Simón
Trinidad ocurrido en enero del 2004, precisamente en Quito,
juzgado en Estados Unidos, demuestra un dominio del terreno
y contar con un excelente aparato de información. Fueron
operaciones precisas, en las que demostraron poseer a la
perfección la técnica de la sorpresa en la conducción de la
guerra.
Mientras en
el país vecino se habla de heroísmo, de patria o muerte, de
guerrilleros del mar (para justificar esa adquisición
millonaria, el ideólogo de la guerra asimétrica, declaró que
los nueve submarinos estaban destinados a los “guerrilleros
del mar” (sic); lo que suena como el colmo del legendario
nuevoriquismo venezolano), Colombia aplica varias formas de
técnicas militares, no para hacerles la guerra, sino en aras
a neutralizar a los vecinos aliados de las FARC, cumpliendo
así con los preceptos de Sun Tzu; vencer al enemigo sin
necesidad de recurrir a las armas. Se trata de un tipo de
combate en el que priva lo psicológico, porque el objetivo
que se busca, mediante una estrategia sabiamente dispuesta,
es incidir al más alto nivel político en donde se decide o
la guerra o la paz. Pero como una nueva era de la guerra se
abre hoy, determinada por las nuevas tecnologías, lo que
significa una revolución militar, pues se trata de un nuevo
tipo de armamento que al igual que la revolución militar del
siglo XVI, la actual incide en todos los elementos:
estratégico, técnicos, tácticos , políticos y mentales. Esa
nueva arma que hoy está blandiendo Colombia, es un simple
disco duro de un ordenador que tiene un potencial de fuego,
sin parangón con los ridículo diez batallones enviados por
el teniente coronel a la frontera del país vecino cuando
estalló la crisis entre Colombia y el Ecuador a raíz de la
muerte de Raúl Reyes, pensado con ello neutralizar al
presidente colombiano. Solamente que el gobierno de Colombia
tiene muy claro cuáles son sus prioridades que en ningún
momento coinciden con hacer estallar un conflicto bélico con
Venezuela o con el Ecuador.
Toda guerra
tiene una vertiente psicológica, pero, en el escenario de
crisis diplomática actual, tal y como la desarrolla en estos
momentos Colombia, demuestra un arte de la maniobra cuyo
objetivo no es obtener efectos psicológicos, sino
neutralizar a Hugo Chávez y a Rafael Correa. Su lucha no es
contra ellos, sino en pro de su país. El presidente Uribe lo
intentó desde el principio revelando la existencia del
ordenador, dejando filtrar por cuenta gotas algunas
informaciones del contenido, con el propósito de que
entraran en razón los presidentes de Venezuela y del Ecuador
que consideraban que “sus fronteras eran con las FARC” y no
con Colombia. Pero fieles a los preceptos del castrismo que
considera que en una escalada no se debe responder con el
paso siguiente que corresponde, sino que se debe llevar la
situación hasta el extremo del enfrentamiento, en lugar de
actuar con sensatez han radicalizado su postura. Secundados
por los servicios de inteligencia cubanos, y por los
adversarios políticos de Álvaro Uribe, han desatado una
intensa ofensiva en el ámbito domestico del gobierno
colombiano, provocando una serie crisis interna con el
objeto de debilitarlo e ir preparando el terreno para actuar
en el próximo escenario electoral que se avecina en
Colombia. Entretanto, el gobierno colombiano continua su
ofensiva, demostrando su dominio en la revolución militar
que se está dando en la actualidad, que el analista de la
guerra François Géré llama la “revolución electro
informática”.
Vale la
pena recordar ante el asunto desencadenado por el disco duro
de Raúl Reyes, a Turing, el matemático británico, padre de
la informática, célebre por haber podido descifrar durante
la segunda guerra mundial los códigos secretos de la maquina
Enigma que utilizaban los nazis para enviar sus cifrados,
que fue una de las causas mayores por las que perdieron la
guerra.
Indudablemente, el informe de la INTERPOL, pone en aprietos,
no sólo a los principales implicados, los presidentes de
Venezuela y del Ecuador, sino también a aquellos presidentes
de la región que practican, con respecto a Hugo Chávez, una
realpolitik inducida por la prodigalidad de la chequera del
venezolano.
* |
Especializada en etnopsicoanálisis e historia,
consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú
y así me nació la conciencia" (1982).
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Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA |