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El plan Sarkozy
por Elizabeth Burgos
viernes, 11 enero 2008


La tan anunciada y esperada conferencia de prensa del presidente francés, Nicolás Sarkozy, tuvo lugar este martes 8 de enero. Dos temas principales despertaban particularmente el interés de los medios: la baja de la popularidad del Presidente según la última encuesta y su vida amorosa: según los analistas, la primera está en relación a la segunda. Ambos datos relacionados con su persona. El primero, en un hombre tan ávido de éxito personal, se supone debe causarle preocupación. El segundo, la celebridad y la belleza de Carla Bruni, - pese al cansancio que ya comienza a hacerse sentir en la opinión pública, por la demasiada visibilidad de la vida amorosa del presidente, - son más que suficiente como para que se sienta gratificado. Seguramente, para evitar que el interés de los medios se centrara demasiado en hechos demasiado personales, y con el propósito tomar la iniciativa y sentar el marco en el cual iba a desarrollarse la conferencia de prensa, y los temas a los que le daba preferencia, Sarkozy, a manera de preámbulo, realizó una intervención de 1 h para orientar el sentido y explicar las bases filosóficas sobre las cuales pensaba sustentar la acción de su política y los objetivos que persigue. Una noción tomada de la obra del sociólogo de izquierda Edgard Morin, “política de civilización” que ya el Presidente había mencionado en su discurso de felicitación con motivo del Año Nuevo, el 31 de diciembre 2007. “Esa política de civilización” debe contemplar la manera de “situar al hombre en el centro de la política”, “hacer más humana la sociedad”, “poner al servicio del hombre los cambios indispensables que deben ocurrir”. Actos seguido, Sarkozy enumeró las reformas que conformarán semejante empresa. A nivel institucional, la Constitución debe dirigirse a garantizar la igualdad del hombre y de la mujer y el respeto de la diversidad, y otorgar los medios para hacer posible una verdadera política de integración y hacerle frente a los retos de la bioética. Ante la severa crisis económica que atraviesa el país, algunos analistas consideran como un golpe de genio, el modificar los instrumentos de medida del crecimiento económico y poniendo el acento en los datos positivos: “tomando en cuenta la calidad y no sólo la cantidad para favorecer otro tipo de crecimiento económico”. Dos premios Nóbel de economía lo van a secundar en esa tarea, para encontrar sus propios instrumentos de medida: Joseph Stiglitz, y Amyrta Sen.

En cuanto a los problemas del medio ambiente, y al tema de los OGM, particularmente debatido en Francia, está dispuesto a “recurrir a la cláusula de salvaguarda” sobre los OGM si existen dudas serias acerca de los que se cultivan en Francia. Anunció el lanzamiento de diez proyectos d renovación universitaria para luchar contra el deterioro de las universidades francesas que deben convertirse en “espacios de convivencia y de efervescencia intelectual que estén al nivel de la idea que tenemos del lugar que ocupa el saber en nuestra civilización”.

Un anuncio sorprendente; la posibilidad de suprimir totalmente la publicidad en las cadenas de televisión públicas. La financiación provendría de un impuesto sobre las ganancias publicitarias de las cadenas privadas y un impuesto mínimo sobre las ganancias obtenidas por los nuevos medios de comunicación: acceso a Internet, telefonía móvil. En cuanto al trabajo y al nivel de vida, los dos temas que realmente motivan y preocupan a los franceses, el presidente se pronunció por la ampliación y el aumento de la participación que le permite a los asalariados de devengar “la parte que les toca en el éxito de la empresa. “No es aceptable que una empresa que haga muchos beneficios no recompense a sus asalariados”. El espinoso tema de las 35 horas, instaurado por el gobierno socialista de Lionel Jospin, Sarkozy prometió sería abrogado durante el año 2008. Medida que ha resultado lesiva, tanto a nivel económico, como a nivel de ciertos sectores, como el hospitalario en donde se debe trabajar 24 h al día. Al haber tenido que recurrir a obtener personal en horas suplementarias, ha causado un déficit enorme que se ha agregado al ya existente.

Otro tema candente, el de la inmigración. El presidente exige cumplir con la política de cuotas y clama por una jurisdicción que se ocupe del derecho de los extranjeros hasta ahora en manos de los tribunales ordinarios.

En cuanto a la influencia del capitalismo, Francia no permanecerá inmóvil frente a la subida de los fondos especulativos demasiado agresivos y ampliará la defensa y la promoción de los intereses económicos primordiales de la nación. Francia asumirá la estrategia de proteger sus empresas y darle los medios de defenderse y desarrollarse.

No podía faltar la pregunta que todos tenían en la punta de la lengua: su relación con Carla Bruni y su posible futura boda. Admitió que la elación “iba en serio” y que si boda había, seguramente lo sabrían cuando ya habría pasado. En cuanto a las críticas de mediatizar en demasía su vida amorosa y privada, respondió sin inmutarse que él no llamaba a las redacciones de los medios para que enviaran fotógrafos y cámaras. Que la culpa era de la prensa, Pero que él no estaba dispuesto a actuar como otros presidentes que mantenían en secreto familias paralelas y cuando viajaban al exterior no lo hacían en aviones y en yates privados, prestados por amigos afortunados, sino lo hacían en aviones pertenecientes al Estado a cargo de los impuesto de los contribuyentes.

La política extranjera brilló por su ausencia. El presidente aludió a la visita de Kaddafi por las críticas que le hicieron por haber recibido de manera fastuosa a un hombre “culpable de terrorismo”, cuyo respeto de los derechos humanos deja mucho que desear. Sarkozy explicó a su manera, que Kaddafi era un arrepentido del terrorismo y a ese título se le podía frecuentar y que cuando se invitaba a alguien, no era para humillarlo, se le debía tratar bien. De la misma manera que también que se hablaba con Chávez, pues no se debía romper el diálogo con ningún gobierno. El pronunciar el nombre de Chávez de pasada, fue la única alusión que hizo y de manera muy indirecta del caso de los rehenes. Por lo demás, ningún periodista formuló ni la más mínima alusión al caso de Ingrid Betancourt.

Edgard Morin, el sociólogo que pese a su intención ha inspirado al presidente, pese a “tratar de inspirar desde años a la izquierda que nunca lo ha escuchado”, como antes la “fractura social” del antropólogo Emmanuel Todd, inspiró a Jacques Chirac, opina que Nicolás Sarkozy es una mezcla de desviacionista y de conformista, que en el fondo se desmarca del estilo normal de su propio partido. Opina que su campaña electoral fue digna de la campaña de Bonaparte en Italia. Logró neutralizar a su derecha, a su izquierda, a recuperar votos, a rodear el centro, a pretender realizar una ruptura mientras, en los hechos, aseguraba la continuidad del partido. Lo considera un estratega genial, pero entrampado por la situación y todas las promesas que no podrán realizarse. Sin embargo, no excluye que Nicolás Sarkozy pueda operar una reconversión, porque si aludió a la “política de civilización” es por él ha sentido que existía un vacío.

Los periodistas tendrán la oportunidad de vivir durante el mandato de Sarkozy la experiencia de las conferencias de prensa, que por momentos toman el sesgo de pugilato, pues anunció que realizaría ese ejercicio con frecuencia. Seguramente siguiendo el ejemplo de de Gaulle, que durante su presidencia realizó 17, mientras que Jacques Chirac, poco dotado para el contacto con la prensa, apenas realizó 4 en 12 años de ejercicio del poder.

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 Especializada en etnopsicoanálisis e historia, consejera editorial de webarticulista.net,
autora de "Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia" (1982).
- Artículo publicado originalmente en el semanario ZETA


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